Escritos Paranoicos / Polosecki – Sálmacis, 2024 – [Presentación de formato E-book, 329 páginas]

Nueva edición, año 2024, corregida y ampliada. Además de los escritos ya conocidos, esta edición incluye “Una traducción imposible”, un texto inédito referido a Polosecki, a su relación con un escritor argentino que se suicidó en medio del desprecio editorial y que hoy es de culto, y a las riesgosas batallas ideológicas de quien se aferra a la bandera heterodoxa. Luego de la imagen de tapa pueden encontrar, el texto de contratapa, el índice y finalmente un video descriptivo con más información.

CONTRATAPA: Los textos reunidos en Escritos Paranoicos / Polosecki, indagan, a partir de la figura de Gustavo Fabián Polosecki [1964-1996], la oscilación y la fusión entre paranoia, locura, anarquismo místico, revolución y el enigmático gesto final suicida. En sus últimos días en el Tigre, Fabián “…estaba muy insistente con el tema de concientizar para una revolución, pero no me sonaba a algo anarco, sino a algo organizado y sistémico…”- comentaba un amigo de Polo, con una particular perspectiva sobre ese objetivo revolucionario. Esta discusión –que está atravesada por el sentido común, la inconsistencia ideológica y las contradicciones- se replica de alguna manera en la biografía de periodistas locales heterodoxos como Enrique Symns a quien Polosecki admiraba, y Salvador Benesdra quien se suicida coincidentemente en 1996. Además de los seis textos recopilados, uno de ellos hasta este momento inédito, el volumen incluye la transcripción de artículos periodísticos con la firma de Polosecki, la lista de sus programas, sus premios, los homenajes y una bibliografía que abarca la producción surgida de la historia de vida de este ícono cibercultural disidente.

ÍNDICE

PRESENTACIÓN / p.  5

POLO MÍSTICO / p.  14

FABIÁN POLOSECKI, MÍSTICA Y ANARQUISMO / p.  32

POLOSECKI. A VEINTE AÑOS DEL SUICIDIO DE UN DISIDENTE / p. 92

EL FANTASMA / p.  108

POLOSECKI & SYMNS CONTRA ESTE SITIO INMUNDO / p.  214

UNA TRADUCCIÓN IMPOSIBLE / p. 226

TRANSCRIPCIONES DE ARTÍCULOS / p.  280

El zorro interminable   

Bob Dylan, Oh Mercy (Cbs)   

Se fue Highlander. ¿Qué quedó?   

ARCHIVO POLOSECKI / p.  287

Periodista / autor / p.  288

Ciclos televisivos / p. 292

Premios / p. 296 

Proyectos inconclusos / p. 296    

Ecos e influencia / p. 296 

Bibliografía / p. 305

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´Org´ de Birri y la violencia estética [2018]

Durante la primera semana de agosto de 2018, el Cine Municipal Select [Centro Cultural Dardo Rocha, La Plata] homenajeó al reconocido director Fernando Birri, nacido en Santa Fe en 1925 y fallecido hace unos meses, a fines de 2017, a los 92 años.

   La enorme tarea de Birri como cineasta fue condensada allí mediante la exhibición de “Tire Dié” [1960], de “Los inundados” [1961], de “Org” [1978], de “Mi hijo el Che” [1985], de “Un señor muy viejo con alas enormes” [1988], de “El Fausto Criollo” [2011], incluyendo la película de Carmen Guarini, “Ata tu arado a una estrella” [2017].

   A “Org”, la tercera en esa lista, –joya, rareza, vómito, cataclismo, monstruosidad, delirio, cachetada, patada directa al sistema nervioso central- Birri la concibió durante sus años de exilio en Italia, hasta acabarla en 1978 y estrenarla en 1979 en el Festival de Venecia. Fue pocas veces exhibida y estuvo al límite de la desaparición.

   El collage de infinitas imágenes contenidas en 26.000 cortes y el constante sampleo de 700 tracks de sonido, según los datos que ofrecen las reseñas publicitarias, convierten a sus casi tres horas en una placentera sesión de tortura sensitiva que provoca admiración, irritación, pasmo, inquietud, ansiedad, lo que sea, menos indiferencia.

   Con sus raíces en el cine político de los años sesenta, “Org” pasa de sugerir y/o contar la historia futurista de un poliamor queer (basada en un texto de Thomas Mann) a la exposición de las posturas estético-ideológicas de Jean-Luc Godard, Roberto Rossellini, Jonas Mekas, Glauber Rocha, Osvaldo Getino, Pino Solanas, Herbert Marcuse, Fidel, el Che, Mao, los propios actores, algunos ancianos tomando sol en una plaza de Roma, mezclada con la mirada de un prestidigitador de feria, cartas de tarot, largas secuencias de fundido a negro, sobreexposición al límite del blanco, repetición de escenas atómicas, insistencia en paisajes de playas y acantilados, referencias al viaje a la luna de George Meliés, indicaciones sobre el mundo de la historieta (viñetas, onomatopeyas, Batman), alcanzando por momentos ecos y tonos del cine porno y gore.

   “Org” es una pesadilla no narrativa, es una provocación al espectador al que interpela como ´traidor´ o como ´cobarde´, un panfleto virtuoso y egocéntrico que no duda en bajar línea sobre lo que debe ser hecho (Birri incrusta un par de instrucciones o decálogos) así como tampoco duda en dejar, por minutos, un plano fijo con páginas de libros cuyos párrafos sugieren que el espectador tiene que ser instruido política, ideológica y estéticamente. Es una propuesta que incomoda y que violenta a quien decide permanecer frente a la pantalla, por interés artístico, económico (en este caso, la entrada era libre) o por no tener otra cosa que hacer más que experimentar el absurdo.

   La apelación a la violencia está en la base de la propuesta de la propia película. La catarata de imágenes y de sonidos chirriantes quiere efectivamente abrumar como si la maquinaria narrativa exacerbara el aluvión de miasmas perceptivos a los sin cesar estamos expuestos y lo hace con conciencia –llamémosle- revolucionaria.

   En ese contexto, allá por las dos horas de proyección, el fragmento de un texto político (escrito en italiano) nos comunica en primer plano que el uso revolucionario de la violencia está justificado por la necesidad de enfrentar al sistema capitalista que no es otra cosa que violencia. Entre los ejemplos y argumentos son mencionados los obreros oprimidos y apaleados y también se subraya la situación de la mujer en India y en América del Sur. Por todo esto -indica- es necesario “legalizar la violencia”.

   Legalizar la violencia política, legalizar la violencia estética.

   Violencia en la pantalla, en el cerebro del espectador y entre los espectadores.

   La función estreno del sábado 04 de agosto comenzó pasadas las 21.30 hs. con una veintena de asistentes y terminó cerca de la una de la mañana del domingo platense con no más de cinco butacas ocupadas. Poco a poco la mayor parte de la concurrencia se había deslizado hacia el gélido exterior, escapando de Birri o de sí mismos, incluyendo en esta cobarde deserción a un par de jóvenes que a carcajadas comentaron repetidas veces el sin sentido fílmico alentando el progresivo odio de algunos cincuentones que pidieron silencio cada vez más enconados hasta rozar la querella anónima. En definitiva, ningún asistente logró ponerse a salvo del error –irse, quedarse, dormitar, espiar el celular- una vez alcanzadas sus retinas por los destellos del desquiciado film.

   En un mundo de experiencias absolutamente devaluadas, ir a guapearle la parada a la monumental “Org” es una aventura estética y política difícil de olvidar.///                        

NOTAS:

Este texto fue publicado en agosto de 2018 en Revista Colofón con mínimas variantes. (En YouTube hay versiones disponibles de “Org”.)

En este mismo blog me referí a la figura de Birri en la recopilación dedicada al cineasta Jorge Giannoni

Sobre ´Org´ pueden leer este texto de 2019 publicado en revista Cine documental. Se trata de un acercamiento específico y es posterior a esta reseña.

Existe una eventual conexión entre Birri y Pablo Szir mediante el cine político.

Entre Massuh y Aguer, la ciencia ficción católica de monseñor Capanna

Los homenajes ofrecidos a Pablo Capanna (1939- ) en estos últimos años están sin dudas asociados a su agotamiento discursivo. Todo lo que publicó como ensayista y crítico no les permite a sus epígonos generar otros ensayos ni otros textos críticos, sino apenas provocar la genuflexión con la esperanza totémica de que ese gesto les traslade algo de su pericia. En ese sentido, así como es difícil dudar de ésta, también es razonable cuestionar la perspectiva que la sostiene. La postura de llamar a su catolicismo ´humanismo cristiano´ es por lo menos ingenua si consideramos los datos que les presentamos a continuación.

¿Anticipará la pereza imitativa de Proyecto Syrco?

La mitología personal de Pablo Capanna incluye una anécdota que le cuenta a Carlos Gardini en revista Minotauro (N° 1, 1983, 2da época), acerca del origen de El sentido de la ciencia-ficción (1966). Hacia mediados de los años sesenta Capanna asiste a un seminario académico sobre experiencia religiosa dictado por Víctor Massuh a quien le presenta como monografía un texto dedicado a H. P. Lovecraft cuando nadie –se ufana- conocía a este heterodoxo. A Massuh le interesa el texto y tiempo después recomienda al joven a una editorial que buscaba publicar un libro sobre ciencia ficción y lo rechazan:

“Yo veo a este señor [Héctor Giovannini, director de Editorial Columba] y le hablo de la posibilidad que me mencionó Massuh [de escribir un libro sobre el género], pero [Giovannini] me dice que lamentablemente el libro lo iba a hacer Borges. Yo guardo mis papeles… Después resultó que Borges tenía mucho trabajo y a los dos o tres meses dijo que no.” (Minotauro N° 1, p. 53) 

   La distancia entre Borges y un joven profesor es en principio desmedida –uno y otro no parecen comparables ni sustituibles- sin embargo, frente a la negativa del escritor, Capanna toma la posta y redacta el libro en menos de un año.

   Es probable que algo de aquel material que no conocemos de Borges se corresponda con los párrafos que le dedica a la ciencia ficción, junto con Esther Zemborain de Torres Duggan, en Introducción a la literatura norteamericana (1967). La comparación rápida entre ambos textos destaca perspectivas opuestas. En esos párrafos, el gnosticismo de Borges celebra, por ejemplo, la ciencia ficción de Alfred Elton Van Vogt y de Lovecraft, mientras que en El sentido de la ciencia-ficción el catolicismo de Capanna cae pesadamente sobre la narrativa de Van Vogt (´mala, embrollada´, indica) e incluso llega a decir que la “obra [de Lovecraft] no pertenece estrictamente al género”.

   Años más tarde, en una entrevista motivada por la reedición de aquel libro ahora llamado Ciencia ficción. Utopía y mercado (2007), Capanna modifica la ficción de origen. Omite la competencia, y dice recordar que Leonor –la madre del escritor- se lo leyó a Borges y que éste atacó su tono académico valorando el contenido. “Que Borges dijera que era bastante completo era casi como que dijera que era bueno. Para mí fue un elogio.” (“El futuro llegó hace rato”, Página/12, febrero de 2008)

   El factor común entre estas versiones no coincidentes es una paradoja. El heterodoxo Lovecraft es la llave simbólica que le posibilita publicar a Capanna: este, una vez terminado el libro, lo expulsa del género en un gesto arbitrario para la historia de la ciencia ficción. En un sentido semejante, Capanna apela al elogio del gnóstico Borges para justificar su tarea, pero ni entonces ni nunca le reconocerá al autor de “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” [1940] el poder de su amplia ciencia ficción hermético-gnóstica. Este silencio –uno de sus mayores yerros intelectuales-, y la expulsión del escritor norteamericano del género, demuestran que su credo católico tenía y tiene para él más peso que la ciencia ficción.

   El rechazo al ocultismo y a los esoterismos se advierte en la lectura distorsionada del gnóstico Philip Dick cuyo “…´misticismo´ –herético, para un cristiano como yo- no convencía…” (Capanna, Idios Kosmos, 1995, p. 136). El abordaje condicionado se repite con otros heterodoxos, y parece tratarse de una demarcación de territorio –o de una neutralización- antes que de una interpretación entusiasta.

   La línea católica sostiene la producción filosófico-teológica y crítica de Capanna desde el espaldarazo inicial del Víctor Massuh, se advierte en La Tecnarquía (1973), libro que indaga en la civilización técnica, está en los artículos sobre ecología publicados durante los setenta en la revista Criterio, así como en su conferencia “Crisis de la racionalidad. El discurso esquizoide del mundo postindustrial” en el seminario ´¿Adveniente cultura?´ del Consejo Episcopal Latinoamericano (1986), hasta alcanzar Natura. Las derivas históricas (2016), volumen que dice referirse a las versiones de ´naturaleza´ y que es una homilía.

   Retornemos a editorial Columba. Hacia marzo de 1966, fecha de la ´Nota Preliminar´ que lo encabeza, El sentido de la ciencia-ficción está terminado; en octubre de ese mismo año lo imprimen. La conexión con Massuh y la posterior redacción se inicia al menos en 1965. Mientras preparan la impresión, a mediados de 1966, ocurre el golpe de Estado que lleva al poder a Onganía; un mes después sucede contra la UBA la violenta intervención conocida como ´La noche de los bastones largos´ (29/07/1966). Con estas condiciones, el intelectual católico Massuh acepta dirigir el Departamento de Filosofía, hecho que lo marca y que se proyecta hacia una nueva instancia cuando, durante la última dictadura cívico-militar, se convierte en embajador ante la Unesco donde llega a ocupar cargos directivos (1978-1983).

   Es difícil determinar si estos claroscuros empañan la tarea intelectual de Massuh y, por extensión, la de Capanna. Tal vez podríamos aceptar el mal de época para el primero y en lo que respecta al divulgador ítalo-argentino comprender que tanto su crítica de ciencia ficción como su saga filosófica están basadas en una matriz teológica –tecno-católica- y dejar que cada uno saque sus conclusiones.

   Sin embargo, tenemos algunos otros datos a mano.

   Entre los antecedentes mencionados por Capanna para uno de sus últimos libros, Natura (2016), están, por un lado, los artículos sobre ecología de los años setenta en la revista católica Criterio (“…que suele expresar de modo informal el punto de vista del episcopado” [1] y que mantuvo a partir de 1976 una posición compleja, reclamando la intervención del ejército para detener a los grupos revolucionarios, pero rechazando la violencia extrema [2]); y, por el otro, ´el librito sobre la New Age´, es decir, El mito de la Nueva Era. Vino viejo en odres descartables (Ediciones Paulinas, 1993), pequeño volumen que ataca una y otra vez a las espiritualidades no-católicas.

   Ese librito es amigo de otro del mismo año, a cargo de otra editorial católica, Claretiana, llamado Contactos extraterrestres, volumen con 64 páginas, tapa verde, blanca y roja.

   Contactos extraterrestres fue publicado dentro de ´la serie Tercer Milenio dirigida por Monseñor Héctor Aguer, obispo Auxiliar de Buenos Aires´. En el pie de imprenta el censor Aguer da su ´nihil obstat´: “nada obsta a la Fe y Moral católicas para su publicación”. Y el ´imprimatur´, la autorización de impresión, recae en manos del Monseñor Doctor Eduardo Mirás, vicario general del arzobispado de Buenos Aires.

La contratapa advierte:

“Frente a los múltiples planteos que presenta esta nueva corriente cultural denominada ´New Age´ o ´Era de Acuario´, es necesario poner en claro las ideas que exponen los seguidores de esta forma de ver la vida y… dar un enfoque cristiano crítico a la visión filosófica que éstas sustentan. Con la presentación de esta colección ´Tercer Milenio´, dirigida por Mons. Héctor Aguer, se pretende desarrollar y a la vez esclarecer en sus distintas publicaciones, la perspectiva cristiana para esta cantidad de corrientes seudo religiosas apoyadas en estas ideas y que han llevado a numerosas personas por caminos verdaderamente peligrosos.”

   No es aquí lugar para desandar la leyenda negra de Monseñor Aguer, que fue expuesta en detalle en el libro de P. Morosi y A. Lavaselli, El último cruzado (2018). Tal vez sea suficiente indicar -como muestra- que a inicios de los años setenta, mientras estaba dentro de la parroquia La Redonda del barrio de Belgrano, jóvenes feligreses agrupaban bajo el nombre Triple A, a los sacerdotes Aguer, Amado y Aloisio (p. 41).

   Por eso cuando en la contratapa de 1993 se mencionan ´caminos peligrosos´, esos caminos podrían ser para los editores los del comunismo. En La Tecnarquía de 1973 los enemigos del catolicismo eran para Capanna hippies, nihilistas y marxistas. En Natura, editado por la Universidad de Quilmes, le pone otro nombre: “El ateísmo alogénico [Allógenes = gnosticismo] prefiere afirmarse por la vía de la profanación, el sacrilegio, la blasfemia. En el caso de que sea algo más que una provocación hacia los creyentes, es un acto de rebelión contra un Dios cuya existencia niega…” (p. 199)

   En Contactos extraterrestres el ataque arrecia contra ambos: “Al igual que los movimientos gnósticos de todos los tiempos, [la New Age] niega la responsabilidad personal, pues sostiene que no hay mala voluntad en ninguno de los actos humanos, sino apenas ignorancia.” (p. 12). En continuidad, afirma que “…el nuevo siglo ya ha comenzado en 1989, como sugiere acertadamente la encíclica Centesimus Annus. El último de los regímenes totalitarios, el que quiso convertirse en la Iglesia del Ateísmo, ha caído sin estrépito, sin que se produjera esa terrible guerra nuclear que temimos…” (p. 37-38)

   Al amparo editorial de monseñor Aguer, Capanna ataca a los ateos: comunistas, anarquistas (nihilistas / gnósticos), socialistas, esotéricos, espirituales (hippies), observadores de ovnis. Su ultracatolicismo le hace cometer la falacia de asociar ´gnosticismo / esoterismos / nueva era (era de acuario) / ovnis´ atravesando con la misma bala una filosofía y un producto de la cultura de masas.

La virulencia de Capanna contra los gnósticos -a los que conoce bastante mal- se explica recursivamente por la conexión histórica y conceptual con anarquistas, comunistas y ´hippies´. En el comienzo de la era cristiana, al menos una corriente gnóstica, disidente frente a lo que sería el catolicismo, adoptó una vida comunitaria no jerárquica en la que los roles se intercambiaban, donde las mujeres alcanzaban el mando; eran grupos no urbanos, por lo general vegetarianos, que meditaban y que, basados en la espiritualidad oriental, consideraban a Jesús más un chamán que una divinidad (Elaine Pagels, Los evangelios gnósticos, 1979). Aquellos gnósticos disputaron con los católicos, perdieron y fueron declarados herejes.

   La imaginería gnóstica –atenta a mundos concéntricos, dioses abúlicos y torsiones temporales- incide en el desarrollo de la ciencia ficción; de allí que la perspectiva católica de Capanna rechace esta vertiente, argumentando sesgadamente que el género se conecta de forma casi exclusiva con el método científico consolidado a partir de la Revolución industrial. El factor cientificista es el disfraz de su credo católico.

   Dicho esto, repregunto: ¿es plausible conectar los puntos sombríos de Massuh, la beligerancia confesional de Aguer y la tarea intelectual de Capanna?

   En principio no de modo directo, aunque es necesario considerar que los humores de homilía más que de divulgación disuelven la seriedad de todo el espectro de sus investigaciones. Cuando Capanna ataca, lo hace ciego si el enemigo es el gnosticismo o el marxismo.

   Un ejemplo de esto es la figura de un científico invocado en una conferencia de 2019 en la Universidad de Córdoba, “Superhombres y post-humanos” -me refiero a J. B. S. Haldane (1892-1964). Para Capanna, el científico Haldane –que era marxista- sería el primer eslabón de la manipulación genética, entroncando en la actualidad con el transhumanismo (y con la biotecnología). Esta innovación que sin duda podría ser discutida, tenía un matiz racista, según deja entrever el conferencista.

   Ahora bien, la exposición de Capanna toma otra dimensión si consideramos que Haldane desarrolló una hipótesis sobre el origen de la vida a partir del paradigma de la acción de los virus, en tanto materia inerte que inmersa en el caldo primordial genera formas de vida. El detalle negativo de esta hipótesis coevolutiva para Capanna es que se trata de una tesis contraria al creacionismo cristiano, y por eso subraya e insiste con la manipulación genética.

   Lo insólito es que esta tergiversación respecto de Haldane -y que se repite con otros temas- ocurre frente a un público académico. La responsabilidad del coro se advierte también en el caso de la ciencia ficción. Su erudición parece ser tal que ¿quién sería capaz de contradecirlo?

   Contactos extraterrestres fue publicado en mayo de 1993. El imprimatur le fue otorgado por el arzobispado porteño el 28 de diciembre de 1992. Acaso las andanzas por el Río de la Plata de un crítico ultracatólico escudado en su interés por un género popular, mantengan cierto carácter indeterminado entre la atrocidad y el chiste (nada) inocente.//

Notas:

[1] P. Morosi – A. Lavaselli, El último cruzado. Aguer, 2018, p. 87.

[2] Ver este artículo

{Versión inicial de este texto}

Escritos Paranoicos / Polosecki -Sálmacis, 2024- [Ebook]

Nueva edición año 2024, corregida y ampliada. Incluye “Una traducción imposible”, texto inédito referido a Polosecki, a su relación con un escritor argentino que se suicidó en medio del desprecio editorial y que hoy es de culto, y a las riesgosas batallas ideológicas de quien se aferra a la bandera heterodoxa. Luego de la imagen de tapa pueden encontrar el índice.

CONTRATAPA: Los textos reunidos en Escritos Paranoicos / Polosecki, indagan, a partir de la figura de Gustavo Fabián Polosecki [1964-1996], la oscilación y la fusión entre paranoia, locura, anarquismo místico, revolución y el enigmático gesto final suicida. En sus últimos días en el Tigre, Fabián “…estaba muy insistente con el tema de concientizar para una revolución, pero no me sonaba a algo anarco, sino a algo organizado y sistémico…”- comentaba un amigo de Polo, con una particular perspectiva sobre ese objetivo revolucionario. Esta discusión –que está atravesada por el sentido común, la inconsistencia ideológica y las contradicciones- se replica de alguna manera en la biografía de periodistas locales heterodoxos como Enrique Symns a quien Polosecki admiraba, y Salvador Benesdra quien se suicida coincidentemente en 1996. Además de los seis textos recopilados, uno de ellos hasta este momento inédito, el volumen incluye la transcripción de artículos periodísticos con la firma de Polosecki, la lista de sus programas, sus premios, los homenajes y una bibliografía que abarca la producción surgida de la historia de vida de este ícono cibercultural disidente.

ÍNDICE

PRESENTACIÓN / p.  5

POLO MÍSTICO / p.  14

FABIÁN POLOSECKI, MÍSTICA Y ANARQUISMO / p.  32

POLOSECKI. A VEINTE AÑOS DEL SUICIDIO DE UN DISIDENTE / p. 92

EL FANTASMA / p.  108

POLOSECKI & SYMNS CONTRA ESTE SITIO INMUNDO / p.  214

UNA TRADUCCIÓN IMPOSIBLE / p. 226

TRANSCRIPCIONES DE ARTÍCULOS / p.  280

El zorro interminable   

Bob Dylan, Oh Mercy (Cbs)   

Se fue Highlander. ¿Qué quedó?   

ARCHIVO POLOSECKI / p.  287

Periodista / autor / p.  288

Ciclos televisivos / p. 292

Premios / p. 296 

Proyectos inconclusos / p. 296    

Ecos e influencia / p. 296 

Bibliografía / p. 305

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Sor Juana y la ciencia ficción, o las consecuencias de una crítica paranoica [2011]

SOR JUANA Y LA CIENCIA FICCIÓN, O LAS CONSECUENCIAS DE UNA CRÍTICA PARANOICA

Más información sobre Sor Juana y la ciencia ficción

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En el siguiente artículo me propongo indagar cuál sería el resultado de releer la obra –con eje en el poema “Primero sueño” (1685)– de Sor Juana Inés de la Cruz (Virreinato de Nueva España, ¿1648/1651?-1695) a partir de la ciencia-ficción (cf). En la “Primera Parte” especifico el protocolo de lectura. Considero como altamente productivo re-narrar (“volver a contar”) las lecturas, las interpretaciones y ciertos textos de la monja jerónima en base a rasgos codificados por la cf a través de datos laterales y/o fragmentarios –un acercamiento de índole “paranoico”. La hipótesis se estructura como una “ucronía” (qué pasaría si Sor Juana hubiera escrito cf) convertida en “historia”: Sor Juana escribió, al menos, un texto de cf. “Primero sueño” contiene in nuce dos elementos con descendencia en la producción posterior de cf en Hispanoamérica: el viaje astronómico (espiritual) y la tradición hermética (el ocultismo). El ocultismo funciona como puerta de entrada para pensar ese poema de cf y su relación con el género (gender/genre) en la configuración de un “ideal andrógino”. En la “Segunda Parte” ensayo mi propuesta de relectura paranoica. Reviso “Primero sueño” por medio de un tópico de la “ciencia ficción barroca”: la indeterminación en la distinción “original” (realidad empírica) / “copia” (realidad virtual). Este análisis intenta demostrar que el poema se inserta en una tradición de cf que privilegia el viaje a través del mundo interior (inner space) de un complejo cuerpo cyborg en detrimento del viaje astronómico (outer space). En ese recorrido, el cine de cf posmoderno es determinante.

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“Muy a menudo, el artista fracasado que vive reprimido en el espíritu del crítico busca un desahogo entretejiendo una novela crítica, o sea [proyecta] sobre el autor una luz ajena a él, que altera su figura, modernizándola… El crítico utiliza… esas aproximaciones, como un hábil cocinero sus salsas y especias, para disfrazar los manjares.”

Mario Praz, La carne, la muerte y el diablo en la literatura romántica

Breve prólogo

La historia que narraré a continuación tiene su primera, en realidad su penúltima, estación unos tres lustros atrás –mediados de la década del noventa- en Ciudad de México y remonta sus orígenes hasta las postrimerías del siglo XVII cuando dicha ciudad formaba parte de un entramado geopolítico más complejo y extenso cuyo nombre era Virreinato de Nueva España. En aquel momento, lo que hoy aparece como ´continente americano´, no estaba fragmentado en norte, centro, sur. Ese Virreinato abarcó América Central, las islas del Caribe, las Filipinas y una parte de los actuales Estados Unidos de Norteamérica, amén de México.

En Ciudad de México, hace ya varias centurias, durante la segunda mitad del siglo XVII, vivió y escribió la novohispana Sor Juana Inés de la Cruz, una mujer única en muchos sentidos. Seguramente, muchos de ustedes han accedido a fábulas en las que el más lejano futuro se pinta como el más remoto pasado, mundos donde los seres extraordinarios son monstruosamente ambiguos -¿producto de una vertiginosa evolución, ejemplares de una sin igual regresión?-, mundos donde las fronteras nacionales -como las conocemos- han dejado de existir y han sido reemplazadas por demarcaciones imperiales. Por lo general, la ciencia ficción [cf] se encarga de esas nuevas cartografías. En este caso en particular, la cf permitirá que nos acerquemos a una figura –para nosotros remota- con una fuerza tal que aún hoy en día alienta que se piense a través de ella, una figura siempre dispuesta a tentarnos con desplazar los límites de la interpretación. Sin tomar en cuenta restricciones a priori ni de tiempo ni de espacio, leer a Sor Juana como si fuera una escritora de cf tal vez genere la oportunidad de revisitar un amplio corpus de textos latinoamericanos en los que –silentes- laten diversos futuros.

Primera Parte

Jesusa, Juana, cf: reescritura y paranoia

“Corre el… bienaventurado año 2000… el (PAN) Partido reAcción Nacional ha llegado al poder en México y restablecido la moral, y las buenas costumbres…. Cualquier semejanza con la vida real es virtual. (La escena se desarrolla en la celda de Sor Juana en el penal de Almoloya. A la izquierda el escritorio… con libros, instrumentos antiguos de geometría, pluma, tintero y una mini computadora Apple de las primeras que salieron al mercado. Al centro abajo un catre individual y arriba una macro pantalla de video. […] Sor Juana revisa muy divertida la carta que enviara Salinas a los medios de comunicación en noviembre de 1995. En la pantalla grande se proyecta el texto y una foto del ex presidente vestido de Sor Filotea.)” (Jesusa Rodríguez 1)

Estos son los primeros párrafos de “la pastorela virtual” Sor Juana en Almoloya que la mexicana Jesusa Rodríguez publicó en Debate Feminista en 1995. En ese mismo año se cumplían tres siglos de la muerte –ocurrida en 1695- de una de las escritoras más importantes de la América hispánica de todos los tiempos. En su satírica reapropiación política de Sor Juana, Rodríguez realiza una serie de gestos significativos.

El primero, y fundamental, es pensar la realidad socio-política de su país por medio de una ´Sor Juana futura´ (año 2000). El segundo es mostrar a Sor Juana presa de un poder reaccionario –y a la vez cínico (dota, por ejemplo, a la monja de un cascajo tecnológico)- que ha orquestado un complot del que no se conoce exactamente la causa. El tercero es la estrategia de Sor Juana de resistir mediante la reescritura de sus propios textos: “¡Ya sé!, voy a contestar la carta de aquel ex presidente. A nadie se le ocurrió responderla… La titularé: ´La Respuesta Zopilotea´” (Rodríguez 1). La ´reescritura´ evidencia otro rasgo central en Sor Juana. En el recorrido de Filotea (el destinatario de la famosa Respuesta a Sor Filotea de la Cruz) a Zopilotea se conjugan la metamorfosis (humano / animal [´zopilote´]) y el cambio de identidad (hombre travestido); se disuelven las dicotomías de gender; se desestabiliza la configuración patriarcal de la sociedad. [1] Rodríguez lee en las metamorfosis, el travestismo y la provocación al mundo masculinista estrategias de la monja jerónima. El quinto subraya la discusión en torno de la validez o no de la invención de la subjetividad en ´manos´ ajenas. En la versión de Rodríguez (5), Sor Juana se burla de una supuesta biografía sobre Octavio Paz-biógrafo a su vez de ella- de la que se inferiría su “androginia espiritual”. Juana fue sucesivamente categorizada –ella aventó esas hipérboles- como ´prodigio / monstruo, etc., y más tarde como ´figura masculina / lesbiana / andrógina´ para dar cuenta de su ´anormal´ intelecto.[2]

Este catálogo de operaciones cobija un factor común. Con mayor o menor pertinencia, las cuatro últimas confluyen en la primera caracterizada por el habitual ´futuro´ de la cf. No interesa tanto aquí qué hace Rodríguez, sino cómo mediante esa reapropiación genera un prisma inédito para leer o releer vida y obra de la monja.[3]

La hipótesis central de este trabajo reviste la forma de una ´ucronía´: qué hubiera pasado si… se hubiera considerado a Sor Juana como la primera escritora de cf en el continente americano. En particular, ¿qué pasaría si decidiéramos leer el poema Primero sueño [el Sueño] (1685 aprox.) desde los parámetros de la cf? [4] Una empresa de este talante, requiere de precisiones.

Ya en 1998 Emil Volek señalaba que si bien la figura de Sor Juana había sido asaltada desde diversos paradigmas (católico, modernista, feminista), permaneció irreductible a toda sistematización.[5] Su planteo alertaba no desde el escepticismo, sino desde la prudencia teórica frente a ´lecturas totalizadoras´. En lo que respecta al Sueño, Rosa Perelmuter (129-136) en su recorrido por la bibliografía entre los años 1920 y 1930 advierte que en aquel momento se estipulaba que “apenas queda [nada] por decir” sobre el poema. Hoy en día, la ingente literatura crítica dedicada a ese texto y a su autora hace imposible, o al menos dificulta, abarcar un plausible estado de la cuestión. Por eso, y con el riesgo de no ser exacto, parto del siguiente supuesto: dejando a un lado las menciones al paso, no existe un texto crítico cuyo objetivo haya sido pensar porqué es posible leer Sor Juana desde la cf y qué se deriva de ello. Perelmuter recuerda que quienes en las primeras décadas del siglo XX clausuraban las interpretaciones sobre el Sueño, ponían como condición -para renovar las lecturas- que aparecieran papeles hasta allí ignorados. No existen tales ´nuevos papeles´, sí otros modos.

En su ´pastorela´ Rodríguez reescribe fragmentos de la obra –y de la vida- de Sor Juana al mismo tiempo que hace del personaje ´Sor Juana´ la autora de esas reescrituras, y recursivamente, autora de la ´pastorela virtual´. La reescritura, inserta en una perspectiva de gender como la de Rodríguez, permite volver a contar los mitos heterosexistas de la cultura occidental. Un mito surgido de la cf posmoderna –el cyborg– es clave para comprender esta propuesta metodológica.[6] Según sostiene Donna Haraway en su célebre “Manifiesto para cyborgs”, la ´escritura cyborg´ es la tecnología propia del mito cyborg, un mito sin origen, negador de cualquier pureza, engendro híbrido que como ´herramienta crítica´ genera “…cuentos contados de nuevo… que invierten y que desplazan los dualismos jerárquicos de las identidades naturalizadas” (Haraway 300). [7]

Aplicado a Sor Juana, este protocolo de lectura tiene como fin volver a contar el Sueño (y en otra instancia, la Respuesta y otros textos pertinentes) desde la cf para más adelante revisar las mitologías que rondan su figura (aquel catálogo de la ´singular, única, rara, monstruosa´). La meta no es captar ´lo real, lo verdadero´ sino recorrer y reescribir desde ese género las múltiples capas de sentidos que los comentaristas, incluso con Juana en este mundo, depositaron sobre su biografía y sus escritos. Es un efecto de lectura que interpela a los textos sorjuanescos y a las infinitas interpretaciones. Un importante corpus de textos críticos contemporáneos detecta, pero no lo explicita, que existiría una productividad intrínseca –aunque no esencial- de indagar el ´objeto Sor Juana´ por medio de recursos y procedimientos de un género literario codificado siglos después. Tradicionalmente las lecturas críticas estructuradas en base a paradigmas genéricos como el fantástico y el policial tuvieron mayor aceptación –la excepción podría verse en determinados ámbitos norteamericanos- en detrimento del uso de la cf para organizar sus lecturas.[8] Este corrimiento del eje hacia la cf tiene una consecuencia ulterior.

El método de volver a contar –en este caso ´el mito Sor Juana´- necesita de fragmentos, de esquirlas, de datos laterales, en una apuesta crítica que roza por momentos la paranoia. Lo que puede parecer una ´broma´, es un principio rector. En 1987 en una entrevista con Ricardo Piglia, Thomas Disch (21) sugería que “tal vez la paranoia sea un rasgo específico de la ciencia ficción… un terreno fértil para las construcciones delirantes…”. Cuatro años después, se publica la transcripción de una clase en la que el propio Piglia (4-5) propone una nueva categoría narrativa. La ficción paranoica es un género que se desprende, mediante una exasperación de rasgos, de otros géneros populares confluentes como el policial y la cf. Piglia se centra en el primero, pero sus postulados bien pueden aplicarse, por hibridez genérica, a la segunda. La “ficción paranoica” surge de la tensión entre a) la amenaza: en las sociedades modernas las subjetividades, recluidas en lo privado, se constituyen contra un otro absoluto representado por el ´enemigo´, y b) el delirio interpretativo: esa amenaza latente hace que el sujeto con conciencia paranoica considere que todo orquesta “una suerte de mensaje cifrado ´que [le] está dirigido´”. Esos dos movimientos marcan la constitución de un género narrativo y operan en el planteo de una “crítica paranoica”.

Supongo (con el fin de organizar un protocolo de lectura, no de corroborar) que hubo ´un silencio deliberado´ sobre la relación Sor Juana / cf. Se trata de un ´complot´ disfrazado de ´olvido´ que llevó a los críticos a no mencionar la cf ni a tomar dicho género popular como herramienta crítica para abordar a Sor Juana (víctima y hacedora, a su vez, de conspiraciones). Probablemente, esta re-narración paranoica conducirá a un delirio crítico. Pero, como sugiere Piglia, “[en] el delirio interpretativo [hay] también un punto de relación con la verdad” (5).[9]

El Sueño como cf: viajes astronómicos y tradición hermética

El primer problema es resolver si el Sueño es un poema de cf. La afirmación inicial sería “no”. La cf es un género popular al que hay que asociar, como otros, con la aparición de una cultura de masas, con la extensión del público lector, y para este género en particular, con la consolidación de la ciencia en un sentido moderno. Esto sucede, sin entrar en detalles, durante el siglo XIX. Aún así, es muy común asistir a reconstrucciones de la ´pre-historia´ del género. Pablo Capanna (Ciencia ficción 69 y ss.) revisa algunos precursores de la cf e ironiza por la proliferación de antecedentes en la pluma de críticos interesados –en aras de un supuesto texto primario- en llevar lo más atrás posible el origen: la Biblia; un texto egipcio del s. III a.C. que narra un viaje en búsqueda de un libro mágico; los mitos platónicos; un largo etcétera. El primer antecedente algo más sólido para Capanna sería Luciano de Samosata quien durante el siglo II d.C. escribió Vera historia (narración de un viaje a la Luna) e Icaromenippus (recreación del mito de Ícaro). El mencionado Luciano tuvo una larga descendencia que alcanza a H. G. Wells y a Jules Verne en el siglo XIX, pero por sobre todo influyó en los “viajes extraordinarios” de Johannes Kepler –el Somnium astronomicum (1630 aprox.)- y en el del jesuita alemán Athanasius Kircher Iter exstaticum coeleste (1656). Para completar este breve esquema, junto a las narraciones fantásticas (de viajes con afán de conocimiento) habría que mencionar la obra de los utopistas del Renacimiento quienes, atravesados por la existencia de un “nuevo” continente, elucubraron sociedades distantes, armónicas, etc. El ejemplo paradigmático es Utopía [1516] de Thomas More.[10] Ambas tradiciones comparten los elementos especulativo, político y crítico: ´un mundo no-propio´ (ficcional) cuestiona la configuración social del presente empírico del escritor.[11]

Un detalle común para estas genealogías sobre la proto-cf, y no debe sorprender que así sea, es la ausencia del nombre de Sor Juana Inés de la Cruz. Pero, ¿existiría alguna razón para nombrarla? Por transitividad, si el Iter exstaticum coeleste de Kircher es considerado un texto de proto-cf, sin muchos contratiempos, podría también el Sueño engrosar la lista con el mínimo argumento de tener como probable fuente el texto de Kircher y, acaso, el de Kepler (Octavio Paz 476). Pero como aclara Capanna en Ciencia ficción. Utopía y mercado, las historias de la cf están mediadas por taras nacionales: para los franceses se iniciaría con Jules Verne, para los ingleses con Mary Shelley, para los norteamericanos con Edgar A. Poe y así. Nadie reclama a la Décima Musa, excepto los críticos mexicanos quienes, de todas formas, sólo la nombran. Miguel Ángel Fernández (“Breve historia de la ciencia ficción mexicana”) ubica al Sueño entre las primeras obras mexicanas en rondar la proto-cf. Gabriel Trujillo (“La fundación del porvenir”) –interesado en la poesía de cf mexicana- también menciona como primera a Sor Juana. Ross Larson (“La literatura de ciencia ficción en México”) y Ramón López Castro (Expedición a la ciencia ficción mexicana) demarcan el inicio de la cf en ese país con Sizigias y Cuadraturas lunares [1775] del franciscano Manuel Antonio de Rivas. López Castro comenta que en ese texto pionero confluyen Bergerac, Swift y Kircher, y aclara que la influencia de este último era ya evidente un siglo antes en Sor Juana, pero no la considera autora de cf. La “Chronology of Latin American Science Fiction, 1775-2005” (Molina-Gavilán et al.) determina que la cf latinoamericana se inicia con el citado texto de Rivas.[12] No hay más para decir, excepto una referencia textual indirecta sobre la conexión Sor Juana / cf.

Según Luis Cano (75 y ss.), la cf en Hispanoamérica se inicia con las obras de Juana Manuela Gorriti y Eduardo Ladislao Holmberg (segunda mitad del siglo XIX). Relaciona a la primera, por su matriz romántica, con la tradición del esoterismo, del ocultismo y de la alquimia; y ubica al segundo, más cercano al positivismo, entre los adeptos de teorías sociales de corte científico, como el darwinismo. Cano considera que Holmberg inaugura el género con el relato “Horacio Kalibang y los autómatas”, pero ejemplifica la novedad de cruzar ciencia y ficción en América Latina con la nouvelle Viaje maravilloso del señor Nic Nac [Nic Nac]. Señala en este texto la influencia -además de Flammarion- de los sueños de anábasis y de las expediciones astronómicas codificadas en los textos de Athanasius Kircher. Aclara que este autor fue introducido en el continente por Sor Juana, reenvía para más datos al análisis de Paz sobre el Sueño y detiene allí sus cavilaciones (Cano 86, nota 32).

Esa indicación lateral reactiva un tema al filo de clausurarse. Durante su análisis del Sueño, Paz se arroga ser el primero en detectar que, por medio del Iter exstaticum coeleste de Kircher, Sor Juana accede a una tradición que unifica “los viajes astronómicos” (viaje al espacio exterior) con los “sueños de anábasis” (elevación del alma) propios del corpus hermeticum (476-478).[13] Es decir, en el Sueño confluyen el ´viaje astronómico´, la ´elevación del alma´ y el ´hermetismo´, elementos que se continúan siglos después en la producción de cf en Hispanoamérica. Gorriti y Holmberg iluminan, en retrospectiva, rasgos de lo que terminaría configurándose como cf en un sentido moderno. Cano –con el fin, intuyo, de mantener el equilibrio de su hipótesis- asocia ocultismo con Gorriti y positivismo con Holmberg. Cuando se refiere al uso del ´viaje´ en la obra de este último lo desconecta de las ciencia ocultas. En su introducción a los Cuentos fantásticos, Antonio Pagés Larraya (39-43) recuerda que Holmberg estuvo interesado en el espiritismo. El esoterismo tiene una función determinante en el relato del viaje astronómico. Holmberg subtitula Nic Nac como “fantasía espiritista”.[14] Nic Nac cuenta el “viaje imaginario del protagonista al planeta Marte… realizado sólo por su espíritu-imagen, según el curioso método que le enseña el médium Seele: privarse de todo alimento hasta que el espíritu se desprenda totalmente de la materia” (Pagés Larraya 59). Este tema requiere de un mayor análisis. No hay médium en el Sueño (la mexicana rompe con el tópico del guía del hermetismo) y los alimentos en una y otra historia cumplen roles diferentes. Aún así, la conjunción entre ´viaje del espíritu / alma´ (el cuerpo permanece en reposo) asociado al ´ocultismo / espiritismo´ remite a la tradición que nace con Sor Juana y que se desliza de manera subterránea por siglos.[15]

Disjecta membra: cf, ocultismo, androginia, utopía y Sor Juana

Uno de los paradigmas recurrentes para leer a Sor Juana es el “feminismo”. Arduo en sí mismo, este modus crispa a los teóricos cuando el objeto de estudio corresponde a una episteme de signo diferente. Hay posturas escépticas: “Sor Juana no fue un subalterno y tampoco fue la portavoz de una heterodoxia que combatía el status quo y… ni siquiera se la puede considerar –si es que tal movimiento anacrónico es viable- como ´la primera feminista de América´” (David Solodkow 142). Otras se interesan más, como la de Rodríguez, en ´usar´ la figura de la monja para pensar desde una perspectiva de gender ambos contextos socio-políticos, el de producción (siglo XVII) y el de recepción (siglo XX/XXI). En esta dirección oriento mi propuesta de índole recursiva: ¿de qué manera, ocultismo incluido, la cf reafirma una perspectiva de gender y hasta dónde una mirada de gender potencia los rasgos de cf del Sueño?

Cuando me refiero a gender –una categoría que ya tiene para sí extensas bibliotecas- estoy aludiendo al planteo de las feministas norteamericanas acerca de la necesidad de no descuidar que ´la asignación de roles sexuales´ es ideológica y no natural.[16] La relación con los ´géneros literarios populares´ surge de la posibilidad de evidenciar esas asignaciones por medio de las negociaciones simbólicas que se establecen hacia el interior de los mundos narrativos. La mayor parte de los géneros populares resultan útiles para pensar el constructo social. Por varias razones que expongo en otro escrito la cf ha resultado el género (genre) más adecuado para desarmar la supuesta naturalidad de los roles sexuales (Lépori).

El final del Sueño, “y yo despierta”, indica la fuerte presencia de la subjetividad femenina en el poema. Ese “yo” no aparece únicamente en el cierre. Perelmuter (85-92) demuestra que ´la hablante lírica´ organiza el discurso poético con distintos usos de la primera persona (“mi”, “digo”, “pues”, etc.). En el contexto de vida de la monja, esto lanzaba un desafío: ¿puede una mujer conocer? La respuesta encierra una negociación.

Sor Juana distingue ´cuerpo /alma´ y estipula que el alma cognoscente es asexuada: “la separabilidad del alma racional… en sincrética versión hermético-neoplatónica [sustenta] la igual capacidad de mujeres y varones para acceder al conocimiento” (Femenías 9). Si se toma como parámetro el Sueño, cuando el alma sin sexo reingresa a un cuerpo de mujer, produce “una nueva clase de sujeto: el sujeto racional= mujer” (9). Esa unión podría ser considerada como contradictoria. La solución es una negociación: “la única posibilidad… de las mujeres para acceder al conocimiento fue la de negación de su sexo y la homologación al modelo masculino” (Femenías 13). Para Sor Juana ser mujer sabia era fundir en un cuerpo de mujer un ´alma asexuada´ que respondía a los cánones masculinos de racionalidad. Así, para justificar el saber, el escribir y el disentir de la mujer subsumida al doble sistema patriarcal civil y religioso en la sociedad virreinal, Sor Juana propone como ideal un ´sujeto andrógino´ que no desestabiliza pero que interpela al mundo falogocéntrico.[17] Jean Franco coincide. En el Sueño “el alma inquisitiva no es tanto neutra como una combinación de lo masculino y lo femenino” (70). La lucha de Sor Juana por defender su posición intelectual se materializa en la construcción de “un espacio utópico” en el que su “conocimiento y [su] poesía… pueden ´apartarse´ de las rígidas jerarquías de género”. En el “espacio utópico”, en ese no-lugar, se concreta el ideal andrógino. Ambos componentes, utopía y androginia, son consecuentes con una perspectiva de cf.[18] El impulso utópico conlleva una fuerza crítica para revisar los binarismos cristalizados en la asignación de roles sexuales en lo que respecta al acceso al saber en la sociedad virreinal y genera un no-lugar ideal para que se geste ese sujeto andrógino.

Aquí comienza a jugar un elemento intrínseco a la cf de Sor Juana. La configuración del ideal andrógino se relaciona con la tradición hermética de cuño neoplatónico heredada de Kircher. Como demuestra Linda Egan, la “androginia psicológica” de Sor Juana está directamente asociada al hermetismo (3).[19] El corpus hermeticum, y en particular el saber alquímico, estipulaba que “los contrarios esenciales… se hacen andróginos cada vez que hay concepción y nacimiento en la naturaleza” (Mariano García, “Androginia” 259). Ese corpus permitió que el ideal perviviera a lo largo de los siglos contra los intereses de la ortodoxia católica. [20] “The greatest freedom of gnosticism is the freedom to think” (Egan 14). El sujeto andrógino en Sor Juana es una herramienta para ir contra la opresión intelectual y de género y aparece como correlato objetivo de un corpus que otorga libertad de pensamiento. En consecuencia, como si fueran disjecta membra, mi lectura reúne esos elementos en un mismo constructo con epicentro en Sor Juana[21]:

  • en los inicios de la cf latinoamericana aparecen los viajes (astronómicos y del alma) junto con el ocultismo (Cano);
  • el ocultismo y el hermetismo favorecieron la pervivencia del ideal andrógino (García);
  • el ideal andrógino habita durante el siglo XIX la literatura romántica y en el siglo XX encuentra asilo en las narraciones de cf (García)[22];
  • si se considera que Sor Juana escribió un poema de cf, el Sueño (Lépori);
  • se comprende porqué como estrategia se configura en ese poema el ideal andrógino para defender el derecho de las mujeres a conocer (Femenías);
  • en qué sentido el ocultismo ocupa un lugar central en la construcción de ese ideal (Egan);
  • y de qué manera el ideal andrógino se conjuga con el impulso utópico (Franco).

Cada uno de los componentes -´ocultismo, androginia [23], impulso utópico y cf´- deambulaba aislado o en pares a lo largo de la bibliografía. Reunirlos permitió ajustar con mayor solidez la conexión cf / Sor Juana más allá de la especulación sobre las ´fuentes´.[24]

Hacia una definición génerica (gender / genre) del Sueño

En el apartado anterior trabajé con la licencia de argumentar a favor del Sueño a partir de postulados que, en muchos casos, responden a un recorrido más amplio por la obra de Sor Juana (aún cuando el Sueño y la Respuesta son centrales en la construcción de un ´espacio utópico´ que justifica el acceso de la mujer al conocimiento). Esta pequeña falla –todo entramado narrativo sufre de un punto ciego- tiene su primera instancia de reparación en una mayor concreción en lo que respecta al Sueño. A modo de transición, cierro esta “Primera Parte” evaluando el poema a la luz de una definición específica del género y espero dejar el camino allanado para en la “Segunda Parte” abocarme a leerlo específicamente desde la cf.

La clásica definición de Darko Suvin [1978] resulta adecuada a la hora de definir el Sueño como un poema de cf si consideramos la recontextualización de Cano en Intermitente recurrencia para la literatura en Hispanoamérica. Según Suvin, la cf plantea una hipótesis ficticia y la desarrolla con rigor científico con el fin de oponer un nuevo orden al conjunto de normas preestablecido. Lo ´nuevo´ (novum) provoca el extrañamiento cognitivo al cuestionar en términos ficcionales la configuración de la realidad empírica (Cano 15-16). Carl Freedman, continuador de Suvin, sugiere ampliar el alcance de la idea de cognición. Lo cognitivo excede lo científico en el sentido moderno (18). La cf busca generar un efecto (cfr. Barthes) de extrañamiento. La teología, la psicología, la filosofía, la medicina, el hermetismo, el neoescolaticismo, etc., podrían formar parte de la cognición.

Cano parte de Suvin y propone tres rasgos específicos de la cf vernácula (25-73). El tercero es el uso de ´la analogía temporal´. Los autores latinoamericanos –el Sueño no es la excepción- han preferido un tiempo presente antes que la remisión al pasado o al futuro dentro del universo ficcional. El primer rasgo –“empleo de un discurso que intenta reconstruir, imitar o parodiar las características… aceptadas como propias del discurso científico”- se aplica a un poema que compendia los saberes al alcance de la sociedad novohispana. El segundo rasgo –una “actitud crítica dirigida… a la evaluación de los proyectos o procedimientos científicos”- parece el más adecuado para determinar la singularidad del Sueño. En la América hispánica esa actitud estuvo históricamente asociada al cuestionamiento de ´trasplantes´ de paradigmas foráneos (científicos y no) a la realidad local.

En el Sueño no se critica el uso de un corpus determinado de saberes -tendría que haber sido abiertamente ´hereje´. El ´efecto de extrañamiento´ surge, en principio, de aspectos formales (su complejidad sintáctica y secuencial) y de contenido (las infinitas referencias hermético-mitológicas), pero se materializa en un ´nuevo orden´ nacido de una hipótesis desestabilizadora: cómo sería una sociedad en la que, además de hombres dominantes y mujeres dominadas, existiera otra categoría de sujeto cognoscente, el andrógino. Lo ´nuevo´ (novum) es discutir la potestad de saber, pensar y escribir en base a esa hipótesis: ¿quiénes tienen el poder, por qué y cómo se podría poner eso en entredicho? [25] La tradición hermética, un corpus de conocimiento permeable a “otras interpretaciones”, es el elemento cognitivo que sin levantar excesivas sospechas habilita la construcción de un “espacio utópico” en el que pueda desarrollarse el sujeto andrógino que garantice a hombres y mujeres acceder al saber. El Sueño, entonces, evidencia la interacción dialéctica entre cf (genre) y perspectiva de gender tal como en muchas de otras narrativas de cf posteriores. [26]

Segunda Parte

Professor O´Blivion: – “The battle for the mind of North America will be fought in the video arena, the Videodrome. The television screen is the retina of the mind’s eye. Therefore the screen is part of the physical structure of the brain… Therefore, television is reality and reality is less than television.”

Videodrome (1983), David Cronenberg

En la “Primera parte” cobró especial importancia la tradición hermética en la lectura del Sueño como poema de cf en razón de su incidencia en la construcción de un “espacio utópico” que habilita a hombres y mujeres por igual para acceder al conocimiento. En esta “Segunda Parte”, sin dejar de lado el ocultismo, indagaré mediante el funcionamiento de algunos tópicos genéricos en qué sentido es un poema de cf. Convertiré la ´ucronía´ (qué hubiera pasado si…) en ´historia´: el Sueño es un poema de cf y Sor Juana una escritora inscripta en el género. Me propongo relativizar la aserción habitual: el Sueño cuenta un viaje o ascenso del alma. A causa de cierta complejidad en la exposición –argumentar a favor de Sor Juana y de la cf requiere de torsiones- me parece necesario adelantar algunas conclusiones.

El conjunto de tópicos que utilizo para analizar el Sueño pertenece a la producción de cf cinematográfica de los últimos treinta años (cf barroca, neobarroca, posmoderna). El primer tópico (indiferenciación ´original/copia´) permite advertir que en el Sueño el alma no se libera totalmente del cuerpo sino que, por el contrario, lo toma como un inmóvil y ´artificioso´ teatro de operaciones en el que escenifica su viaje intelectual. En el poema las acciones ocurren en el interior de un cuerpo cyborg -que se relaciona con el ideal andrógino especificado en la “Primera parte”- pero que va aún más allá. El cuerpo posee una configuración maquínica interna tanto en sus funciones vitales como intelectuales. Hay, por un lado, un sistema mecánico que le permite al cuerpo seguir funcionando dormido y, por el otro, hay un sistema de percepción intelectual que se construye como si fuera una maquinaría fílmica de copia y de reproducción. A la realidad externa se accede mediante los simulacros generados por esa maquinaría óptica y proyectados en el interior del sujeto. Lo que leemos como el Sueño es el resultado de una puesta en escena en un espacio repleto de imágenes monstruosas que danzan, se articulan, ascienden y descienden. A medias arena circense, a medias campo de batalla, la lucha por el acceso al conocimiento sucede siempre en un interior de cuerpo cyborg inmóvil aunque por momentos creamos volar y llegar a las esferas superiores.

El Sueño y la ciencia-ficción barroca: real /virtual

La reapropiación de Rodríguez de la figura de la monja por medio de su ´pastorela virtual´ desactiva todo intento esencialista de reconstruir la existencia ´real´ de un sujeto. El par ´real / virtual´ (“Cualquier semejanza con la vida real es virtual”, afirma Rodríguez 1) reenvía el análisis hacia una categoría estética ineludible a la hora de hablar de la monja jerónima: el ´barroco´. Si en un plano meramente nominal se considera, por ejemplo, que Kepler -autor del Somnium astronomicum, un relato de proto-cf, origina lo que Severo Sarduy (55-83) denomina ´cosmología barroca´, ¿cuál sería la productividad para el caso Sor Juana de asociar su cf embrionaria con una filiación barroca?

Carlos Gamerro –quien se dedica a escritores rioplatenses contemporáneos- distingue entre ´escritura barroca´ (v. gr., Quevedo) y ´ficción barroca´ (v. gr., Cervantes). En la escritura el interés recae en el artificioso engarce de conceptos antes que en la remisión a un referente concreto. En la ficción el artificio surge no de la sintaxis ni del juego con los significantes sino de la indeterminación a nivel de la estructura narrativa que impide reconocer en qué plano se desenvuelve el personaje -si en el de su ´realidad´ o en la ficción dentro de la ficción. Gamerro analiza las ficciones barrocas de Borges, Bioy, Onetti, Cortázar, etc., y cierra el volumen con un Apéndice en el que recorre un subgénero de la ficción barroca: la “ciencia ficción barroca”. Casi exclusivamente cinematográfica, la cf barroca es un cúmulo de notas al pie a la obra del hiper-plagiado Philip Dick. [27] La cf de Dick plantea un tema barroco determinante en la posmodernidad: la disolución de la diferencia ´original / copia´.

En principio, mucho tiene que ver el Sueño con la escritura barroca y poco con la indeterminación ´original / copia´ y con la puesta en escena de esa disquisición ontológica. Sin embargo, si se consideran tópicos de la cf barroca reciente se puede entender en qué sentido el Sueño posee en ciernes rasgos del género. Al igual que con Holmberg y Gorriti, hay que operar retrospectivamente: desde la cf actual se realiza una arqueología del género en Sor Juana.

La barroca “linterna mágica”: natural combustible de la paranoia interpretativa

Antonio Domínguez Leiva en su artículo “El barroco cinematográfico” recorre la inextricable relación entre dos maquinarias de la representación: el cine, en tanto arte de masas, y el barroco, una estética de lo espectacular anclada en el siglo XVII (y con continuidad hasta el presente) que–como aquel- hizo del simulacro su producto predilecto. Los puntos de contacto son múltiples, pero existe un detalle fundamental sobre el origen barroco del cine. Con mayor o menor precisión hay consenso en que la “linterna mágica” es uno de los antecedentes directos del cinematógrafo. Ese artefacto barroco surge a mediados del siglo XVII y el inventor es un viejo conocido nuestro: Athanasius Kircher.[28] Sor Juana –lectora del jesuita- se refiere a la “linterna mágica” en el Sueño (verso 874). Podría remarcar que Sor Juana anticipa el desarrollo del cinematógrafo y, si no la primera, es una de las primeras en referirse al proto-cine de este lado del Atlántico. Pero lo interesante del asunto excede la cita de la novedad técnica. Para comprender su importancia, se debe contextualizar en qué circunstancias aparece la “linterna mágica” en el interior del poema.

Cronenberg I: cuerpo inmóvil / mente activa

Suspendan por un momento la incredulidad y convoquen a la memoria filmes de cf barroca. Aunque existen innumerables factores narrativos, en ese tipo de ficciones el mundo virtual, indiferenciado del mundo empírico, se sitúa en la psique de un individuo. Un ejemplo paradigmático para pensar la peculiaridad del Sueño es eXistenZ (1999) de David Cronenberg. En este film el mundo virtual es el de un videojuego. Una de las condiciones para participar de ese mundo, a posteriori indiscernible del real, es un cuerpo inmóvil que funciona como intermediario. Se accede a la realidad virtual a través de un bio-puerto al que se le conecta un ´cordón umbilical´. El ingreso a ese otro mundo requiere de una cuasi-igualdad de género: es necesario que el cordón penetre el bio-puerto, un orificio artificial, ubicado en la espalda del individuo a la altura de la cintura (las escenas de conexión no dejan dudas sobre ´la penetración´). El origen de la realidad virtual es una mujer. Allegra Geller, diseñadora del videojuego ´eXistenZ´, es caracterizada como una “diosa” que permite a los usuarios entrar en “trance”.[29] La divinidad virtual pasa mucho tiempo sola en un cuarto diseñando juegos, lo presenta al público en el interior de una iglesia y es víctima de un complot.[30] El mundo de Cronenberg parece la concreción del anhelado por Sor Juana. Las mujeres gobiernan, ahora, el acceso a un espacio deseado (de vida, de placer, de conocimiento) y si bien formar parte de la realidad virtual no supone una femenización de la psique, poder ingresar –invirtiendo la estrategia sorjuaniana- requiere de una androginización de los individuos marcados como hombres en su materialidad corporal. Tal vez de un modo menos evidente que en otros filmes (Videodrome, 1983; The Fly, 1986), Cronenberg trabaja en eXistenZ con la problemática del sujeto cyborg. En el Sueño (y en la Respuesta) el ideal andrógino justifica que una mujer, frente al universo masculinista, también pueda conocer. El andrógino –a través del cual Sor Juana discute la estructura binaria de la configuración de género (gender) en lo que respecta a ´poder conocer´ en el contexto virreinal- aparece representado en el poema por el sujeto que sueña en cuyo interior corporal cyborg se batalla por esa posibilidad. En el próximo apartado retomo la problemática del cuerpo.

¿En el Sueño se narra un ´viaje del alma´ o, como en eXistenZ, una actividad psíquica interior? Consideremos la síntesis comentada de Franco.

[El Sueño] suele leerse como el vuelo del… alma liberada de sus ataduras corpóreas gracias al sueño, como un intento de alcanzar el conocimiento absoluto del mundo mediante la visión panóptica (´platónica´) intuitiva; cuando esto fracasa, el alma intenta alcanzar el mismo fin mediante una progresión ordenada a través de las categorías aristotélicas. La segunda búsqueda se interrumpe porque el alma no puede comprender los fenómenos más sencillos de la naturaleza, aunque persiste su deseo de saber. Al llegar la luz del día y despertar el yo, el oscuro mundo interior de la fantasía incorpórea desaparece en esa luz diurna…(64)

La interpretación tradicional, basada en la escisión cuerpo / alma de raíz hermético-neoplatónica, sustenta las palabras de Franco. En el Sueño el cuerpo entra en letargo, el alma se libera y va hacia las altas esferas para llevar adelante su batalla epistemológica. Pero esta afirmación es correcta solo parcialmente. La tradición hermética muestra variantes narrativas que se alejan del tópico del ´vuelo del alma´. Garth Fowden cita el fragmento de un texto de mediados del siglo II d.C. (Cyranides) que evidencia, en el contexto de una discusión sobre la inmortalidad del alma, qué relación guarda esta con el cuerpo

But the soul is its own master; for when the body is at rest on its bed, the soul is reposing in its own place (in the air, that is to say), whence we received it; and it contemplates what it happening in other regions. And often, feeling affection for the body in which it dwells, it foretells good or ill years before it comes to pass –in what we call a dream. Then it returns to its own habitation and, waking it [the body] up, explains the dream. From this let it be clear to you that the soul is immortal and indestructible…(Fowden 88)

Dejando a un lado el contenido del sueño como “premonición”, el fragmento muestra semejanzas con el poema de Sor Juana. Se apela a la distinción micro / macrocosmos: el hombre dentro de la habitación, el alma dentro del cuerpo. Mientras el cuerpo inmóvil está en la cama, el alma descansa en el aire y contempla lo que sucede ´en otras regiones´. Pero el alma no sale de la habitación ni vuela. Sale del cuerpo, reposa sobre él y le comunica lo que ha visto. Lo que el alma ve, es el contenido del sueño. En ese fragmento el alma, “its own master”, mantiene contacto con el cuerpo, aunque funciona sin necesidad de él.

En el Sueño la acción ocurre en un continuum –entre las funciones vitales y la intelección- en el interior del sujeto dormido. El alma no asciende excepto a un extremo mental. El cuerpo dormido se convierte en el mejor estado para que el alma discurra con mayor libertad sobre cómo conocer y que pueda ver lo que durante la vigilia, por estar ocupada en asuntos terrenales, le es imposible. Paz, por lo demás un lúcido comentarista del poema, nunca resuelve si se trata de un viaje por el exterior o por el interior (470-472). Dice que el alma peregrina “por las esferas supralunares”, pero cita a Festugiére: “hablan [los autores] de éxtasis y de ascensión celeste, [pero] tienen clara conciencia de que… se trata de… un fenómeno psicológico…” (479). Paz, tal vez en aras de la simpleza, descuida una arista fundamental: el cuerpo está inmóvil, el viaje es interior.[31] Indaguemos estas dos aserciones.

Viaje por el interior del cuerpo cyborg: cuerpo mecánico / cerebro cinematográfico

En el Sueño, como en un film de cf contemporánea, las peripecias ocurren dentro del sujeto (aun cuando por momentos tengamos la sensación de recorrer el mundo empírico exterior). Los 975 versos del poema conforman un arco que va desde la llegada de la noche en el mundo y del sueño para el cuerpo hasta el triunfo del sol con el amanecer y el despertar del sujeto. Durante ese lapso se narran los avatares del alma por acceder al conocimiento. El contenido del viaje hizo correr –y con justicia- ríos de tinta y, es el eje del poema. No es mi interés repetirlos, sino detenerme en las transiciones vigilia / sueño y sueño / vigilia para ver cómo es y qué sucede en ese interior cyborg.

El arribo definitivo del sueño ocurre hacia el final del primer tercio del poema (versos 191-291). No se advierte una escisión tajante entre cuerpo y alma. El alma aparece “suspensa/ del exterior gobierno” (v. 191-192) “del todo separada/ no” (vv.197-198) de los “sosegados huesos” (v. 199). El cuerpo es “un cadáver con alma,/ muerto a la vida y a la muerte vivo” (v. 202-203) sustentado por el corazón, “reloj humano” (v. 205).[32] Las funciones vitales mínimas permiten que el cuerpo mantenga latente su fuerza para despertarse y, a la vez, le posibilitan al alma actuar. El sueño llega a través de una simbiosis química en el interior de un cuerpo inmóvil representado como una maquinaria: “vital volante” (v. 206), “arterial concierto” (v. 207), “respirante fuelle” (v. 212), “pulmón, que imán del viento es” (v. 213), “claro arcaduz blando” [“arcaduz”: caño o acueducto y también recipiente de metal] (v. 216) , “alambicó quilo el incesante/ calor” (v. 243-244), “científica [o centrífica] oficina” (v. 235), “templada hoguera” (v. 253), etc. Según Paz, esas referencias son parte de “un eco literario: la poesía del siglo XVII usó y abusó de las metáforas científicas…” (487). Me parece más factible considerar la imaginería alquímica. El verbo ´alambicar´, en la familia de palabras de ´alambique´, es una de las pruebas más notorias.[33] El hermetismo del que se nutrió Sor Juana justifica esa suposición. La tradición alquímica, en principio una actividad manual, pergeñó una imaginería en torno de la transmutación de los metales, su refinamiento en oro y plata, con el fin de simbolizar una purificación espiritual (Fowden 89-90).

En el Sueño el cuerpo es cyborg por el sistema digestivo mecánico-alquímico recién mencionado y también por la actividad desarrollada en la parte superior.[34] El estómago envía los humores destilados hacia el cerebro que le permiten a la “fantasía” formar “imágenes diversas” para mostrárselas al alma (vv. 234-265). La “fantasía”, como el Faro de Alejandría, un portento de la óptica, reproduce en su espejo los objetos más lejanos incluyendo las abstracciones[35]

así ella [la fantasía]… iba copiando/ las imágenes todas de las cosas,/ y el pincel invisible iba formando/ de mentales, sin luz, siempre vistosas/ colores, las figuras/ no sólo ya de todas las criaturas/ sublunares, mas aun también de aquéllas/ que intelectuales claras son estrellas,/ y en el modo posible/ que concebirse puede lo invisible,/ en sí, mañosa, las representaba/ y al Alma las mostraba. (El Sueño, vv. 280-91)

En ese ´cuerpo muerto en vida´, y con la asistencia de la “fantasía”, el alma emprende su “vuelo intelectual” (v. 301), un vuelo interior. [36] Sor Juana remarca que existe una sutil ligazón entre el alma “juzgándose casi dividida” (v. 297) y la “corporal cadena” (v. 299). El alma se eleva metafóricamente

…a la mental pirámide elevada/ donde –sin saber cómo- colocada/ el Alma se miró… pues su ambicioso anhelo,/ haciendo cumbre de su propio vuelo,/ en la más eminente/ la encumbró parte de su propia mente,/ de sí tan remontada, que creía/ que a otra nueva región de sí salía. (El Sueño, vv. 423-434).

El alma “casi” separada “creía que salía” hacia una nueva región, pero ha ascendido a la ´mental pirámide´.[37] En ese nuevo estadio de intelección puede ver con sus “intelectuales bellos ojos” (v. 441) “lo criado” (v. 445). Se conjugan la función de la “fantasía” y la del alma: “La luz con que la fantasía pinta las figuras mentales es la luz del alma racional: este es otro rasgo que Sor Juana comparte con los neoplatónicos, que atenuaron las diferencias entre la fantasía y el entendimiento.” (Paz 489). La “fantasía” copia y reproduce. Egan, quien a continuación habla del vuelo del alma, sugiere que en el Sueño “we can see, as in a videotape, the way the mind’s ´fantasía´ (fantasy, or imagination) forms ´imágenes diversas´ (diverse images) of the Cosmos and shows them to the soul” (41).

Ahora sí. En el interior de ese cuerpo proto-cyborg la mención de la “linterna mágica” pierde su carácter eventual. El invento de Kircher es mencionado hacia el final del Sueño. El cuerpo comienza a despertarse, el alma culmina su trasiego. El aparato de video que copia –la “fantasía/Faro”- es secundado por “la linterna mágica” en las cavidades del cerebro:

Y del cerebro, ya desocupado,/ las fantasmas huyeron/ y –como de vapor leve formadas-/ en fácil humo, en viento convertidas, su forma resolvieron./ Así linterna mágica, pintadas/ representa fingidas/ en la blanca pared varias figuras,/ de la sombra no menos ayudadas/ que de la luz: que en trémulos reflejos/ los competentes lejos/ guardando de la docta perspectiva, en sus ciertas mensuras/ de varias experiencias aprobadas,/ la sombra fugitiva,/ que en el mismo esplendor se desvanece,/ cuerpo finge formado,/ de todas dimensiones adornado, cuando aun ser superficie no merece. (El Sueño, vv. 868-886)

Sor Juana alienta la analogía de la linterna mágica con la factibilidad técnica del cinematógrafo en el interior del sujeto. Sobre una blanca pared (la pantalla) por medio de luces y sombras (el claro oscuro de la proyección) se representan con ´docta perspectiva´ (manteniendo la proporcionalidad renacentista) figuras que aparentan poseer las dimensiones de un ´cuerpo real´ cuando ni siquiera merecen ser superficie. Dentro del cerebro hay dos sistemas de copia y reproducción: el Faro y el dispositivo semejante a la “linterna mágica”. Estos mecanismos ópticos parecen explicar la necesidad de mantener activo el cuerpo. Se requiere de una mínima actividad corporal para conservar en la memoria lo que después es discurso.

Si mi lectura es aceptable, así como en eXistenZ la acción transcurre en la mente de los personajes (la narración sucede allí dentro), en el Sueño asistimos a una eventual filmación / proyección en el interior de la mente de un sujeto inmóvil. Esto deriva en una dificultad a la hora de interpretar. ¿Es posible diferenciar entre aquello que el alma ve o intuye y las “fantasmas” -las imágenes oníricas[38]– que se proyectan en el cerebro? ¿O en realidad la resultante del viaje intelectual se corresponde con lo que proyecta la “linterna mágica”? Según Paz (471) el “poema es demasiado arquitectónico y complejo para ser confundido con un ´sueño´…” Estoy de acuerdo. En apoyo de esta idea valdría recordar el pasaje del texto hermético citado por Fowden: lo que el alma ve en otras regiones mientras el cuerpo duerme es denominado ´sueño´ (“dream”). Y más aún, aunque en el Sueño existiera una distinción entre lo que se sueña y el viaje intelectual, abogaría por entender que en el final del poema “las fantasmas” que abandonan el cerebro no son el contenido de un sueño alternativo sino lo que el alma ve. El vocablo “fantasmas” está asociado -inclusive en términos etimológicos- a lo que percibe “la fantasía” (aunque en la tradición las “fantasmas” remitan a los sueños espurios). Además, se da una simetría de vocabulario entre el comienzo y el fin del sueño. El “vapor” (v. 870) utilizado para referirse a las imágenes que se disuelven en el despertar, se relaciona con los “vapores tan claros” (v. 256) que con la llegada del sueño le permiten a la “fantasía” funcionar. Esta servidora asiste a un alma que, cuando duda sobre cómo organizarse para conocer, apela a ´las categorías´ calificadas por la voz poética como “artificiosas” (v. 581) y “mentales fantasías” (v. 586).

En consecuencia, lo que consideramos como el núcleo del Sueño -pero puede extenderse al resto del poema- sería el producto de la captación de un gadget cinematográfico ´instalado´ en un sujeto en ese momento inmóvil. Al leer, estamos viendo lo que se proyecta en la cámara oscura. El poema en su conjunto es una sucesión de imágenes virtuales proyectadas en el cerebro del sujeto (de allí la importancia del cuerpo). Tal vez en eso resida su carácter barroco. Los fragmentos, las digresiones y las volutas narrativas remiten a un montaje cinematográfico no clásico. Simulacro barroco y simulacro cinematográfico se aúnan en el Sueño.

Cronenberg II. Un sueño virtual: monstruos, circo y televisión

Suponer para el Sueño un tópico de cf barroca -la disolución de la distinción original / copia- me permitió subrayar otro tópico concomitante: ´el viaje´ sucede en el interior de un cuerpo inmóvil, el alma racional discurre con lo que le facilita la fantasía y con la abstracción de lo que acopió en sus experiencias previas. Es complejo sostener que mientras leemos el Sueño no sabemos en qué nivel de la realidad transcurre la acción. El final “y yo despierta” restituye el mundo empírico al que por consenso se considera ´real´. Pero como antes indiqué, el devenir del Sueño confundió a comentaristas que descuidaron remarcar que la salida o elevación del alma era pura retórica.

En el poema se accede a la realidad empírica no por ´la visión a vuelo de…´, sino a través de la copia y de la proyección de un constante flujo y reflujo de imágenes en el interior de un sujeto. En ese discurrir cinematográfico se está siempre entre simulacros, entre “mentales fantasías”. Las imágenes alegóricas y simbólicas remiten sin cesar a imágenes previas y así ad infinitum. El arsenal alegórico-mitológico y las referencias a las categorías epistemológicas instalan una segunda realidad superpuesta a la eventual realidad empírica. El papel de la tradición hermética también en este caso es determinante. Sor Juana toma la concepción hermética de Kircher de ´la cadena del ser´ que estructura al mundo en un continuum (divinidad, ángel, hombre, animal, vegetal, mineral) y accede así a la realidad empírica mediante “el lenguaje simbólico de las cosas” (Franco 62). En el Sueño, la alegoría (cuyas imágenes nunca tienen una significación estable) cumple una doble función: “hacer visibles asuntos de fe… demasiado abstractos, y… ocultarle al vulgo ciertos temas, como lo hicieron los egipcios…” (Franco 61). Sor Juana pone en juego una forma distinta de comprender. El hermético sufre una especie de paranoia: ve en los símbolos de las cosas mensajes cifrados. Genera sentido con lo que ´el vulgo´ considera datos inconexos. La concepción de la ´cadena del ser´ desactiva la idea del vuelo y permite suponer que leemos el poema como si se tratara de un ascenso aunque permanecemos en el interior mental.[39] A continuación reformulo apenas la sinopsis del Sueño para especificar a qué puesta en escena asistimos cuando leemos:

Es de noche, un sujeto se dispone a dormir dentro de una habitación a oscuras. Su cuerpo cae bajo el sopor. El alma se libera de las tareas habituales y, ayudada por la fantasía, analiza a través de todas las cosas de qué manera se accede al conocimiento. Ve, copia y reproduce con sus intelectuales ojos ´videoformes´. Lo que se encuentra en la habitación -desde los libros (su contenido mitológico incorporado previamente, su materialidad concreta de objeto) pasando por las paredes hechas con algún mineral y las alimañas que la habitan, hasta el propio cuerpo- le es útil para discurrir por toda la cadena del ser. Cada cosa es símbolo de otra. En el recinto hay una ventana por la que entra luz no visible para los sentidos corporales, pero sí para el alma que reconoce su procedencia de los ámbitos superiores.[40] Semeja su complejo análisis un ascenso y un descenso. Cuando entra la luz diurna, el cuerpo despierta, el alma vuelve a lo cotidiano.

Esta síntesis hace innecesario suponer vuelo alguno. Todo lo que se requiere para indagar y analizar está al alcance de la mano o del gadget que registra. Esos ojos intelectuales pueden recorrer en giros sin abandonar completamente el cuerpo como si se tratara de un Faro. Esa virtualidad del mundo exterior construida en un sujeto cyborg con órganos intelectuales de percepción que funcionan como un mecanismo que registra, reaparece –con las variantes obvias- en otro film de cf posmoderna. El artífice, Cronenberg.

En Videodrome (1983) -recomendaría releer el epígrafe de esta “Segunda Parte”- conspiran dos fuerzas con el fin de obtener el dominio de la mente humana. Luchan en una ´arena´ virtual. Una fuerza conservadora busca aniquilar a quienes consumen pornografía por televisión filtrando en videos snuff (sexo más muerte real) un tumor maligno. La otra se propone la liberación de esa amenaza y está comandada por el profesor O´Blivion quien sólo existe en las mil horas de video (administradas por su hija) que dejó antes de morir. Él sostiene que el ser humano ha llegado a un estadio en el cual la pantalla de televisión se ha convertido “en la retina del ojo del alma” modificando el cerebro. La realidad generada por la televisión es superior a la realidad a secas.[41]

En Videodrome todo cuerpo es cyborg por su ´retina mental televisiva´, por su sometimiento a fuerzas tecnológicas o por su incipiente androginia.[42] Este film impulsa una reconsideración de la importancia del cuerpo. El cuerpo cyborg asediado por el fluir catódico es un ´dromo´, arena y campo de batalla en el que se lucha por la dominación del sujeto. En el Sueño, el cuerpo invadido por las copias del Faro y por las ´fantasmas´ de la linterna mágica es también un ´dromo´. En este caso, se trata de un escenario en el que se batalla por el derecho a conocer. Margo Glantz habla de circo (53). El camino “en busca del conocimiento [del Sueño], mediante ascensos y descensos, [es] un mester de cirquería y… hasta una teratología, la que se implica en el juego de las metamorfosis que sor Juana toma prestada de Ovidio.” El escenario del Sueño (el interior del sujeto) parece el espacio virtual de un circo. Se encuentran en él las atracciones más extrañas: un faro, una linterna mágica, una galería de monstruos y de seres metamorfoseados. Según Glantz la primera parte del Sueño “…apunta hacia un tratado de teratología construido por sor Juana… que parece volverse autorreferente” (57). La irrealidad de lo circense y del compendio freak ilusiona al lector con escapes, salidas, acrobacias y un vuelo. Más allá de las citas culteranas que parecen ponernos sobre la pista de una tradición intelectual sobria, el interior del ´dromo´ bulle como un circo romano. Con un tono diferente al de las extremas personalidades de Cronenberg, en el Sueño Sor Juana también invoca a personajes alegóricos monstruosamente metamorfoseados. [43] La galería de ´adorables perversos´ incluye al voyeur Acteón convertido en ciervo y descuartizado por espiar a Diana, a la incestuosa Nictimene quien –como Anaïs Nin- cumplió la fantasía de acostarse con su padre, a la deliciosa e insaciable Almone que unificaba en sus amantes sexo y muerte. Esta teratología es, por supuesto, consecuente con la imaginería de la cf. Sean presentadas como negativas o positivas, las transformaciones y las mutaciones hacia el interior de un texto de cf indican un nuevo tiempo. En Sor Juana, señalan la lucha por un tiempo que ha de venir.[44]

Inner space y ciencia-ficción barroca posmoderna

La cf barroca me ha permitido convertir en una aserción plausible que el Sueño es un poema de cf. Como ya señalé con Volek, es necesario andar con cuidado al proponer paradigmas teóricos para abordar la polisémica y esquiva Sor Juana. Por el afán de argumentar a mi favor pude haber incurrido en interpretaciones hiperbólicas o en ciertos misreadings. Las tentaciones de ´falsos amigos teóricos´ pululan por doquier. De todas formas, si la productividad textual surge de supuestos explicitados, la única condición es mantener la rigurosidad. En ese sentido, antes de avanzar hacia el final del escrito me interesaría atacar mi propio planteo.

La hipótesis del ´viaje interior´ no convierte per se al Sueño en un poema de cf. La literatura fantástica abundó en ficciones que situaron la acción en el plano mental en sustitución de la realidad empírica. Esto se advierte tanto en el romanticismo como en el fantástico producido a lo largo del siglo XX. Voy a poner un ejemplo no inocente.

En el relato “Las ruinas circulares” de El jardín de los senderos que se bifurcan (1941) [Ficciones (1944)] de Jorge Luis Borges, un hombre se propone soñar a otro desde cero, en su más mínimo detalle, e introducirlo en el mundo real. Ese hombre, un mago, utiliza los sueños para componerlo y se preocupa de ir poco a poco, órgano por órgano. Como resultado obtiene un ser “inhábil y rudo y elemental” como les sucedía a los demiurgos de las cosmogonías gnósticas (Borges, “Las ruinas circulares”, 453). En el final, el mago reconoce que él también es una apariencia y que es soñado por otro. Gamerro ubica a ese relato entre las ´ficciones barrocas´ borgeanas (45-46). Ahora bien, ¿a qué género pertenece “Las ruinas circulares”? Si la respuesta es a la “literatura fantástica”, entonces podría defenderme argumentando que fantástico y cf son configuraciones genéricas contiguas, y más aún, podría citar a Cano: “…la cf de Hispanoamérica se ha asimilado a la escritura de lo fantástico…” (55).[45] Pero esto echaría por tierra parte de lo construido hasta aquí. No existirían razones concretas para focalizar más en la cf que en el fantástico a la hora de leer el Sueño.

Supongamos que esa no es la respuesta. Progresivamente y con el transcurso de los años, se hizo cada vez más evidente que Borges no sólo se había interesado por ciertos tópicos de la cf, sino que además había reescrito textos de cf con recursos propios de otros géneros (Carlos Abraham). Cano (190-209) propone un marco más amplio: la cf en la literatura de Hispanoamérica después del modernismo fue obliterada. Su ejemplo capital, el cuento “El jardín de los senderos que se bifurcan” de Borges, se hace extensivo al resto del volumen homónimo. Varios de los relatos allí compilados trabajan con tópicos de cf reducidos a su mínima expresión. En “Las ruinas circulares”, dice Cano, el tópico de cf que subyace es la creación artificial de vida (208). A esa pertenencia genérica, le sumo que Borges compara lo que realiza el mago con la acción de los demiurgos en las cosmogonías gnósticas. Los gnósticos tuvieron acceso a los libros de la tradición hermética (Fowden 114). El interés por crear vida artificial es gnóstico y pertenece, además, a la rama alquímico-hermética de la concreción del ´homunculum´. Nadie ignora el lugar que ocupa en la imaginería borgeana la figura del ´golem´.[46] Mi tesis parece defendida: cf, ocultismo (alquimia), viaje interior (los sueños) y androginia (tema complejo en Borges, pero en todo caso su mago procrea unificando los roles madre / padre) van de la mano.

Y aunque resulte inverosímil, Borges con su invocación del tópico de ´vida artificial´ en un texto de cf ilumina un término alquímico utilizado por Sor Juana cuando cuenta cómo el ´alma´ retrae la atención al sentirse asombrada por la diversidad de objetos vistos:

…aun no sabía/ recobrarse a sí misma del espanto/ que portentoso había/ su discurso calmado,/ permitiéndole apenas / de un concepto confuso/ el informe embrión que, mal formado,/ inordinado caos retrataba/ de confusas especies que abrazaba… (El Sueño vv. 543-551) [énfasis añadido]

Como en el relato de Borges, en el poema el sujeto sueña en su interior la creación de un ´ser´ que culmina como un informe embrión. El mancebo del mago de las ruinas circulares no supera la categoría de simulacro (el anfiteatro circular en ruinas también es, de paso, un ´dromo´). El embrión de Sor Juana originado en el interior de un sujeto andrógino (ambos, embrión y androginia, tópoi alquímicos) no logra transformarse en hombre, es decir, no puede ser un pleno producto del entendimiento de todas las cosas.[47]

¿Borges y Sor Juana? Esta arbitraria e inesperada pareja me conduce hacia la parte final del escrito a la vez que me retrotrae a los ´falsos amigos teóricos´. La figura de Borges, cuya posmodernidad reconozco es por lo menos discutible, convierte en viable una lectura post– de Sor Juana. El factor común es la cf. Este género popular en su desarrollo mantuvo una estrecha relación con el posmodernismo. Para el caso de Borges, dicho género podría ser la clave que permitiera justamente explicar su carácter post-.[48] En lo que respecta a Sor Juana, y por razones obvias, es mayor el número de críticos que con cautela deslizan su eventual ´modernidad´ que los que abogan por asociarla con posturas posmodernas.[49] Aún así, hay datos indirectos a favor de esa lectura: la recepción de Sor Juana por Rodríguez; la conexión –ideal andrógino mediante- entre lo cyborg y la configuración maquínica del cuerpo en el barroco; las semejanzas tópicas entre el Sueño y los filmes de cf barroca que en términos de Domínguez Leiva es ´neobarroca´; y, en particular, a lo que me referiré ahora, la coincidencia entre el ´viaje interior´ en el Sueño y el giro en la cf a partir de la década del sesenta con la ´New Wave´.[50]

Contra el agotamiento en la producción de cf de las décadas anteriores, la New Wave registró los cambios sociales de los años sesenta: el uso ´espiritual´ de drogas, la búsqueda de una nueva trascendencia, la incidencia de la peculiar religiosidad ´new age´, etc. (Broderick 48-56). Una figura representativa para entender este giro es James G. Ballard.[51] Voy a tomar, sin embargo, un camino alternativo.

En 1965 el crítico norteamericano Leslie Fiedler da una conferencia –convertida, luego, en un artículo famoso, polémico y hoy bastante olvidado- con el título “The New Mutants”. Ese artículo tiene, entre otras, la virtud de ser uno de los primeros en usar el prefijo post– para designar “la nueva época” surgida a partir de los años sesenta y, por sobre todo, es uno de los que inauguran el abuso de la parafernalia de la cf (el ´mutantes´ del título) para decir que han llegado nuevos tiempos (veinte años después Haraway haría algo semejante con el cyborg). Su contenido es denso y lo analizo en otro escrito. Aquí me interesa un aspecto. Con cierto pesimismo Fiedler señala que el pasaje de la modernidad –asociada a la expansión territorial y económica iniciada en el Renacimiento con los viajes de exploración y conquista (el capitalismo)- a la posmodernidad puede detectarse en el fin del afán de acumulación. Lo que prima en este nuevo mundo de mutantes es desconexión (jóvenes sin interés en el trabajo ni en los estudios), drogas, dilución de la masculinidad, ausencia de una idea de progreso, culto a las personalidades esquizofrénicas

In any case, poets and junkies have been suggesting to us that the new world appropriate to the new men of the latter twentieth century is to be discovered only by the conquest of inner space: by an adventure of the spirit, an extension of psychic possibility, of which the flights into outer space -moonshots and expeditions to Mars- are precisely such unwitting metaphors and analogues as the voyages of exploration were of the earlier breakthrough into the Renaissance… (Fiedler)

Tomando como referente la obra de William Burroughs, en esa nueva época post– quedan de lado los viajes a la Luna y la conquista del espacio exterior (análogos a las naves españolas y portuguesas del siglo XVI) y se privilegia una indagación del “inner space”, de la vida interior, de la aventura del espíritu. Esta constatación de Fiedler antes que celebrar –su texto es riquísimo y contradictorio- critica la nueva época. Se refiere a los mutantes como a los nuevos irracionales, los nuevos bárbaros. Fiedler supone que en la década del sesenta han reaparecido fuerzas no-racionales de la mano de tradiciones religiosas que no provienen de Occidente o que estaban allí antes de la llegada de ´los blancos´.

The post-modernists are surely in some sense “mystics,” religious… but they are not Christians […] …his religion… claims to be derived from Tibet or Japan or the ceremonies of the Plains Indians, or is composed out of the non-Christian submythology… (Fiedler)

No hay una mención explícita al esoterismo, pero en el sincretismo caótico del ´new age´ todo habría de ser procesado. Esa nueva forma de espiritualidad que se manifiesta en una cf interesada por explorar el espacio interior del sujeto está asociada a corrientes religiosas que van contra la ortodoxia. Uno de los ataques –no programático- a la ortodoxia religiosa es la ambigüedad sexual de esos mutantes. En su artículo, Fiedler habla de nuevos tiempos, tan nuevos que hacen inimaginable que alguna vez se hubiera dado una conjunción semejante entre cf, discursos religiosos no ortodoxos, metamorfosis y mutaciones, identidades sexuales diversas y vida espiritual. Imposible. Un sueño.

Breve póslogo

La conspiración. En Jesusa Rodríguez, una forma de comprender desde la asediada Sor Juana parte de la sociedad actual. En Piglia –al complot se suma la paranoia- un delirio relacionado con el saber. Artefactos conspirativos y paranoicos como las películas de cf neobarroca, en especial las de Cronenberg, fueron útiles para pensar diversas instancias del Sueño. Las conspiraciones de Videodrome no pasaron desapercibidas a la escasa crítica que desde hace tiempo acepta tomarse en serio un film de cf para evaluar la compleja configuración del sistema social de estos últimos cuarenta años.[52] Fredric Jameson en La estética geopolítica afirma que “el cine de conspiración asesta una salvaje puñalada al corazón de todo esto”. Y con todo esto se refiere a la lógica inasible del capitalismo tardío: “…en la actividad conspiratoria las formas cambiantes del poder expresan la organización económica del capitalismo multinacional” (22).

Con apenas un año de diferencia Piglia (1991) y Jameson (1992) piensan las narrativas finiseculares por medio del par “conspiración / paranoia”. Coincide Jameson: “Nada se gana con estar convencido de la definitiva verosimilitud de ésta o aquella hipótesis conspiratorias; pero en el intento de aventurar hipótesis… se encuentra el principio de la sabiduría.” (23). En su análisis de Videodrome, a partir de las vicisitudes del protagonista Max, víctima, detective, victimario en recursivas conspiraciones, Jameson detecta de qué manera se desarrolla el ´ideologema´ de la “paranoia”. Se suceden desplazamientos estructurales en los que “los actores físicos sig[uen] siendo… ´los mismos´, mientras que sus funciones sustanciales cambian incesantemente debajo de ellos” (55). Así como Jameson entiende las narraciones conspirativo-paranoicas, he esbozado esta propuesta de crítica paranoica. El ´volver a contar´, basado en el mito cyborg (Haraway) y en las narrativas paranoico-conspirativas, permite leer Sor Juana desarmando el complot que llevó a que nunca se escribiera sobre ella como si fuera una autora de cf.

Por supuesto, cyborg, paranoia y conspiración están relacionados. El cyborg u organismo cibernético concreta la fantasía de un ser, a la vez humano y máquina, imposible de diferenciar de un ser humano biológico. Esta indeterminación conduce a la paranoia, tantas veces visitada en los relatos de cf, de ser dominados por entes no completamente humanos. La propuesta de Haraway a nivel identitario invierte la carga de la prueba. Todos somos cyborgs y el problema está en las narraciones estructuradas en base a binarismos que nos constituyen como sujetos: las ´víctimas´ del complot son quienes viven enmarcados en esas dualidades jerárquicas. La única manera de reconocerse cyborg es volver a contar la historia, renegar de los orígenes preestablecidos, aceptar la fluctuante hibridez y mantenerse ´paranoicos´ para no ser presas de narraciones esencialistas. Por el lado de la crítica paranoica, las pretensiones de invertir la carga de la prueba son más acotadas, pero tienen un objetivo semejante. Existen muchos más textos de cf de los que se aceptan. Junto a las particularidades genéricas del policial y del fantástico -en textos ficcionales y/o críticos- conviven en promiscua mezcla rasgos de cf. Y es en la mezcla, en el collage, en la suma de fragmentos donde la cf se define.[53] Sólo se harán evidentes esos retazos si se asume el riesgo de intentar re-narrarlos por medio de un paradigma crítico que permanezca alerta al más mínimo dato válido y utilizable. El error ocurrirá, en todo caso, si no se es capaz de reunir un número suficiente de datos, es decir, si no se es efectivamente paranoico.

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Notas:

[1] Agradezco la invitación, y las sugerencias, a Juan Carlos Toledano Redondo. Es factible su observación: detrás de “Zopilotea” aparece una referencia política hacia los “zapatistas”. Además, me gustaría mencionar la atenta lectura de Luis C. Cano. De su lateral referencia al ocultismo en Sor Juana surgió la posibilidad de este análisis.

[2] El capítulo sexto –“De la excepcionalidad a la impostura: Sor Juana Inés de la Cruz ante la crítica (1700- 1950)”- de Perelmuter (Los límites de la femineidad en Sor Juana) otorga una mirada integral sobre lo que se ha especulado en torno de esa rara avis. Una de las más habituales es qué hubiera pasado si Sor Juana hubiera vivido en el siglo XIX, XX, etc. Mi sugerencia ucrónica se distancia de ese conglomerado de suposiciones inversas.

[3] En la ´pastorela virtual´ no se menciona Primero sueño. Rodríguez complementa su tarea artística realizando una performance teatral no tradicional del poema con los 975 versos como texto.

[4] En este artículo, extenso a pesar de intentar un planteo acotado, no habrá lugar para revisar desde la cf el texto que Octavio Paz (538) denomina la ´versión en prosa´ del Sueño: la Respuesta a Sor Filotea [la Respuesta] (publicada en 1700). Ver nota 45.

[5] Sigo esa discusión con más de una década de existencia a través de una reactualización en la revista Katatay por medio del artículo de Emil Volek “Trabajo crítico y metáforas barrocas”.

[6] En su análisis de Sor Juana en Almoloya, Amalia Gladhart (6) establece que “Haraway’s suggestive image of the cyborg -part human, part machine- might find an analog in Rodríguez’s Sor Juana…”.

[7] La grafía en castellano es ciborg: “ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos” (Diccionario Real Academia Española). Surge de la imaginería de la cf. Sobre su etimología en conexión con el Sueño, ver nota 35.

[8] Este punto de vista no desestima trabajar con géneros concomitantes a la cf. No sostengo una pureza genérica.

[9] Este desarrollo continúa un planteo embrionario acerca de la paranoia aplicada a la re-narración desde la cf. Ver la sección final de mi artículo citado en la bibliografía.

[10] Para otra recensión, ver “Science Fiction Before the Genre” de Brian Stableford. En las secciones siguientes, siempre que sea posible, hablaré de cf en lugar de proto-cf por cuestiones de comodidad (o de pertinencia).

[11] Todo el volumen Arqueologías del futuro de Fredric Jameson es útil para pensar la relación utopía y cf, además de presentar en particular el análisis de la utopía de More como origen del género literario.

[12] Rivas tuvo problemas con el Santo Oficio a causa de su escrito. En el título de la obra aparece ´sizygya´, término de la tradición hermética (ver nota 27). Más adelante quedará en claro que lo que la ortodoxia católica tachaba de hereje -hermetismo, gnosticismo- era un corpus que apuntaba a la libertad de interpretación.

[13] El tema del hermetismo es amplio y ríspido. Recomiendo The Egyptian Hermes de Fowden. En lo que respecta a Sor Juana, una gran porción de la bibliografía se encarga de desandar ese tópico. Acerco una mínima definición: “…el Corpus Hermeticum, [es una] serie de textos recopilados entre el año 100 y 300 d.C. y… atribuidos a Hermes Trimegisto… donde se propone la salvación religiosa por medios místicos y no racionales que suelen apelar a procesos de síntesis de diversas polaridades…” (García, “Androginia” 259).

[14] Pablo Crash Solomonoff (17) duda si Holmberg practicaba o no el espiritismo, pero señala el uso en sus ficciones. El término ´fantasía´ y no ´ciencia´ junto a espiritista marcaría cierto distanciamiento. Tiene otra entidad ´fantasía´ en Sor Juana. Volveré sobre esto en la “Segunda parte”.

[15] Me permito un excursus: “Textos en los que desde el pasado late silente el futuro”. La tríada ´Sor Juana, ocultismo, cf´ permite releer el canon de la cf hispanoamericana. Abandono, por un momento, el ocultismo para referirme a dos textos que rozan la cf y que ´se comprenden mejor´ si se supone que Sor Juana y cf van de la mano.

En 1963 la escritora chilena Elena Aldunate publica “Juana y la cibernética”. El relato anclado en el presente trabaja con un tópico de la cf: la rebelión de las máquinas. En realidad, no hay tal rebelión sino la fantasía que el poder mecánico despierta en Juana, la protagonista -una obrera con un trabajo alienante- quien un viernes, en vísperas de Año Nuevo, se queda encerrada en la fábrica. Juana es virgen. La soledad del encierro y su propia soledad en la vida la conducen al deseo irrefrenable de acoplarse a una máquina cuyo émbolo enloquecido la posee con la fuerza de un ´superhombre´. La alienación reside en fantasear que la fuerza implacable y mortal del metal la liberará. Detrás de ese amor maquínico emerge una identidad cyborg. Su amor / muerte escenifica los efectos destructivos de la sociedad capitalista patriarcal que dispone del cuerpo de la mujer mediante la violencia. Este análisis esquemático podría extenderse, pero me gustaría resaltar otros aspectos. No parece muy complicado atisbar detrás de la protagonista una referencia a la figura de Sor Juana y no sólo por el nombre: “…de todas sus compañeras de trabajo, venía a sucederle a ella ese percance idiota. A ella… que vivía sola. A ella, que en sus cuarenta y cuatro años no conociera el amor… […] Ella, una mujer no demasiado religiosa, sin tantos prejuicios, no tan fea…, no sabía físicamente lo que era un hombre…” (Aldunate 21). La Juana de Aldunate posee características –es linda, es poco religiosa, es célibe (en otro momento, después de bañarse, se recoge su “corto cabello” en la nuca)- que podrían coincidir con algunos rasgos de Sor Juana (amén del celibato). E incluso hay un dato significativo. Más allá de las dudas sobre la fecha de nacimiento de la mexicana, si se acepta 1651, muere ella aproximadamente con 44 años -la misma edad que Juana la cibernética tenía al momento de entregarse a la máquina. Como la de Aldunate, Juana de Asbaje finaliza sus días bajo el poder de una poderosa maquinaria.

En 1998 el escritor argentino César Aira publica una novela con un leve tono de cf titulada (apenas una particular coincidencia) El Sueño. La acción transcurre alrededor de un convento de monjas donde se prepara una conspiración. La trama presenta algunas otras pistas que permiten fantasear con un homenaje muy al estilo Aira a la figura de Sor Juana: la muerte por epidemia de decenas de personas (las monjas prestan un lugar para velarlas), las monjas como robots travestidos con hábitos, etc. Y como dato sorprendente, la última página del texto indica que la novela se terminó de escribir el 24 de abril de 1995, trescientos años y una semana después de la muerte de la monja jerónima. (Sobre la androginia en Aira, ver Mariano García, Degeneraciones textuales).

[16] El género es “una forma de los modos posibles de atribución a los individuos de aquellas propiedades y funciones que aparecen –imaginariamente- como dependientes de la diferencia sexual. Esta forma es siempre relacional y se refiere a relaciones entre acciones o prácticas que devendrán masculinas o femeninas según los modos históricos y culturales. En este sentido, debe entenderse al género como un conjunto entrecruzado de prácticas (lingüísticas, figurativas, raciales, sexuales, de clase, de edad, etc.) que producen mujeres y varones.” (Margarita Roulet 71-72).

[17] El sujeto andrógino legitima la acción de la mujer borrando las determinaciones materiales del cuerpo femenino. Es el límite del ´feminismo´ de Sor Juana. (Femenías 13).

[18] Franco titula rondando la cf. El volumen se denomina plotting women (´las conspiradoras´) y su artículo Sor Juana explora el espacio. Es sintomático que cuando se refiera a las escritoras místicas, Franco indague su producción comparándolas con la literatura fantástica, pero cuando aborda Sor Juana no considera viable remitirse a la cf.

[19] Sobre la relación entre “Filosofía y feminismo en Sor Juana…” ver el artículo de María Isabel Santa Cruz.

[20] Franco especifica que Kircher no introducía ideas herejes, las compendiaba para su análisis.

[21] Menos ´Sor Juana´, por razones obvias, el resto de los elementos participan de un ícono de la cf creado a partir de disjecta membra: a) ocultismo (Agrippa, Paracelso, Alberto Magno), b) androginia y c) cf se fusionan en Frankenstein de Mary Shelley (1818). En la “Segunda Parte” me refiero a la creación de vida artificial.

[22] En cuanto a la cf argentina, Cano y García (“Androginia”) van por carriles paralelos. Si se los cruza, el resultado es interesante. Para Cano, Gorriti y Holmberg inauguran la cf. Según García, esos autores introducen los primeros personajes andróginos en la literatura argentina. Si bien los textos literarios de referencia no siempre coinciden, la correspondencia es significativa. El factor común para la androginia y la cf es el ocultismo.

[23] Ver Helen Merrick, “Gender in Science Fiction”.

[24] Para una mirada tradicional sobre ´fuentes´, ver Georgina Sabat de Rivers “El Sueño…: tradiciones literarias y originalidad”.

[25] Jameson remarca con insistencia que el futuro en la cf no anticipa sino que ´des-familiariza´ el presente cultural.

[26] Que Sor Juana sea la ´primera´ es importante. Algunos corolarios: a) la cf Hispanoamericana comienza con una mujer b) esto retrotrae los inicios de historias y cronologías por lo menos un siglo, c) dos características de esa primera obra: i- es poesía, ii- en primera persona, d) no comparte el género (genre), pero sí el “yo que cuenta” con el clásico inaugural de la cf en inglés: Frankenstein, f) la escritura femenina parece impulsar la perspectiva de gender hacia el interior del género, g) no es un rasgo distintivo de la cf, aún así propondría la perspectiva de gender como una manera de graduar la cf en un arco que va desde una cf anti-esencialista a otra más conservadora con una zona de grises que combina ambas instancias, h) en esa zona de grises se pueden presentar ataques a la oposición binaria “nosotros/otros” (buenos/malos, capitalistas/no-capitalistas, cultos/incultos, etc.) y dejar intacta la configuración de género o, como en el Sueño, socavar esa configuración sin una crítica explícita y abierta al sistema.

[27] Philip Dick se interesó por el hermetismo, el gnosticismo, etc. En América Latina, además de Rubén Darío y de Leopoldo Lugones entre otros (Cano 90 y ss.), el uruguayo Levrero mixtura cf con parapsicología (Martínez). El ocultismo vía Sor Juana tal vez no modifique su hipótesis, pero le permitiría a Martínez sumar a la línea argumentativa de Dick una nueva línea latinoamericana. Por otro lado, acerca del interés de Dick por el hermetismo y el gnosticismo recomiendo Idios Kosmos de Capanna. Hasta tal punto llega esa confluencia que –producto probablemente del azar- Capanna (Idios Kosmos 96) cita una carta en la que Dick se autodenomina la mitad de un ´sizygya´, término hermético que designa la pareja macho / hembra (andrógina) que ´engendra´. Ese término aparece en el título del texto ya citado de Rivas (ver nota 12).

[28] Domínguez Leiva (1023) y Roman Gubern (14-15) lo dan como el inventor de la linterna mágica. Es un dato de la tradición no confirmado. Kircher podría ser solo el divulgador.

[29] El ingreso a lo virtual construido como si fuera un viaje causado por una droga pesada es otro de los subtextos del film. En el Sueño, el dormir está asociado al uso de drogas naturales: “natural beleño” (v. 868). Galeno representa a quien compone remedios con “mortífero veneno” (v. 521) y consigue una “admirable triaca” (v. 538). El término triaca alude a un antídoto basado en el opio.

[30] En la parte final del film, el juego que se testea en la realidad empírica es Trascendenz, diseñado por un hombre (´eXistenZ´ forma parte de él). Allegra participa de un complot realista para matar a quien afecta a la humanidad. La última línea de diálogo deja irresuelto si Trascendenz es “real” o si se trata de un juego dentro de otro.

[31] Cuerpo cyborg inmóvil, viaje interior, cf barroca aparecen en el segundo film de Duncan Jones, Source Code (2011), de dudoso casting y de pésima trama terrorista. A su favor tiene el uso de un dato científico que funcionaría en Sor Juana: el cerebro, aún después de muerto el cuerpo, percibe y registra. Su primer film, Moon (2009), complementa con (pseudo) viaje astronómico el arco que va desde el outer space al inner space.

[32] Javier Lorca (67-73) señala la relación en la imaginería de los siglos XVII y XVIII entre el cuerpo humano como máquina que funciona por sí misma (´autómata´) y la consideración del reloj como un ´mecanismo de mecanismos´ (que a su vez permitía pensar la figura del demiurgo, frente a la máquina del mundo, como la de un relojero).

[33] En la parte final del poema se menciona el “natural vaso” (v. 843) como sucedáneo del alambique. Sobre la filiación alquímica de vaso (ver nota 47).

[34] Esta configuración podría explicarse con la imaginería barroca del cuerpo y del mundo como ´máquina´ y hasta podría remitir a la ´monodología´ de Leibniz con su analogía mecánica de la comunicación cuerpo / alma. Sor Juana repite incesantemente que el mundo es una maquinaria (El Sueño, v. 165, v. 471, vv. 770-780, etc.) (ver nota 32). Por otro lado, personifica la Tierra a la que presenta repleta de “senos” (El Sueño, v. 91. V. 97, v. 628, v. 716) como si afianzara la idea de la Madre Naturaleza (ver nota 47). Estas feminización de la Tierra se clausura con la aparición de la bella, atrevida, exultante y guerrera Aurora, una andrógina amazona que lucha contra la noche. Para las amazonas y la androginia en Sor Juana, ver Egan (31 y ss.). En el uso de esa andrógina figura mitológica, Egan advierte una anticipación posmoderna (ver nota 49). Aporto un dato lateral. Se menciona muy poco el señalamiento de Robert Graves (Los mitos griegos I, # 100.1, 405) quien apunta que la voz amazon no significa ´mujer sin un seno´. Amazon es una voz armenia que remite a sacerdotisas de la diosa luna. Las amazonas son, entonces, ´las mujeres luna´. No tiene el sentido ´procedentes de…´, pero entendido así el vocablo gana en riqueza semántica. ¿Hay film de cf relacionado? Sí. En un registro hiper-paródico, Amazon Women in the Moon (1987).

[35] Si nos remitimos a la etimología de ´cyborg´ emergen otros sentidos. Kybernétes (griego) significa “piloto de nave” (en latín, gubernator). En varios pasajes, Sor Juana se refiere al recorrido del Alma como navegación. En el primer fracaso por conocer, recoge la atención (´las velas´) pero no puede impedir que el barco se destroce contra la “mental orilla” (Sueño, vv. 540-580). El Alma, entonces, es un kybernétes. Esto se relaciona, además, con la función del Faro de Alejandría de reflejar las lejanas naves y disuelve desde otro punto de vista la idea del ´vuelo´. Yendo aún más lejos, la cibernética en un sentido moderno (la autorregulación de los sistemas mecánicos y/o animales) fue desarrollada a partir de las investigaciones de Norbert Wiener en los años cuarenta. En God & Golem,Inc. (1964) Wiener, entre otras cuestiones, sugiere una herencia mágica de la cibernética cuyo tradición se remonta a la idea cabalística del hombre jugando a ser Dios con la construcción de un autómata (golem) y cuyo antecedente intermedio es el autómata bautizado ´robot´ por el checo Čapek en R.U.R, obra de teatro de 1920. ¿Casualidades? Praga es el factor común para estas dos últimos ´criaturas´. Sobre el golem ver la mención posterior en Borges.

[36] La referencia es, nuevamente, la cf barroca. Tanto en la novela Ubik (1969) de Philip Dick como en su no reconocida versión cinematográfica Abre los ojos (1997) de Alejandro Amenábar (la sugerencia sobre la semejanza entre ambas ficciones es de Gamerro 201) los sujetos viven ´vidas reales´ por medio de un sistema que interviene y conserva sus cuerpos muertos mientras le transmiten una vida mental que es un sueño o una variante de él. Por supuesto que los objetivos –vamos a decirlo así- de los tres textos son diferentes, pero en su situación básica cuentan el discurrir de una mente en el interior de un cuerpo muerto o en el límite de estarlo.

[37] “No hay que olvidar… que el paisaje del poema es mental.” (Paz 491)

[38] El carácter onírico del cine es otro lugar común de la historia del arte.

[39] Dentro de la concepción de ´la cadena del ser´, el hombre como “bisagra engarzadora” (el Sueño, vv. 659) y “compendio que absoluto/ parece al Ángel, a la planta, al bruto” (el Sueño, vv. 692-693) también alienta a una hibridez cyborg.

[40] En base a la distinción micro / macrocosmos, la ventana que supongo para la habitación replica la existencia de los ojos intelectuales en la parte superior del sujeto.

[41] El afán redentor de padre e hija se materializa convirtiendo a Max, el protagonista, en un agente del bien y, sobre todo, ´salvando´ a parias afectados por la televisión. Esa tarea se desarrolla en “Cathodic Ray Mission”. En esta lucha por lo virtual, esa institución es una “mission” (misión) y su símbolo es un corazón rojo atravesado por un rayo catódico. Tal vez mera coincidencia, Cronenberg alude a la orden jesuítica a la que pertenecía Kircher.

[42] Quienes como Max ven las imágenes fatales de Videodrome, experimentan la transformación de su estómago en una gran vagina.

[43] A la recurrencia de personalidades raras [queer], habría que añadir el juego con los fluidos corporales en el interior del sujeto (recordar la mención coprofílica del “quilo”, v. 243). Este aspecto merece un mayor desarrollo. Por otro lado, ignoro en qué contexto Elías Trabulse prefigura esa conexión, pero sugiere y me interesa: “En Sor Juana encontramos –como Anaïs Nin lo notaba en sí misma- el cotidiano tornar… [etc.]” (citado por Perelmuter 9). Para una perspectiva de lo monstruoso aplicada a la Respuesta, ver Solodkow, “Mediaciones del yo y monstruosidad…”.

[44] Sobre la relación entre las figuras mitológicas y la construcción de una genealogía autorreferencial para defender su saber, ver Franco.

[45] Es una hipótesis que no puedo desarrollar aquí. Me gustaría reformular la propuesta de Paz -la Respuesta es la versión en prosa del Sueño– y decir: en términos génericos, la carta es la versión en clave fantástica del poema de cf.

[46] En Siete Noches (1980) Borges incluye dos textos que cruzan sus caminos: “La pesadilla” y “La cábala”.

[47] La mención en el verso 558 del “pequeño vaso” que no alcanza a contener todo lo visto, se une a la idea del embrión informe y remite también a la alquimia. En esta tradición, asociada a la minería, la Madre Tierra aparece como útero y/o vaso (vas) en el que se desarrolla el embrión mineral (la piedra preciosa). El crecimiento de la piedra tiene su correlación espiritual iniciática. Ver Eliade Herreros y alquimistas.

[48] Desarrollo esto en Lépori. Sobre la posmodernidad de Borges en relación con la cf, ver Cano.

[49] Sobre la ´actitud moderna´ en ciernes de Sor Juana, ver Paz (502-503), Femenías (11), Santa Cruz (161). Acerca de lo posmoderno, las menciones son menos evidentes al menos en la bibliografía consultada por mí. Egan (31) sugiere esa conexión. Ahora bien, y se trata de una apreciación que por el momento solo puede tener carácter de nota al pie hasta mejor análisis, podría aventurarse que una vez aceptada la cf como protocolo de lectura del Sueño los embates posmodernos son, si no deseables, esperables. Sor Juana usa la primera persona para la voz que enuncia en su poema de cf construyendo una subjetividad cuya contraparte es la autobiográfica Respuesta. Algunos críticos consideran que el género posmoderno “autoficción” (fabulación de sí) remonta sus orígenes a Luciano de Samosata, comúnmente citado entre los antecedentes de la cf (el personaje de sus aventuras fantásticas lleva el nombre ´Luciano´). Sobre Luciano, cf, autoficción y posmodernismo sigo la mención de Ignacio Lucia dedicado a analizar al escritor Raúl Damonte (Copi).

[50] Un film de cf –Innerspace (1987) de Joe Dante- permite detectar cuánto hay de cf germinal en aquel texto de fines del siglo XVII. Si bien es una parodia, en Innerspace el espectador comparte el punto de vista de un hombre que, miniaturizado en un experimento, recorre el interior de un cuerpo humano. Ese interior no es semejante al cuerpo que concebía Sor Juana por razones obvias, entre ellas, la de la circulación de la sangre.

[51] “La ciencia ficción debería olvidarse del espacio, de los viajes interestelares… Los mayores adelantos del futuro inmediato no tendrán lugar en la Luna ni en Marte sino en la Tierra, y es el espacio interior [del hombre], no el exterior, el que ha de explorarse.” (Ballard citado por Lorca 128).

[52] Mi afirmación se circunscribe a la Argentina por no tener el pulso de otros espacios de estudios literarios.

[53] Ver “Discontinuidades genéricas en la ciencia ficción: La nave estelar de Brian Aldiss” (Jameson, Arqueologías del futuro 303-317) para pensar en qué sentido el collage es intrínseco a la constitución del género.///

[Roberto Lépori]

Queso de lágrimas de artista. Pandemia y biotecnología [19/5/2020]

La tecnología 5G, en el eje de mentidas y desmentidas sobre sus efectos inmediatos, presenta otra cara no menos compleja a largo plazo, favoreciendo el desarrollo exponencial de la bioingeniería, ¿solución universal pospandemia o vehículo ideal hacia un sombrío futuro transhumano?

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Las intervenciones críticas referidas a las consecuencias de la pandemia provocada por la Covid-19 son innumerables. Una parte importante se concentró en las tensiones relacionadas con el poder político y su reajuste. A fines de febrero, el grupo comunista Chuang alertaba sobre la “crisis secular del capitalismo”, refiriéndose a “un desastre ecológico y microbiológico generalizado” que redundaría en ´un estado perpetuo de crisis y atomización´ [“Contagio social: guerra de clases microbiológica en China”, 26/02/2020]. Una de las voces que amplió esa perspectiva fue la de Paul B. Preciado quien, partiendo de la actual redefinición de la biopolítica -las tecnologías del poder operando sobre cuerpos y subjetividades en contexto de pandemia-, apuntó a la radicalización de una ´gestión biotecnológica´ en el marco más amplio de ´nueva gestión semiótico-técnica digital´ centrado en la biovigilancia [“Aprendiendo del virus”, El País, 28/03/2020]. Este análisis, publicado por un medio corporativo, estaba de todos modos pasos atrás de la cruda llaneza del blog ´Contra Toda Nocividad´ que ese mismo día de marzo hacía público su suelto -“El coronavirus como excusa para imponer la virtualización de la vida y el transhumanismo” [28/20/2020] cuyo lema principal -´lxs nuevxs diosxs del mundo [son] lxs biotecnólogxs´- es aquí y ahora el fermento.

Meses antes de la explosión de la Covid-19 en Wuhan (China), se encendieron las alarmas acerca de la peligrosidad de la nueva tecnología de la comunicación e información conocida como 5G, en reemplazo de la actual 4G, denunciando las pésimas consecuencias para la salud y para el ambiente en general. Los dos argumentos principales apuntaban a la proliferación exponencial de satélites rodeando al planeta y a la red de nuevas antenas para garantizar la conectividad que adoptará la frecuencia de las operadoras de televisión.

   Los publicistas de las compañías impulsoras de la tecnología 5G desmintieron las acusaciones o trabajaron para silenciarlas. Argumentaron lo obvio: el daño no podía ser demostrado [Amit Shagra, “Is 5G Technology Really Dangerous?”, 23/10/2019 – Davidson Institute of Science Education dependiente de Weizmann Institute of Science, Rehovot].

   Al día de hoy la discusión se ha convertido en una trampa a la que es mejor evitar para concentrarse en otras aristas referidas a la relación de la nueva tecnología 5G con una situación claramente excepcional. Esta perspectiva implica reconocer que esa tecnología es fundamental en la consolidación de proyectos del futuro próximo -internet de las cosas, hiper-conectividad (ciber-vigilancia), inteligencia artificial, robótica, bioingeniería; comprender que esos proyectos responden a un reajuste de intereses corporativos de amplísimo espectro; y ponerle nombres y anécdotas al asunto.

   Remontémonos al año 1984. En una de las primeras charlas, sino en la primera charla TED [por Tecnología, Entretenimiento y Diseño] de la que se tenga noticias, el gurú digitalista Nicholas Negroponte [1943- ] presenta al mundo de los negocios la pantalla táctil. Este galardón fue para él una llave de oro a la que luego sumó su poder acumulado al comando del Laboratorio de Medios del MIT [Massachusetts Institute of Technology], su capacidad para generar un best-seller como Ser Digital [Being Digital, 1995] y su aventura tercermundista imponiendo la millonaria empresa ´una computadora por niño´ (en Argentina, Conectar Igualdad), entre muchas otras iniciativas, creando así la ilusión de ser un visionario al que es importante prestarle atención.

   Podríamos ilustrar su sagacidad corporativa y su imaginación desbordada, recordando por ejemplo que en Ser digital preveía no solo un futuro repleto de hologramas domésticos         -“En algún momento del próximo milenio, nuestros nietos o bisnietos mirarán un partido de fútbol (si es que aún se llama así), corriendo la mesa ratona  (si es que aún se llama así) y haciendo que jugadores de veinte centímetros desarrollen el partido en el living (si es que aún se llama así)…” [Ser digital, “RV 20/20”, p. 128]- sino que además discutía la conveniencia o no de transmitir información codificada en bits, por medio del aire o de fibra óptica. Las ventajas de esta última –decía en 1995 con una acidez hoy de mal gusto- eran exponenciales en relación al éter, incluso si a éste se le añadían “…sectores del espectro [aéreo] que antes se evitaban, aunque más no fuese porque esas frecuencias pueden dejar fritos a los inocentes pajaritos…” [Ser digital, pág. 32].

   Las especulaciones sobre la conectividad en la aldea digital fueron disolviéndose en el aire y mutando, hasta que veinticinco años después de ese mal chiste, y al tiempo que comenzaba a operar la tecnología 5G en España, durante el mes de junio de 2019, en una entrevista para el diario El País, el gurú sorprende distanciándose del alboroto general. Dice Negroponte: “El 5G no es tan importante como lo están vendiendo. Es solo un cambio incremental sobre el 4G. El hito fue el 3G…”. Para nombrar lo nuevo, lo ´rompedor´, habrá que pensar en la lejana fusión nuclear o con mucha mayor certeza en la revolución de la bioingeniería: “Tendremos humanos genéticamente modificados y corregiremos los errores de la naturaleza.” Los objetivos serán prolongar la vida y la juventud; hacer andar a los discapacitados; “eliminar las enfermedades raras” [El País, 20/06/2019].

   Esta nueva obsesión no era aleatoria ni momentánea. En un video del año 2016, en el canal de YouTube ´El futuro es apasionante´ -gestionado por la empresa Vodafone y por el diario El País-, asistimos a su defensa de la posibilidad de que en poco tiempo la educación surja de la ingesta de píldoras con nanorobots que se trasladarán por el torrente sanguíneo hasta alcanzar los capilares que conectan las neuronas, colocando saberes (idiomas, artistas, ciencias, destrezas), recuerdos, sensaciones, imágenes, incluso sabores, olores. Aseguraba además –un entusiasmado Nicholas- que esas nuevas tecnologías permitirían producir a gran escala alimentos sin necesidad de suelo, agua o animales. “Necesitaremos nada –aire- para obtener vegetales y carne.”

   Pero ¿qué deberíamos entender por biotecnología?

   Entre las probables respuestas la más ajustada a esta historia es la de Christina Agapakis, directora creativa de Gingko Bioworks, e involuntaria discípula de Negroponte. Según cuenta Agapakis en el video promoción ´Hackear bacterias para fabricar cualquier cosa´, disponible en el mismo canal ´El futuro es apasionante´, Gingko Bioworks es una compañía dedicada al diseño de organismos y para eso trabajan a nivel celular replicando el ADN (de lo que sus clientes deseen reproducir) en microbios, bacterias, fermentos, intentando que esos micro-organismos sean capaces de producir cuero, seda, tinturas, pigmentos, etc. El objetivo estético-empresarial que persigue esta compañía fundada por cinco egresados del MIT no es ya ´ser digital´, sino ´ser material´, poder recrear la realidad.

   Esas búsquedas experimentales tienen instancias idílicas, como recuperar el olor de flores extintas, y altamente extrañas como la faceta creativa de la joven Agapakis quien a partir de la información genética de las lágrimas del artista Olafur Eliasson fermentó queso –pero ni siquiera esos malabares ocultan las contraindicaciones de la manipulación genética.

   La bioingeniería opera en conjunto sobre alimentos, medicamentos y pesticidas. En este  sentido, Agapakis recuerda que Gingko Bioworks se asoció con Bayer para generar bacterias capaces de producir nitrógeno en la raíz de las plantas, volviendo obsoleto el fertilizante. Si es posible, la alteración habrá ocurrido gracias a la manipulación genética de la semilla y a la co-presencia de otra multinacional –Monsanto- a la que la afabilísima directora creativa nunca nombra.

   La cuestionada magia biotech- sustenta la agroindustria, modelo de explotación con un prontuario tan frondoso que algunos incluso le achacan ser uno de los vectores de la actual pandemia. En el lejano 1992, Edgardo Lander marcaba ya los peligros de la investigación biotecnológica transnacional en la producción de alimentos y medicamentos, indicando que no existían límites claros “…cuando se trata de manipulación genética destinada a curar enfermedades, o [a responder] a determinadas normas sociales de cómo deberían ser los seres humanos…” [La ciencia y la tecnología como asuntos políticos. Límites de la democracia en la sociedad tecnológica. Editorial Nueva Sociedad, Venezuela].

   La biotecnología es uno de los pilares de ese ideal transhumanista y transgénico que tiende a una fusión más eficiente de organismos vivos con la nueva fuente tecnológica que permite modificar y manipularlo todo. Esto significa que los anhelos transhumanistas aproximan dos mundos: las tecnologías biomoleculares atentas al ADN de las cosas, y las nuevas tecnologías de la comunicación que trafican el ADN de la información, los bits.

   En la trama de la nueva gestión biotecnológica que acabamos de esbozar, la tecnología 5G es un factor funcional tan importante como otros. “La extensión planetaria de Internet, la generalización de tecnologías informáticas móviles, el uso de la inteligencia artificial y de algoritmos en el análisis de big data y el desarrollo de dispositivos globales de vigilancia informática a través de satélite…” [Paul B. Preciado, “Aprendiendo del virus”] conforman el marco de excepción para un evento tan singular y peligroso que rompió las normas, incluyendo las de la experimentación.

   La pandemia puso a los departamentos de biotecnología de las universidades en movimiento con el fin de acelerar testeos o pruebas de diverso tipo y lanzó a las empresas de biotecnología a nivel global a ofrecer medicamentos que habían desarrollado o a especular con la posibilidad de encontrar la vacuna contra el virus.

   Si nos referimos a la vacuna, lo primero que debemos saber acerca de las empresas de biotecnología es que muchas son de gestión mixta público-privada (quebrando la distancia con las universidades a las que entrevera seriamente en cuestiones éticas), algunas cotizan en las bolsas más importantes del mundo y la mayoría realizan pruebas en animales.

    De los ochenta proyectos en marcha para encontrar la vacuna, la mayor parte utiliza la bioingeniería y apenas el 5% aplica el viejo método de inactivación del virus. El dato curioso –que tal vez aplaque el optimismo de Negroponte- es que la versión candidata a funcionar fue desarrollada por Sinovac Biotech, mediante el método antiguo de inactivar para inocular y generar anticuerpos (por ahora en macacos Rhesus).

   Las impresionantes corporaciones biotecnológicas son dueñas por supuesto de los fármacos –y los profármacos-, como el ´Remdesivir´, un antiviral desarrollado por Gilead Sciences, efectivo contra el ébola y que frente a la Covid-19 por momentos parece funcionar; o el ´Alfa 2B´, desarrollado en conjunto por Cuba y China, que equilibra en el organismo la producción de interferones, moléculas relacionadas con las citoquinas que son proteínas encargadas de enviar señales para que las células respondan, reparando tejidos o generando reacciones inmunológicas, y que han ocasionado las letales ´tormentas´, una inflamación exagerada frente al nuevo virus que lleva al colapso.

   Otro de los medicamentos utilizados contra la Covid-19 también había demostrado éxito con enfermedades como el ébola. Se trata de REGN-EB3, un biofármaco desarrollado por Regeneron Pharmaceuticals, compañía que más allá de la eficacia de sus medicamentos, resulta interesante por un galardón obtenido meses antes de la pandemia.

  Según un artículo publicado por un economista a inicios de 2019, a lo largo del 2018, Regeneron había recibido el visto bueno de asesores de la bolsa de valores de New York que recomendaban, a potenciales inversores, comprar esas acciones a bajo precio con la expectativa de multiplicar a futuro lo invertido. ¿Cuál era el potencial? Entre otros aspectos, el articulo indicaba que los asesores sabían que Regeneron desarrollaba ´investigaciones y tratamientos en base a citoquinas´, y esto era por supuesto muy importante [“Regeneron Pharmaceuticals le apuesta a la biotecnología” http://www.hyenukchu.com 26/01/2019].

   ¿Cadena irracional de conexiones? ¿Conclusiones apresuradas? ¿Oscurantismo argumentativo frente a quienes habrán de salvarnos? Todo puede ser, incluso aceptar sin chistar el halo de santidad que la urgencia le dio a las compañías de bioingeniería, más ´rompedoras´ que las de la nueva tecnología 5G. Como intuía el antaño gurú digitalista, lxs nuevxs diosxs, lxs biotecnólogxs, fermentan el actual apocalipsis en sus probetas mutantes.///

{Puede leer el texto publicado originalmente en Revista Colofón aquí}

Postales del infierno. Reseña de ´No somos una banda´ (1991) de Orlando Espósito

No somos una banda´, la primera novela de Orlando Espósito (Banfield, 1946), fue publicada por Editorial Grupo Cero a comienzos de 1991. El oficio de escritor en la vida de Espósito estuvo entrelazado con lo profesional entre impresoras, computadoras y una chacra sureña. Sus apuestas narrativas subsiguientes lo condujeron desde la Argentina post-apocalíptica a la novela negra (´El fantasma verde´, ´Los secuestradores´, ´Dejad a los niños venir´) y a relatos publicados en blogs. Con ´escenas de gran realismo en una pesadilla que no da tregua´ y a partir de un interrogante fatal -´¿cómo reaccionaría cada uno de nosotros, sin otra ley que el instinto y la lucha por la propia subsistencia?´-intentamos quitarle el polvo a este singular destello de la ciencia ficción local.

Ciento veintidós páginas. Veintisiete capítulos. Una contratapa: “´No somos una banda´ es una visión estremecedora de lo que podría haber sucedido en nuestro país; tal vez, de lo que está aún por suceder. ¿A qué extremos de salvajismo y barbarie somos capaces de llegar sometidos a presiones extremas? ¿Cómo reaccionaría cada uno de nosotros, sin otra ley que el instinto y la lucha por la propia subsistencia? ¿Qué es lo que queda de un Estado, cuando la ineficacia y la corrupción de sus dirigentes alcanzan su máxima expresión? Un país sumergido en el caos, habitado por seres en los que la civilización es apenas un recuerdo, se transforma en un mundo distinto que todos hemos temido e imaginado alguna vez. Un mundo en el que todo ha cambiado: la vida, el sexo, el amor…”.

   Y por supuesto la situación económica. La cesación de pago de la deuda de los países del Tercer Mundo han llevado al globo al borde del colapso, menos en Argentina donde el colapso ocurrió. Devastado por la hiperinflación desde hace tres años, el país naufraga sin gobierno, sin ejército y sin ley, y con su territorio reducido a la mitad por las invasiones de Chile, Brasil e Inglaterra. “Después de todo –sugiere el protagonista- era un lejano país del fondo del hemisferio, notorio… por su ingobernabilidad. Bárbaros disimulados bajo una fina capa de esmalte para quienes la democracia y las modernas nociones de Estado eran… un exceso…” [II].

   El ´linchamiento del Congreso´ fue el punto de no retorno de la revuelta: “Retengo una confusa cronología de los hechos que condujeron a la catástrofe: Los primeros saqueos a supermercados, los cortes de luz programados…, las farmacias sin medicamentos, los discursos oficiales teñidos de sorpresa y preocupación. Nadie se dio cuenta de que algo estaba empezando.” Bandas, o mejor, grupos armados se dedicaron a la depredación. “Comenzó la escasez de alimentos. Se quebró la cadena de producción y distribución. Sobrevinieron los despidos en masa. Los obreros tomaron las fábricas pero nada tenían que fabricar.” Desaparecieron la electricidad y el gas, y emergieron la ira, los rostros enrojecidos y los puños blandiendo armas. “Nada quedó a salvo de la ira, y todos los árboles, todos los postes, todos los monumentos, fueron utilizados para colgar a los funcionarios y a los políticos… imposible saber cuántos eran. Algunos más colgados que otros, pero todos colgados… Me estremece el asco y el espanto de aquellos días. El incendio de la Casa Rosada, del banco Hipotecario, de la Catedral…” [V].

  El linchamiento instaló la incertidumbre y el hambre, según su memoria siempre oscilante: “¿Qué fue lo que pasó? Tal vez, algún día, los historiadores y los sociólogos, puedan… elaborar una explicación. Hoy no tengo memoria suficiente para ver, siquiera, el pasado inmediato, y me fatiga pensar en el futuro lejano. Puedo hacer planes para mañana, para pasado mañana, quizá. Es más importante una lata de arvejas… Es más, creo que ya no sabría multiplicar ni dividir. Hasta es probable que no logre recordar las estrofas del Himno Nacional…” [I].

   Pero todavía las recuerda -´Oíd mortales…´, etcétera- y las recordará hasta agotarlas, verso a verso, en el final de cada capítulo impar, como un mantra paradójico que rubrica que las acciones que acabamos de leer sucedieron en una tierra que ya no es aquella que solía llamarse Argentina.  

   Los capítulos pares son para Rita y sus dos hijos, Andrés y Federico, quienes emigraron a Francia en un avión como refugiados cuando todavía era posible abandonar el país. Su perspectiva de exiliada contrapone la salida –“Cuando el avión sobrevoló los suburbios vio las columnas de humo y las llamas color amarillo y ocre que brotaban…, las autopistas cubiertas de automóviles amontonados, inmóviles para siempre, muchedumbres reducidas al tamaño de hormigas marchando…” [II]- con el arribo al campo de refugiados en suelo europeo: “La escalerilla daba a una zona demarcada por un vallado tras el cual montaban guardia los soldados… Grandes lámparas de mercurio encandilaban a los recién llegados. Uno tras otro debían ingresar en una casilla donde eran sopleteados con un polvo blanco que olía a DDT. Luego, entraban en el hangar donde cumplían la cuarentena. Un hombre protegido con un barbijo y guantes quirúrgicos les entregaba una ficha que debían completar con datos personales” [IV]. Detrás del olor a desinfectante quedaban la identidad y la pertenencia a un país que había perdido la confianza, la solidaridad y la idea de comunidad, sumido en el ´sálvese quien pueda´.

    Rita sufría con sus hijos trabajando en Francia como sirvienta y pensando cada día en la posibilidad de volver y de reencontrarse con su marido, el narrador de los capítulos impares quien desde la desolada Buenos Aires creía que su familia estaba en Brasil o en España.

   La falta de comunicación era total. La solución estaba muy lejos o en manos ajenas: “…las Naciones Unidas habían logrado establecer una zona de seguridad en el aeropuerto de Ezeiza… Los primeros contingentes de cascos azules fueron desbordados por la multitud y las toneladas de víveres, los kilómetros de vendas y los tambores de desinfectante no alcanzaron para frenar la marea humana… Los soldados… tuvieron que disparar para salvaguardar sus propias vidas.” [XV] Rita seguía el curso aproximado de las acciones por los noticieros. Los videos eran filmados por periodistas “…desde gran altura porque la gente les disparaba como si fueran enemigos.” [VIII] Se veían escenas de carnicería vacuna y también humana -si lo ameritaba la presa en disputa.

   Escapar a ese caos era entrar en ´zonas de cuarentena´, ´áreas sanitarias´, ´campos de embarque´ o irse directamente de la ex capital.

   En una escaramuza, el narrador se suma a un grupo cuyo líder, Jorge, era un viejo conocido. Esta comunidad excepcional resistía en un edificio del centro porteño y junto a ellos el protagonista consolida la posibilidad de planificar la huida hacia Uruguay o hacia las provincias. “La mayoría huyó hacia el campo pensando que allí obtendrían más fácil lo necesario para vivir…” [IX]. En la ciudad todo era desconfianza y escasez. De combustible, de leña, de carne fresca (de perros), de fósforos secos. El dinero no servía. Lo más preciado del día tal vez hubiera que robárselo a un muerto.

   El grupo comandado por Jorge había aprendido a cultivar con tachos abiertos por la mitad, a cocinarse y a calentarse con ceniza empapada en kerosén y a aprovechar los sacudones del deseo para intimar bajo condiciones adversas. “Era una mujer distinta de las que yo recordaba –nos cuenta luego de las primeras noches. Era la mujer de los años de la adversidad. Desgreñada, el pelo cortado toscamente… Estuvimos muchas horas tras de la cortina… De los dos brotaba un olor rancio, agrio. Era el olor de nuestras pieles sin jabón ni desodorante, olor humano.” [IX]

   En el mundo exterior, mientras tanto, el asesinato estaba a la orden del día. Era el salvoconducto para sobrevivir. “Desde que se generalizó la revuelta, la gente no soportaba ser comandada por nadie y los líderes terminaban con una bala en la espalda.” [IX] Todos eran enemigos, aunque no tan enemigos si tenían una bendita bala incrustada porque, aunque parezca imposible, un día todo cambió y para peor.

   Aparecieron los primeros muertos ´sin marca de violencia´. “Comprendimos que era la peste que mencionaba la radio. Adoptamos estrictas medidas sanitarias. Colocamos… acaroína en la puerta de entrada. Debíamos hundir las suelas en el líquido desinfectante antes de ingresar… Abandonamos el despojo de cadáveres y hervíamos el agua aunque fuera de lluvia.” [XIII]

   La consigna fue a partir de allí impostergable: “Tenemos que salir de la ciudad…”.  El grupo se preparó entonces para migrar, unos hacia Uruguay, otros hacia Mendoza donde hablaban de un gobierno provisional. Camino al delta se encuentran con otros mundos, “…una aldea de pescadores formada por antiguos vecinos de Vicente López”, pero los guardias los hacen retroceder del ensueño y antes de abandonarlos les enrostran cómo obtenían los alimentos. “El río estaba limpio, se había acabado la mugre”. A escasos kilómetros de la metrópolis pestilente, el pequeño poblado mantenía una vida apacible: “…huertas llenas de almácigos, plantas de tomate y ají, árboles frutales y limoneros… Un par de botes realizaban maniobras de pesca… El río tenía vida, los peces habían sobrevivido al tanino, a las cloacas, al plástico y al petróleo.” [XXIII]

   Aun cuando en los capítulos finales la novela apele a la esperanza colectiva, en conjunto deja el sabor rancio de aquel cóctel explosivo que fue la transición de los experimentos alfonsinistas a los delirios menemistas y que podría resumirse con este amargo recuerdo de Rita: “…somos peores que pordioseros. Nos engañaron. Nos dijeron que el nuestro era el mejor país del mundo, que comíamos más carne que nadie, que éramos los que teníamos mejores profesionales y técnicos.” [VIII] Esa Argentina fragmentada en bandas y bajo un nuevo orden económico era el chisporroteo de una fallida nacionalidad: “Una vez quebrada la delgada protección de la sociedad organizada, no hay peor enemigo para nosotros que nuestros congéneres.” [XXIII]

   La novela de Espósito permanece todavía hoy como un secreto más citado que leído. En 2006 Fernando Reati la incluyó en Postales del porvenir -un análisis de la ´literatura de anticipación´ en Argentina entre 1985-1999- volumen que abordaba otras doce obras: Manual de historia (1985) de Marco Denevi; La Reina del Plata (1988) de Abel Posse; Una sombra ya pronto serás (1990) de Osvaldo Soriano; Las repúblicas (1991) de Angélica Gorodischer; El aire (1992) de Sergio Chefjec; La ciudad ausente (1992) de Ricardo Piglia; Los misterios de Rosario (1994) de César Aira; La muerte como efecto secundario (1997) de Ana María Shua; El oído absoluto (1989/1997) de Marcelo Cohen; Cruz diablo (1997) de Eduardo Blaustein; Planet (1998) de Sergio Bizzio; 2058, en la Corte de Eutopía (1999) de Pablo Urbanyi.

   Todos estos artefactos narrativos ofrecen en su conjunto un muestreo suficientemente amplio de la fuerza no siempre reconocida de la ciencia ficción local –Reati insiste con ´ficción anticipatoria´- para indagar en las transformaciones sociales y culturales que se expandieron como reguero de pólvora al filo del nuevo milenio.

   Novelas como ´No somos una banda´ advierten con lucidez la futura pesadilla en los rescoldos de los años ochenta atizados por los primeros coqueteos del menemismo. Alejado de los grandes imperios tecnológicos, lo que determina la explosión del país austral es un factor poco menos que metafísico: una inédita variable financiera justifica la catástrofe narrativa.

   Un cierto llorisqueo nacionalista por la pérdida de valores y por la disolución de una comunidad supuestamente unida, sugiere la tapa del libro con una lágrima que cae desde un ojo color bandera. Menos sensiblero es el devenir de los personajes y de la propia novela que por sobre todo parecen apuntar a la enjundia de la frase de cabecera que Espósito tomó de los ´Proverbios del infierno´ de William Blake y que engarza justo con este cierre: “Aquel que desea y no actúa, engendra la peste” [´He who desires but acts not, breeds pestilence´].///

{Este texto fue publicado, en una versión por momentos diferente, por Revista Colofón como Postales del infierno}

Bienvenidxs a la máquina, criaturas electrónicas [2009]

“La visión apocalíptica se manifiesta en el colapso ecológico y social que experimentamos en el mundo real y físico. Como [Alexander] Bolonkin dice: ´Tarde o temprano las enseñanzas religiosas acerca del alma, del cielo y del infierno, serán reales. Pero todo estará creado por humanos. El llamado fin del mundo tendrá también la posibilidad de convertirse en real. La interpretación religiosa de esta noción implica el fin de la existencia de toda persona biológica -traspasar todas las almas a portadores artificiales…´ Un filósofo nanotecnológico, en un artículo llamado ´Vivir para siempre´, apunta: ´La unión de humano y máquina está en camino. Casi cualquier parte de nuestro cuerpo puede ser mejorada o reemplazada, incluso algunas funciones del cerebro… En dos o tres décadas nuestros cerebros habrán sido estudiados a fondo por la ingeniería inversa: nanorobots nos permitirán una inmersión total en la realidad virtual y una conexión directa del cerebro con internet. Poco después, expandiremos vastamente nuestros intelectos al fusionar nuestros cerebros biológicos con la inteligencia no biológica´. Esta sería la sentencia final: ´Solamente podemos solucionar el problema de la mortalidad alejándonos de nuestro sustrato biológico´. Alexander Bolonkin, antiguamente en las fuerzas aéreas de Estados Unidos y en la NASA, escribe: ´Una persona inmortal compuesta de chips y materiales supersólidos (el e-man o humano electrónico) tendría ventajas increíbles en comparación con la gente común. Un ser humano electrónico no necesitará comida, vivienda, aire, dormir, descanso o ambientes ecológicamente puros. Un ser de este tipo será capaz de viajar en el espacio o de caminar por encima del fondo marino sin botellas de aire. Sus capacidades y habilidades mentales se incrementarán millones de veces. Será posible desplazar a ese tipo de personas a distancias enormes a la velocidad de la luz. La información de una persona como esa podría transportarse a otro planeta mediante un láser e implantarse en otro cuerpo. Esas personas no serán torpes robots de acero. La persona artificial tendrá la oportunidad de escoger su cara, cuerpo y piel. También les será posible reproducirse a sí mismos evitando los períodos de niñez y adolescencia, y también la educación. No será posible destruir a una persona artificial con ningún arma, ya que se podrá copiar la información de su mente y guardarla…´… Bolonkin cree que ´…esta transición a la inmortalidad (criaturas electrónicas) será posible en 10-20 años´. Al principio costará varios millones de dólares y estará sólo al alcance de personas muy ricas, gobernantes y famosos. Pero en otros 10-20 años, para los años 2020-2035, el coste del chip de equivalencia humana, juntamente con el cuerpo electrónico y los órganos de recepción y comunicación, caerá a unos pocos miles de dólares, y la inmortalidad será accesible a la mayoría de la población de los países desarrollados… Al principio será posible grabar en los chips sólo los contenidos de la mente, y proveer el cuerpo para su existencia independiente más tarde. Las consecuencias de todo esto, según Bolonkin, es que ´el número de criaturas electrónicas será creciente, y el número de personas, decreciente, hasta mantener el mínimo necesario para los zoos y las pequeñas reservas. Muy probablemente, los sentimientos de las criaturas electrónicas tendrán para con los humanos como sus ancestros se desvanecerán en proporción con la creciente brecha entre las capacidades mentales entre unos y otros, hasta que se convertirán en comparables con la actitud que tenemos frente a los monos, o incluso a los gusanos´. Bolonkin quiere desembarazarse del sexo procreativo (lo que no debería ser una sorpresa, ya que quiere desembarazarse de nuestros cuerpos): ´Otra cosa es bastante obvia: que la procreación biológica será tan cara, lenta y primitiva que se perderá en el olvido.”//

{Derrick Jensen & George Draffan, Bienvenidos a la máquina. Ciencia, vigilancia y cultura del control, Editorial Klinamen, 2009, páginas 99 y 106}

Ciudad Eva Perón. Los años orwellianos de La Plata

En un artículo que apareció en la contratapa de un suplemento dedicado a La Plata, hace ya varios años, Leopoldo Brizuela [1963 – 2019] arriesgaba algunas ideas sobre la conflictiva relación que mantenía la ciudad con la tarea cultural.

   Sus especulaciones concluían en una serie de rasgos que pretendían abarcar el murmullo artístico en una cuadrícula marcada desde sus orígenes por la utopía.

   El primer rasgo a considerar era el “muro casi inexpugnable” que alejaba a los habitantes locales de los transitorios o foráneos; superpuesto al inicial, el segundo rasgo era la tensión constante entre geometría y burocracia. Para Brizuela, La Plata no solo era un cuadrado perfecto, sino que sobre todo era un cuadrado perfecto que contenía en su interior otros cuadrados perfectos, en una escalada concéntrica que acababa por cercar la cápsula individual del artista -dos veces aislado, si consideramos aquel muro primario.

   ¿Incomunicación, desvío permanente, vetustez, fijeza, hibridez? No quedaba demasiado claro, en un primer momento, su hipótesis sobre ´ciudad / cultura´. Brizuela se sentía platense, pero residía en Tolosa, en los márgenes del trazado original. En particular, el sentimiento local estaba asociado en él a la prosapia familiar. Su familia de inmigrantes era un ejemplo de la conexión que existía, con mayor intensidad que en otras localidades, entre los platenses y la política –o los ´centros de poder´.

   Dicho así con un más contundencia, la cultura platense sería entonces para el escritor ´la resultante de deambular por un laberinto de cuadrados perfectos cuya única salida es la burocracia o la política´. (“Efectos del cuadrado perfecto”, Ñ Interior, 27/11/2004)

   Esa tensión arte / burocracia estaba en los orígenes del mito.

   En 1999 el Concejo deliberante local, gracias al empeño de especialistas e investigadores, ratificaba que la idea del trazado de La Plata había sido del arquitecto Juan Martín Burgos y que el diseño del plano había correspondido a la mano del ingeniero Carlos Glade y no  -como insistió la tradición que alcanzaba incluso a Brizuela- de Pedro Benoit quien solo firmó el plano y lo envió a una exposición en París, instalando la ficción de su autoría.

   Funcional al imaginario europeizante, esta falacia local sobre el origen reforzaba de costado la perspectiva brizueliana: el burócrata, Benoit, es recordado; el artista geómetra, Burgos, borrado. Pero como tantos otros, el escritor tolosano ignoró esa impostura.

   Y con ese olvido, dilapidó la posibilidad de perfeccionar su hipótesis mediante una inversión cuya renovada ecuación diría: ´la burocracia y/o la política en La Plata es deambular por un laberinto de cuadrados perfectos cuya única salida es la ficción´.

La Plata es una ficción con tachaduras, enmiendas, reescrituras –como el mito Julio Verne y la falsa adscripción de modelo ideal urbano a France-Ville. Es sin dudas una ficción repleta de episodios inverosímiles y aunque a Brizuela se le pasó por alto el manchón fundacional, dejó en su artículo bosquejada otra escena de política / ficción ocurrida hacia mitad del siglo pasado. En La Plata –nos cuenta Leopoldo – “…se miró desde muy de cerca el estallido del 17 de octubre, todo el mundo tenía opinión formada sobre aquel General que había rebautizado a la ciudad con el nombre de su esposa Eva…” (“Efectos del cuadrado perfecto”).

  ¿´Había rebautizado´ o ´rebautizaría´?

   La redacción y las fechas son ambiguas en ese párrafo en el que, en particular, no dice ´1945´, sino ´1955´: “Mis padres son hijos de esa generación que compró, con su trabajo, su lote en aquel plano primigenio ideado por Benoit y hacia 1955 presenció el estallido de una tensión insoportable entre la realidad y aquel viejo proyecto de país: en La Plata se miró desde muy de cerca el estallido del 17 de octubre…”.

   ´Estallido del 17 de octubre de 1955´ es sin dudas extraño pero está absolutamente a tono con el fugaz registro del siguiente episodio orwelliano.

   El 9 de agosto de 1952, en memoria de una venerada Eva que había fallecido pocos días antes, se sancionó la ley provincial que indicaba que el nombre del partido y el nombre de la ciudad capital de la provincia de Buenos Aires dejaban de ser La Plata y se convertían en Eva Perón. Uno de los argumentos para esa modificación fue hacer del nuevo nombre la marca de un quiebre que dejara atrás las rencillas apelando a la unidad nacional, así como cuando fue fundada La Plata su existencia consolidó la incipiente federalización del país. Desde el otro lado, vieron a esa nueva fiebre como un apurón a contramano de la historia.

   Las modificaciones ordenadas incidieron en la geografía urbana. Las calles 7 y 13 abandonaron Monteverde y Urquiza respectivamente para adoptar los nombres de Juan Domingo y Eva Perón. El escudo de la ciudad comenzó a llevar una imagen de Eva. Los equipos locales de fútbol fueron denominados Estudiantes de Eva Perón y Gimnasia y Esgrima Eva Perón. Asimismo almanaques, libros, partidas de nacimiento, lápidas y un amplio etcétera, todo fue hecho, impreso, radicado, nacido, fallecido en Ciudad Eva Perón.

   Hubo insalvables inconsecuencias en esas reescrituras. La imagen que se reproduce a continuación de la Revista Médica tiene en tapa la indicación de Ciudad Eva Perón junto a una dirección céntrica, pero si uno recorre sus páginas, encontrará en el interior artículos que hablan todavía de los hospitales de la ciudad de La Plata.

   Aurora Venturini, por ejemplo, contó alguna vez que editó un libro por aquellos años y que enojada con la modificación pidió expresamente que el nombre de Eva, a quien ella frecuentaba en vida y respetaba, no apareciera en el pie de imprenta (InfoNews, “Cuando La Plata se llamó Eva Perón”, 26/07/2012).

   En septiembre de 1955, una vez derrocado Perón, el reflujo antiperonista arrasó con la imaginería justicialista y eso supuso la destrucción de gran parte de lo que hoy podríamos considerar documentos, pruebas, vestigios. Así como Aurora, otros peronistas vieron en aquel cambio un gesto excesivo y también ayudaron a que la arqueología cotidiana de toparse con ese material fuera escasa.

   Hay sin embargo excepciones que son insondables epifanías semejantes a las de Winston Smith en la novela ´1984´.

   La imagen del folleto que encabeza este escrito es un ejemplo de verdadero objeto orwelliano  materializado.

   Como se deduce de su contenido, otra de las instituciones que vio modificado el nombre fue la Universidad Nacional… Eva Perón. La reescritura es doble y extrema: es un programa de la Universidad Eva Perón en la ciudad Eva Perón. El folleto data de 1952, por lo tanto fue impreso entre agosto y diciembre de ese mismo año.

   Tres temporalidades cruzan las veinte páginas del programa de ´Historia constitucional´, a cargo del profesor José María Rosa (h.) [1906-1991], una de las figuras más activas del revisionismo histórico.

   El año 1952 es el de impresión del folleto y de allí la aparición de los nuevos nombres.

   El año 1948 responde a la rúbrica del programa académico, pasado reciente en el que la universidad tenía otra denominación (y época por la que Orwell escribía su novela).

   Y además está 1949, año de la reforma constitucional justicialista. El último punto de la bolilla XIV señala lacónicamente las “principales reformas de la Constitución de 1949”.

   Como si nos dejáramos llevar por un limbo, el programa impreso en Ciudad Eva Perón en 1952, fue rubricado el 22 de diciembre de 1948 en la ciudad de La Plata y contiene referencias a la nueva constitución que será sancionada el 11 de marzo de 1949 y que según nos cuentan sus ´disposiciones transitorias´ entraría efectivamente en vigencia hacia 1952.

   ¿Burocracia versus geometría? ¿Cuadrados perfectos concéntricos como quería Brizuela? ¿Cultura y Ficción? ¿El Partido? ¿Ministerios? ¿Doblepensar? ¿Neolengua? ¿Ingsoc? ¿La Plata? ¿Ciudad Eva Perón? ¿Ciudad Eva Perón? ¿Ciudad Eva Perón?

   Eva Perón, Eva Perón, Eva Perón, Eva Perón, Eva Perón.///

En el siguiente carnet de afiliación las tachaduras son de la época.

Pablo Szir, el Cordobazo y el fugaz registro de un viajero del tiempo


El hombre está de pie, inmóvil, en una esquina.

Con su mano izquierda sostiene un maletín y con la derecha una cosa que le atrae poderosísimamente la atención.

La inclinación de la espalda y del cuello, y el modo de tomar la cosa con sus dedos nos hacen pensar en un teléfono celular.

La mano derecha de un hombre peinado con raya al costado y cubierto por un piloto que mira fijo la pantalla de un celular en una película no es un problema, pero él está en 1969 y eso sí parece ser un problema.

El documental “Argentina, mayo de 1969. Los caminos de la liberación” revisa, en caliente, el Cordobazo. La película fue ensamblada de forma clandestina por el grupo denominado ´los realizadores de mayo´: Jorge Cedrón, Osvaldo Getino, Enrique y Nemesio Juárez, Rodolfo Kuhn, Jorge Martín, Humberto Ríos, Pino Solanas, Eliseo Subiela y -quien aquí nos interesa- Pablo Szir.

Szir fue uno de los cuatro cineastas detenidos / desaparecidos por la dictadura cívico-militar argentina durante los años setenta. Lo secuestraron en octubre de 1976. Los periódicos lo dieron por muerto publicando su nombre de guerra. En los meses siguientes llegó a cruzarse un par de veces con amigos y con conocidos, escoltado por fuerzas paramilitares, en un final de vida atroz e inquietante.

Había nacido –se cree- en 1936. Componen su filmografía cortometrajes como ´El bombero está triste y llora´ [1965], ´Un día´ [1966], ´Es un árbol y una nube´ [1968] y el largometraje vaporizado, ´Los Velázquez´ [1969-1971], basado en un libro de Roberto Carri -y cuya historia recupera  Albertina en ´Cuatreros´ [2016]. Szir trabajó en muchos de aquellos proyectos junto a quien fuera su compañera, Lita Stantic, luego una reconocida e importante productora cinemtagráfica.

El episodio que dirige Szir en “Argentina, mayo de 1969…” es un docu-ficción de diez minutos. La fría mañana del 3 de junio un obrero cordobés retorna a la fábrica tras varios días de ausencia. El paisaje urbano que atraviesa en colectivo le trae recuerdos de las jornadas de fines de mayo: disparos, enfrentamientos, corridas, pequeños triunfos, avances enemigos… Justo antes de que el vehículo que transporta al obrero y a sus devaneos doble hacia las afueras en dirección a la fábrica conmovida por el Cordobazo, sucede. Al son de una guitarra vemos en la esquina al hombre inmóvil con piloto, maletín y en la mano derecha la cosa que oscila fugaz frente a nuestros ojos entre ser papel, cartón y teléfono celular, como dijimos, aunque no dijimos todo. Si reprodujéramos a un octavo de velocidad (0,125x), reconoceríamos que la cámara, probablemente por un desnivel en el terreno, ha perdido al pasar por ahí estabilidad de tal manera que al hombre lo vemos de pronto de cuerpo entero y centésimas después sin cabeza. Es precisamente en los instantes previos a que la cámara vacilante cruce el eje de la cosa sostenida por la mano derecha, que explota –según la versión ralentizada- una interferencia, una descarga oscura y en el fondo, en la parte superior del hombro izquierdo de quien está de pie, la sobreimpresión fantasmal de una fachada de casa antigua o de algo por el estilo. Estos detalles en su conjunto acentúan aún más la sensación de dislocación temporal.

Son esporádicos pero fehacientes casos como esos. A lo largo de la historia fueron, de diversas maneras, apuntados. Recordemos en ese sentido la mitología de los llamados ´observadores´, en inglés ´watchers´ o ´scanners´. Ninguno de los tres términos acierta, sin embargo, con la imagen de un hombre con maletín y piloto parado en una esquina, una mañana de invierno, obsesionado con la pantalla de un adminículo inexistente y en el marco de un proceso revolucionario.

 

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{Citro detectó ese salto temporal entre septiembre y octubre de 2018.}