Ou será que o Brasil deveria libertar-se da dominação da Globo?

vc esta sendo manipulado

«Lo que sigue es un repaso por la historia de la Rede Globo, escrito en el interior del estado de São Paulo hacia fines de junio de 2013 cuando se sucedieron las enigmáticas manifestaciones que pasados los años caerían en el olvido por la destitución de Dilma, por la impostura de Temer y por la llegada al poder de Bolsonaro. O Globo en Brasil es el imperio dentro del imperio. Es manipulación. Es poder total.»

***

I.-

TV Globo fue fundada por Roberto Marinho [1904-2003] en 1965, doce meses después del golpe militar que derrotó al entonces presidente João Goulart.
En 1969, con el noticiero ´Jornal Nacional´ nace Rede Globo.
Desde hace unos cuarenta años el noticiero y las novelas, sin contar las transmisiones de fútbol y de carnaval, funcionan como una dupla de acero que, en continuidad horaria, eleva los números de audiencia a alucinantes porcentajes.
El día 4 de octubre de 1972, por ejemplo, el capítulo número ciento cincuenta y dos de la novela ´Selva de Pedra´ alcanzó –según IBOPE- la friolera absoluta del 100 % de audiencia. Novelas posteriores –es decir, con un mayor número de televisores en juego- llegaron a marcar más del 90 %.
Recién en 1990 la Rede Manchete con su emisión de ´Pantanal´ pudo derrotar por primera vez a una de las novelas de su augusta competidora.
Seis empresas privadas controlan el 80 % de la información dentro de Brasil. Las principales son SBT, Bandeirantes, Record y Rede Globo que impera en todos los rubros y con más del 50 % en su poder rige el mercado televisivo. En un país con el 90 % de los hogares con al menos un televisor, O Globo cubre el 99,50 % del territorio.
O Globo es un multimedios compuesto por la emisora televisiva (con cientos de repetidoras incluyendo la ´TV Tem´ de Rio Preto), el servicio de televisión por cable, radios (unas cien), diarios (O Globo es el más vendido del país), revistas, cine, música, teatro, telefonía, servicio de internet –posesión clave en este junio del 2013- y un inextinguible etcétera que deriva en puestos bases internacionales.
O Globo es una de las mayores cadenas del planeta. En 2012, sus ganancias de seis mil millones de dólares la convirtieron en la segunda mayor. Como grupo multimedia está entre los primeros del mundo y sobrepasa a su competidora latinoamericana ´Televisa´, otro monstruo con quien de todas formas ha decidido asociarse.
Las cadenas y los multimedios brasileños, en manos de las famosas siete familias que dominan el espectro, están atravesadas por intereses políticos concretos, además de los confesionales, sean católicos o evangélicos. Contra todo parámetro legal, en un tercio de las radios y de las cadenas de televisión hay políticos profesionales (o familiares directos) ejerciendo puestos directivos.
En un informe de 2008 –Observador de medios de comunicación en América Latina- se determina que en la agenda de las radios, diarios y televisión brasileñas, simplifico los datos, los problemas de corrupción y la vulnerabilidad de las instituciones democráticas ocupan el 60 % del tiempo de emisión o del espacio de publicación, mientras que la voz y la participación de los ciudadanos oscila entre el 1,5 % y el 0 %.
Son datos con cinco años de antigüedad. Nada indica que las cosas hayan cambiado. La decisión -durante los momentos más complejos de las manifestaciones- de levantar la emisión de las novelas por parte de algunas televisoras, de reemplazar en horario central la lata por el ´ao vivo´, el estudio por las calles, el guion por la crónica, el final controlado por la incertidumbre, el ardor de la pasión por el fuego de la lucha, no debe hacernos creer que primó el deseo de la información y de ´lo real´.
El imperio virtual Rede Globo solo desea cobijar, integrar, acunar, acompañar y dominar a la mayor cantidad posible de ciudadanos (consumidores) brasileños. Son sus clientes y ninguna empresa quiere indisponerse con ellos.
Una guerra de imágenes. Tal vez ningún nombre defina mejor la situación. Todas las encuestas de diez años a la actualidad confirman del lado del usuario y del consumidor un dato imposible de refutar y que se advierte en la vida cotidiana: la relación del ciudadano brasileño con la televisión e internet, y la tecnología, es profunda.
Hasta no hace muchos años, reinaban en el país la red social Orkut (de Google). En la actualidad la mitad de los usuarios de esa red en extinción son brasileños. La migración masiva que se produjo a partir de 2010-2011 hacia Facebook llevó a Brasil a ser el país con más usuarios del mundo, 70 millones, después de los Estados Unidos. En 2012, se vendió en Brasil un celular inteligente cada 30 minutos. Esos 16 millones de aparatos incrementaron en un 80 % los números del 2011.
Uno de los carteles íconos de los primeros días de protesta fue ´Saímos do Facebook´. El cartel no decía ´dejamos Facebook´ sino que establecía una dialéctica -´del ciberespacio a la rúa y vuelta al ciberespacio´- como bandera contra la información tendenciosa de los medios de comunicación tradicionales (que, por supuesto, nunca indicaron en la agenda de reclamos los cuestionamientos que caían sobre ellos).
En la ciberesfera circula por estas horas una imagen de la bandera de Brasil con un hombre de traje que empuja el logo de O Globo para que deje de obstruir al planeta azul. Podría aburrirlos deduciendo aspectos sospechosos de esa imagen –que enfatiza la relación país ̸ bandera (nacionalismo), o que está hecha y destinada a la clase media (hombre de traje), o que es machista (hombre), etc. Pero toda esta eventual discusión nos alejaría de un aspecto simbólico fundamental.
El logo de la Red Globo fue diseñado a mediados de la década del setenta por el alemán Hans Donner [1948- ] –responsable, además, de una parte importante del arsenal visual de la cadena incluyendo los noticieros, las novelas, el show de Xuxa, etc. (y relacionado, por ejemplo, con Microsoft).
En primera instancia, el logotipo es la figura del globo terrestre. Sobre él, un rectángulo (aparato de televisión) recorta un nuevo círculo. Ese nuevo círculo representaría el contenido de la transmisión televisiva que llega hasta el espectador. Ahora bien, aunque el diseño original no lo incluye, puede suponerse sin problemas otro rectángulo detrás del planeta original –el mayor- e intuir otro rectángulo dentro de la esfera menor y así al infinito intercalando mundo (´real´) ̸ aparato (´virtual´) hasta disolver la diferencia.

Eso hace O Globo. Si ingresan al sitio [redeglobo.globo.com] verán cómo se mezclan en un mismo plano y sin solución de continuidad la información social y política con aquellas referentes al mundo del espectáculo (novelas). Ni siquiera en un momento como el actual esa mezcla es relativizada.
La principal estrategia de la empresa para instalarse en el cotidiano fue inventar un ´yo´, una subjetividad que provoca un ´nosotros´ inclusivo (y esquizofrénico). Algunos eslóganes históricos de la Red son: ´un caso de amor con vos (o contigo)´ [1998], ´un caso de amor con Brasil´ [1999], ´nos vemos por aquí´ [2011], ´nos preocupamos ̸ nos conectamos con vos´ [2012]. Por estas horas, la GloboNews –que se transmite en portugués- utiliza como latiguillo ´nunca desliga´, algo así como ´nunca se apaga, nunca se desconecta´, e invita a entrar en ´la realidad en alta definición (HD)´.
El juego es claro. Asfixiante omnipresencia discursiva, quiebre de la distancia entre animado e inanimado (O Globo nos habla) y de la diferencia entre ´real´ y ´virtual´ que se resume en la idea definitivamente instalada por la empresa: Brasil y Rede Globo son una y la misma cosa. Si toman imaginariamente el paño amarillo romboidal que en la bandera brasileña hace las veces de fondo del planeta azul y lo disponen sobre lo verde como si se tratara de un rectángulo dentro de otro, verán que esa alternancia entre rectángulo y esfera tiene un aroma reconocible.

II.-

En el segmento inferior de ´Memória Globo´ [memoriaglobo.globo.com], uno entre las decenas de sitios que posee la mega-empresa, aparece un mapa con las categorías principales: ´Jornalismo´, ´Esporte´, ´Educativo´, ´Entretenimento´, ´Perfis´ (de donde tomé los datos del diseñador Donner), ´Acusações falsas´ y ´Erros´.
En la sección dedicada a las ´acusaciones´, la Rede se defiende de ciertos problemillas sobre los que puedo hacer la vista gorda porque es en los dos ´errores´ reconocidos por la propia multinacional donde vale la pena detenerse.
El primer error –titulado Direitas, já!´ (1983-1984)- se refiere a las manifestaciones y actos que se sucedieron durante los años finales de la dictadura brasileña para pedir la convocatoria a elecciones democráticas directas. ¿Cuál fue el desliz de la Rede? El presentador del ´Jornal Nacional´ con las imágenes de los espacios públicos repletos de personas manifestándose conectó esa masiva actividad social y política… con los festejos por los 430 años de la ciudad de São Paulo. La disculpa de la multinacional fue la presión sufrida por parte del gobierno militar para no mostrar las manifestaciones.
El segundo error reconocido -´Debate Collor x Lula (1989)´- nos retrotrae a las primeras elecciones presidenciales por voto directo desde el fin de la dictadura. Se presentaron 23 candidatos. En el interregno de la primera y la segunda vuelta se organizaron dos debates entre los triunfantes –Fernando Collor de Melo (apadrinado por Marinho) y Luiz Lula Da Silva (PT). La edición que ofrecieron sus noticieros, con más del 60 % de audiencia, al día siguiente del segundo debate fue tan escandalosamente manipulada que a la Rede Globo le resulta hoy más beneficioso confesar. Los editores reconocieron haber tomado como parámetro el fútbol (confusión entre política y deporte que en estos momentos hierve como nunca en su pantalla). Consideraron ganador a Collor, y así resumieron el debate. Collor, en efecto, pocos días después, ganó.
Nadie puede asegurar que esa manipulación causó la derrota de Lula en 1989. Tampoco hay elementos para suponer que en las manifestaciones de los últimos días los saqueos y la violencia provengan de infiltrados (¿azuzados por la Rede?). Sin embargo, el modo de representación y las estrategias de comunicación deberían ser analizados. Cualquier especulación sobre ´lo sucedido´, necesita como advertencia que la Rede está acostumbrada a mentir sin frenos ni control desde la época de la dictadura.
Durante estos revirados días juninos de 2013, los comentaristas se remontaron hasta 1992 para encontrar un antecedente de movilizaciones con magnitud semejante, cuando los ciudadanos brasileños habían ocupado las calles para reclamar por la salida de la presidencia del otrora triunfante candidato de la Rede Globo.
´Fora Collor´. Y Collor renunció. Al año siguiente, en 1993, la BBC da a conocer un documental Beyond Citizen Kane (Muito Além do Cidadão Kane) en el que la empresa y Marinho son presentados como un imperio con su déspota de turno. Marinho -con el altruista fin de no decepcionar a los documentalistas- logra la censura del material dentro del territorio nacional.
La multinacional trató, y trata, de ser coherente. La impulsa un afán ´gobernista´ (oficialista) al que traiciona sin más si ve afectado su propio beneficio. Cuando ocurrieron aquellas marchas contra Collor, Rede Globo abandonó a la criatura de su invención en medio del río y se unió a la ola de protestas.
Sus estrategias claves para no salir nunca perjudicada han sido demagogia, tergiversación, manipulación. Un error que la Rede no reconoce en su mea culpa es la alteración de los datos en la elección de 1982 para intendente de Rio de Janeiro. O Globo publicó resultados falsos –en aparente conexión con una empresa de proceso de datos, Proconsult- que beneficiaban al candidato militar y que perjudicaban a Leonel Brizola, a quien finalmente se le reconoció el triunfo.
En la campaña de 1989 para la presidencia, Lula –consciente del poder al que se enfrentaba que, por supuesto, no era Collor- se propuso ´contra-informar´ a la población mediante Rede Povo. Su argumento era sencillo: es inaceptable que un grupo de personas decida la agenda de decenas de millones.
Durante sus dos mandatos presidenciales -2003-2010-, Lula recordó la necesidad de luchar contra los oligopolios mediáticos. Si bien nadie mejor que él conocía de qué manera Rede Globo se aliaba –y se alía- a otras empresas mediáticas para regir la opinión pública en Brasil, sus acciones fueron erráticas.
En 2009, el Supremo Tribunal Federal abolió la Ley de Medios de 1967 y dejó un vacío legal que conduce los litigios con los medios de comunicación a la justicia ordinaria. Al día de hoy y más allá de algunas modificaciones no existe una Ley de Medios –o al menos una discusión en ese sentido- que cuestione el poder de esos imperios de la información.
(Por ejemplo, el canal de noticias de Bandeirantes, BandNews, durante la semana del 17 al 21 de junio, una de las más fuertes en cuanto a las movilizaciones, entre informe e informe repitió hasta el hartazgo un programa info-comercial, presentado como periodístico, sobre el nuevo sistema de seguridad privada que funcionará durante el Mundial 2014 en los estadios de fútbol y que se convertirá en una de las principales herencias, según festejaba el empresario involucrado, para Brasil. Innecesario remarcar las implicancias de una nueva fuerza policial paralela en un país cuasi militarizado.)
En el actual contexto socio-político brasileño, uno de los enigmas principales es por qué, en determinado momento, los medios comenzaron a apoyar las manifestaciones.
Es bastante probable que se trate de una remake de Collor´92: no indisponerse con los ciudadanos. Ese gesto les permite manipular la amplia agenda de los manifestantes. Se ubican como mediadores de los discursos y como interlocutores con el arco político. Decidir qué y cómo se dice, qué y cómo se muestra es un juego simple para quienes –con la ironía habitual de denominarse ´autónomos, imparciales, independientes´, etc.- alteraron datos eleccionarios.

III.-

A continuación enumeraré algunos de los repetidos mecanismos de manipulación de la información que utilizó GloboNews durante las transmisiones de las protestas:

a) buscó acotar los reclamos al transporte y al desencanto con la clase política (dependiendo de qué políticos, qué partidos, etc.). A la presidenta Dilma Rousseff no la atacó aunque sugirió problemas para las elecciones presidenciales de 2014. Al día de hoy, con el pacto de reforma y el plebiscito en danza, la atención se dirige hacia las negociaciones entre políticos para intentar cerrar el capítulo ´manifestaciones´.

b) infantilizó: sin reconocer la compleja composición social de los manifestantes, el canal de noticias usó de forma abusiva supuestas encuestas de su amiga IBOPE con el fin de remarcar un perfil juvenil, adolescente que en un futuro lejano cambiará el mundo. Repitió hasta el hartazgo ´simulacros de manifestaciones´ en las que niños de cuatro, cinco, seis años pintaban carteles con sus padres en las plazas.

c) editorializó en base al ´porém´: las manifestaciones comenzaron de forma pacífica, ´sin embargo´ apareció la violencia. Se instaló en el lugar mayoritario del apoyo, para luego disolver a los ojos y oídos del espectador la legitimidad del reclamo, asustarlo y justificar el accionar de la policía que, casi siempre, inicia las agresiones.

d) criminalizó la protesta: reiteró al infinito que la violencia es generada por ´vândalos´, por ´bandidos´, por ´criminosos´, etc., sin indagar y sin reconocer que pueden ser infiltrados. El recurso de estigmatizar y de confundir tanto al denominado ´vândalo´ como al militante proviene de la época de la dictadura.
El fabuloso cine clase B brasileño de la década del setenta da cuenta de eso. Lúcio Flavio, o passageiro da agonía [1977] del argentino Héctor Babenco es un buen ejemplo de cómo a los ojos de la policía y de los medios el ´bandido´ tiene toda la apariencia del militante. Babenco cuestiona el accionar policial.
Los medios de noticias brasileños actuales apenas si mencionan los excesos y no dudan en ofrecer el micrófono a los policías para que expliquen. El paroxismo delirante de esa postura no-informativa fue alcanzado en las últimas horas. GloboNews puso en pantalla una encuesta de IBOPE sobre el apoyo o no a la violencia en las manifestaciones. Mientras la periodista presentaba los porcentajes, comentaba que esos números podían no reflejar ´la realidad´ porque las encuestas fueron realizadas en la calle durante las protestas y, en consecuencia, pudo haber respondido algún ´vândalo´. Rede Globo es capaz de alcanzar el absurdo y sobrepasarlo. La forma de titular las matanzas en las favelas –que son reactivadas en estos días- no resiste el menor análisis.

e) despolitizó: el canal machacó en la necesidad de no llevar banderas de partidos políticos y hasta mostró cómo se quemaban las banderas rojas de los partidos de izquierda. Alentó, y alienta, al nacionalismo (fascistoide) a través de la bandera de Brasil y del Himno que fue cantado innúmeras veces en las marchas. No debería sorprender que en la campaña de Collor de 1989, el ataque a la ´bandeira vermelha´ [roja], el gesto nacionalista del ´verde e amarelho´ y el uso del Himno estuvieran presentes en su discurso prefabricado.

f) inventó noticias: la Rede evitó que hablaran los líderes y los manifestantes. Se los entrevistó, pero sin continuidad y por segundos. La explicación de lo que sucede pasó por periodistas, analistas, profesores, tecnócratas, etc., todos encerrados en sus gabinetes, todos creyendo lícito ser la voz de ´los jóvenes´. (Uno de los actos mercenarios más repugnantes fue ver a algunos profesores de las universidades públicas brasileñas ir a los programas de televisión para decir lo que la empresa quería escuchar y conservar así sus prebendas laborales.)
Entre el viernes 21 y el sábado 22, la revista Veja con su titular ´Os sete días que mudaram o pais´ (en tapa, la foto de una joven envuelta en una bandera brasileña) y GloboNews con una crónica en la que aseguraba que MPL –el movimiento Passe Livre- ya no tenía nada que ver, dieron por cerradas las manifestaciones que, casi una semana después, aún continuaban. En varias oportunidades periodistas informaron sobre el accionar policial para después desmentir asegurando que se trataba de un ´pequeño error´ (las redes sociales marcaban esas mentiras flagrantes). En la crónica del sábado 22, una periodista afirmó que en cuanto a lo que sucedía con las manifestaciones, incluyendo a políticos y a policías, ya nadie sabía bien quién era quién.
Por todo esto resulta tan importante el trabajo de ´contra-información´ como el desarrollado por ´mídia N.I.N.J.A.´ –acróstico de Narrativas Independentes Jornalismo e Ação- por supuesto bloqueada en las redes sociales.
En el documental antes mencionado de la BBC una única vez se escucha la voz de Marinho. El empresario responde a las acusaciones de manipulación con una propuesta. Si los ciudadanos no están conformes que hagan como él: que tomen una videocasetera, un amplificador de señal y una antena, que los conecten y ¡a transmitir! Más allá del cinismo de quien detenta un todo-poder, la idea está lejos de ser una locura y es, de hecho, lo que ´mídia N.I.N.J.A.´ y otros hacen en este momento.
Según Serge Gruzinski -La guerra de las imágenes; El pensamiento mestizo- existe una relación directa entre las batallas del siglo XVI con imágenes, en su mayoría religiosas, para dominar a los pueblos originarios por parte de los europeos y los actuales imperios mediáticos, sostenidos por la televisión, como Televisa, en México, y O Globo en Brasil. En La guerra de las imágenes, a la hora de pensar Televisa y su relación con el Estado mexicano, Gruzinski lanza una pregunta pertinente para un contexto de conflictividad social: ´¿el dominio de la comunicación no vale hoy tanto como el de la energía, y la guerra de las imágenes tanto como la del petróleo?´
Dilma acaba de reimpulsar un proyecto existente antes de las revueltas para traspasar los royalties del petróleo al presupuesto de educación. (La educación pública como tal apenas si alcanza las tres décadas de existencia.)
El documental de la BBC cierra con dos estocadas. La primera es recordar que el poder de la Rede Globo nació durante la dictadura y que eso le ha impedido una revisión de aquellos tiempos. En 2012 Dilma creó una ´Comissão da Verdade´ para investigar los crímenes durante la dictadura brasileña. El mito de la ´dictadura blanda´ (no murieron tantos, su fatal argumento) ha hecho estragos en estas tierras.
La segunda ´facada´, la última frase pronunciada en el film, es letal. El documental finaliza con el logo de la multinacional invadido por cucarachas que ´se lo comen´ hasta dejar aparecer el rostro del cínico fundador. La voz del narrador pregunta: ¿podrá Marinho liberarse de ese pasado apegado a los crímenes de la dictadura… o acaso será necesario que Brasil se libre de O Globo?

-São José do Rio Preto, SP – 20 al 24 de junio de 2013-

{PRIMERA VERSIÓN 2013}

Odio lúcido. Diario de un nóia

joao-chico-1050x525

´Estou apenas, e não sou guiado por nada.´ –  Edson di Carvalho. Nossos mortos [2013]

-18 al 19 de julio de 2013 [9pm – 4am]-
Conocí a João, un domingo. Esa noche estaba además Henrique, joven, morrudo y con su peculiar modo de hacer amigos vendiendo erva, maconha o lo que pidieras.
Días después, a media tarde, a la entrada de la cámara de los vereadores, los ediles, me reencuentro con João. Habló largo -dinero, policía, corrupción. Hablaba y señalaba arriba, reconcentrado.
Jueves 18. Fui por fin a su casa. La milagrosa hospitalidad de un crackeiro.
Me cuenta la historia de la mujer con la que tuvo un hijo. Se siente abandonado. Me cuenta también que fue despedido hace tiempo de un trabajo, por negro. El prejuicio hacia él. De pronto estamos discutiendo sobre los jornalistas asesinados en Brasil. Mezclamos a cada rato. El prejuicio hacia mí y la cobranza por mi incapacidad. Me pierdo, pero no por la maconha, como insiste, sino porque me quedo pensando en qué dice y si tiene coherencia. Entiendo igualmente gran parte, le digo.
Me llama ´Espectro´, alguien que solo vive como reflejo. Ríe sostenido, y repite, ´espectro´. Él es el Anónimo. Su apodo podría también ser el nombre de pila legal que creo conocer por error y sobre el que nunca indagué. João, el Anónimo.
Los moradores de rúa. La vida en la calle. Los centros de día –o de acolhida- para comer y bañarse, o la inmensidad del espacio a la noche cuando deambulan ciegos, el albergue municipal, o las rondas de busca y rebusca por la avenida Andaló.
João odia al sistema de salud que sólo le da dinero y estatus al médico –dice- cualquiera sea su función, mientras los moradores ficam na sua, repite, aunque ya no se enoja.
Vivir de pie, entre la violencia. Odio lúcido. El crackeiro ve la estratificación que premia: dinero, carro, bunda gostosa. Apartheid es esta sociedad brasileña. Su cúspide, dice João, es nada. Por eso hay tantos depresivos arriba que deprimen a los de abajo.
Número de crackeiros en Rio Preto. Muchos. Y de moradores de rúa. Unos mil.
Molequinho crackeiro, pibito viciado. De su boca sabe João de por lo menos tres robos a mujeres: uma namorada novinha y otras dos mayores que lo convidan con crack para cebarlo y a las que después les cae a robar. Unos dieciséis años, el moleque y de familia de policía. Sus tíos, ricos. En la casa de la novia era la atracción. Le hacían sacar la camisa para mostrar el tanquinho, dice João, el pecho a las damas que rodeaban una piscina. Y a la chica le afanaba guita cuando estaba durmiendo, post-coito, remata con el mismo pudor que lo lleva a esconderse para encender la piedra.
Muchas veces a oscuras, él fuma, yo fumo, afuera el centro de Rio Preto.
Al pendejo crackeiro que paseaban en cuero por la casa para que los invitados e invitadas lo vieran y se babearan, se culeaba a la pendeja, su novia, y se la montaba a la madre también, y a las dos les robaba. Le pregunto si no se clavaba al padre que escucharía mal que mal y de rebote las biabas.
No le gusta nada mi pregunta. Se ofende. Hay una tercera cuestión. Me la reservo. Algunos crackeiros ven en esa acción que queda a medio decir una venganza. Otros buscan para dársela por aprovechador y por provocar mala fama. La venganza, la delación, la agresión son más bien chicanas para hundir a algún equis. Es una historia de la que me gustaría saber más, pero hay prioridades.
Primera salida. Regla fundamental. No somos responsables de lo que hace el otro, aunque sea una mierda.
Avenida Bady Bassit. Noche. Caemos a uno de los buracos para dormir donde está un amigo de João con una facada (que no vi) en la cabeza. Sí vi una sigla –SF- que el corte de pelo dibujaba al costado. Según ese amigo significa ´security force´. Insiste con la sigla y con la de los EE.UU. Con su conversa ronca, el nóia de la sigla en la cabeza, al que más adelante conoceré como el Frankie, habla de matar.
Me dice el ´Cara Pálida´. El Anónimo asiente. Está convencido de que necesito ser adiestrado, saber mirar en los recovecos que forman la calle y la noche, apenas interrumpida por el naranja enfermo de los faroles. Otros moradores, en un futuro, me hablarán del ascetismo y del conocimiento de sí que es vivir en la calle.
La primera salida nocturna deja a João cansado y agresivo. Al día siguiente me dirá que la familia le enseñó a ser educado. No podía decirme que me fuera.
En la vuelta de todas formas me cuenta su antiguo deseo de estudiar policía, casi un secreto. Aplicó para la PM [Polícia Militar] y falló en un test psicológico. Antes me había dicho que a los 18 había estudiado inglés y otros idiomas. Pensaba formarse para salir de la nóia. Es un fracaso, así lo dice, que le duele.
Paranoia y enigma. Me dice João que si lo pienso bien, así como los EE.UU. infiltran guerrillas, al ser yo puesto acá en Brasil meses antes de que comiencen las revueltas en las que nos conocimos… ´Ou você acredita no acaso?´ Diversos caminos vacíos para un lugar común. Soledad, descrédito, falta de conexiones o conexiones equivocadas.
Me pregunta cómo llegué a Brasil. Le digo ´oea´. Sonríe por lo bajo interminables segundos. Después es carcajada y silencio. La sala vacía, la ventana a la calle por la que entra la única luz de la casa en ese momento y también el fresco.
Muchas veces me lo aclaró. No me da ninguna historia. Habla. Retengo. Pongo lo mío.

-19 al 20 de julio de 2013 [2pm – 1am]-
Me ligó a las 11am. Hablamos a las 2.30pm. Ahora parece que me va a ayudar a escribir y que me va a sugerir ideas. A la noche no porque está la señora de al lado a la que le molesta el ruido. El asunto era nomás que quería consumir.
Es de las pocas veces que lo veo con crack. Al llegar me dijo que esperara, que estaba en el baño. Fumó a escondidas en la pieza. Más tarde preparó un poco mientras yo comía lasaña que había llevado. Estaba loco y tranquilo.
Pusimos una lamparita en la sala principal sin luz. A la casa se entra por ahí. Hay tres sofás desvencijados todos ocupados con revistas apiladas -para disfrazar.
João fuma por la mágua, por estar maguado. Cuando se siente solo y rechazado, piensa ´vai se fuder, vou fumar todo´. Ayer me contó más del hijo al que no ve.
João nació en Sampa y vivió hasta 2008 o 2009 antes de mudarse a Rio Preto. En 1996 o 1997 comenzó con el crack, previo paso por la cocaína. En aquella época, compraba en una boca conocida por la pureza como ´cem por cento´ (digamos, la bolsita de polvo puro a R$ 10).
Una mujer en Sampa y otra menina local a la que conoció a unas cuadras, por la rúa Marino. Crackeira que lo usó, según él, para consumir sin pagar. Después se fue con los nóias de la plaza de al lado de la biblioteca –lo que ahora es a praça de graça-, la antigua cracolandia de Rio Preto.
Hoy recién vi en la heladera un papelito con fecha del 19 de septiembre de 2012. Tiene dos frases, una escrita por él, otra por la menina gostosa. Frase do João: ´Não é saudável ajustar-se a uma sociedade que está doente.´ Frase da menina: ´As pessoas gostam de você proporcionalmente ao que parecem…´ (Em esta frase -me diz- falha a concordância).
Segunda salida nocturna y de ronda.
Le presté um diezão para la dosis. Bajamos por una calle perpendicular a la del centro y llegamos a la avenida Andaló. En la esquina esa no había piedra. Subimos hasta el puente que cruza y que une Independencia con la avenida Potirendaba. Le conté que conocía ese posto de gasolina. Pasé por ahí, semanas atrás, arriba de la catraca São Francisco.
La ciudad está vacía, sórdida.
La plaza a la que estamos yendo a comprar queda tres o cuatro cuadras para adentro de la Potirendaba. La referencia, en una zona siempre en penumbras, es la escuela. El recorrido total es de cincuenta cuadras. Caminamos. Dentro del barrio nos mantenemos yirando. Los dealers corren de un lado al otro. Mi presencia los hace desconfiar. No ser del barrio es un problema. Ser gringo es un problema inaudito.
Aparece un señor de unos cincuenta años que se queja. Cómo puede ser –creí entender Cecilio de nombre- trabajar toda la semana para llegar al viernes y tener que andar corriendo moleques -pendejos- que se escapan y que no quieren dar el bagulho, a pedra. Ciertamente son esquivos. Cecilio es albañil, pedreiro, trabaja con lajas y, según dice, lo hace para un empresario rico y dentro de un condominio importante.
Los punteros tienen un intrincado sistema de control. Algunos rajan mientras los vigías pasan la información, cuadra a cuadra, vía celular de los movimientos de los visitantes. (Las chicas que venden dosis son magníficas a la vista.) João se enoja y me reta porque hablo muy alto. Siempre cree que hablo alto y que doy información. Puede que tenga razón.
Si me mando la cagada, él no me defiende, ni se arriesga. Lo sabemos. Pero si la cosa se pone pesada porque sí, ahí se ve. La segunda salida fueron dos horas de caminata. Abandonamos una zona de calles con nombres portugueses -Lisboa, Estoril- con canchas y con casitas ordenadas que conviven con la droga fuerte. Por la zona vi también una creche –un jardín. A la ocupación de la cámara de vereadores fue varias veces una trabajadora social; tal vez trabaje ahí. No es tan lejos del centro.
Volvimos más rápido. João dice cosas que quería decirme ayer, me habla de la encuesta artesanal que hizo sobre la ocupación de la cámara. Muchos estaban en contra. La idea de representación que tiene el brasilero es no de igual a igual sino de idealización, dice. No explica más aunque muchas veces no hace falta. ´Se es ser humano hasta ser político´, había dicho João en los días de la ocupación. João como DaMatta ve que el punto, en esta sociedad, es poner el pie sobre el otro: ¿sabe usted con quién está hablando?
La idea de subordinación lo vuelve loco. Es la misma que usa al agredirme, al tratarme de estúpido y de sin memoria. En algún momento sabré que quería ponerme de testigo inventado en un juicio que el propio João le seguía a un supermercado por echarle encima los guardias de seguridad bajo sospecha de ser él un carterista.
El crack es peripatético. Da mucha energía, se anda y se anda. Produce infinitos pensamientos, y paranoia, según me cuenta y lo advierto. Al final, en la vuelta, João se asustó de una barca de poli y se adelantó. En la puerta de su casa nos separamos. Estaba apurado por entrar a fumar. La piedra le dura poco. Lento es el ritual que, hoy vi, tiene muchos pasos. Después sale a caminar solo por horas.
A nóia.
Um nóia.
Nego maluco.

-20 de julio de 2013 [4pm – 6pm]-
Como anoche le había prestado dez contas pra o rolé, a eso de las 4pm me convidó a comer. Le había prometido ir a la feria de verduras para ver cómo trabajaba. Engripado, me levanté tarde. Por la fumata, él también. Cuando llegó a su puesto, estaba ocupado por otro. Pasó por algunos restaurantes, consiguió marmitex y me invitó. En alguna caminata, algo vio. Remarcó que tal vez la policía estuviera persiguiéndolo. Con el paso de los días se ha mostrado más paranoico. Quiere contarme menos. Fui claro desde el comienzo. Le dije que no quería decepcionarlo.
Intenté por dos veces que me dijera cómo sucedió, en la ocupación, lo del menininho crackeiro, entre el viernes y el sábado pasados. Ya me había dicho alguna cosa sobre la actuación de Marilia que no lo había cuidado bien al pibito, etc. Pero no conozco la historia base y él -me dice enojado- se cansa de repetir. El problema no es repetir sino completar historias que empieza y que deja.
João me cuenta su idea de ir a ver a un vereador para pasarle info. Dije que no. Luego me dirá que reflexionó sobre eso. Estaba mal.
En una tevé pequeña colgada de un rincón miramos un partido de un descendido Palmeiras, equipo al que seguía cuando vivía en São Paulo. Me explica (ese es su tono) que no hay que idealizar a los moradores de rúa. Todos en la escala social son bandidos: cada cual busca aprovecharse del otro y cagarlo. Por eso, aunque en el fondo la acción contra el menino de la ocupación haya sido ruim, el error era querer protegerlo.
Entre los moradores de rúa hay asesinos, violentos, locos, crackeiros, personas que eligen esa vida y todos quieren sobrevivir. En medio de esa explicación, vuelve a la historia de cuando lo echaron de la fábrica -o empresa- en la que trabajaba. Ahí perdió todo. Lo rajaron por negro. Esa es su mayor mágua. Está revoltado frente a la injusticia.
La nóia.
Quiere volver a ocupar un lugar social: trabajador con dinero y familia. Le digo que me parece que la sociedad brasilera funciona así y que, en todo caso, podría desear otra cosa. Pero no me escucha cuando le hablo de contradicciones.
Es Testigo de Jehová -a primera vista no parece un dedicado practicante. Iba a una iglesia del barrio. Dejó de ir. Lo habrán discriminado por fumón.
Maconha / crack. A la primera la odia y, además, la relaciona conmigo. Dice que me olvido por usarla. Defiende al crack. Da más lucidez.
Le pedí que me acompañara al barrio Santo Antonio, buraco de los buracos en Rio Preto, pero ahí no tiene entrada. Está peleado con algún foda y lo creen de la policía. Uno prometió matarlo. Me dijo que fuera con el gordito de la toma -Henrique.
Esa misma tarde del partido de Palmeiras, hablamos del rap de los ochenta en Sampa. El inicio en las catacumbas paulistas de lo que hoy virou chic. Me contó también de su adicción a navegar y a hacer amigos virtuales. Por una hora rondamos la computadora.
Antes de despedirnos, me dijo que más tarde, cerca del albergue –Bady Bassit e Independencia- podía ver los cachorros quentes, las saladas de fruta y los refrescos, todo eso que les dan a los pobres moradores rejuntados, a la espera.
Fui y me quedé en la esquina del Banco do Brasil.
Los del dormidero cercano al banco, los del otro dormidero cerca de Vila Dioniso (un bar), más los del albergue, cuento unos 20 moradores de rúa. Como mucho, Rio Preto debe tener unos 100, pero está el mito de los miles.
Los negocios cierran a las 6pm. Antes de las 8pm, sus techos o sus aleritos de ingreso, se pueblan de futuros durmientes. Muchos dejan los trapos disimulados entre los arbustos. Otros nunca duermen y hacen base y deambulan.
Estoy en una pilastra del banco. La espera termina. Llegan tres autos de alta gama. Los baúles largan viandas (comida, bebida, postre). Suelen también repartir ropas. Blancos de clase acomodada que pertenecen a iglesias evangélicas. Esa dádiva es su militancia.
João me había tirado el dato de la repartija para ver qué hago.
Volví a encontrarme al Frankie y esta vez me apodó Renato Ruso.
Al acercarme al grupo que recibía los lanches, esas limosnas, me ofrecieron uno. Dije no. La invitación era ya alimento. Estaba satisfecho.

-03 de agosto de 2013 [6am – 9pm]-
Este sábado nos vimos. Pasé por la casa a visitarlo y salimos a dar una vuelta. Desde la última entrada que registré en el diario, hubo encuentros más breves.
Un viernes -después del fin de la ocupación y de una semana complicado por la garganta- fui a la casa. Hacía frío. Lo acompañé hasta una iglesia pasando la Andaló, cerca de la plaza de la Higuera donde suele parar el Hippie y donde escuché de boca de Zé la historia de la expulsión de los negros de un barrio décadas atrás, hoy residencial, el Boa Vista.
João quería mostrarme otras maneras de cómo la clase alta alienta a la caridad. En la ida y la vuelta de la iglesia –salón de recepción, mesas con manteles, platos finos y hasta banderines de cumpleaños para los veinte o treinta necesarios famélicos- el Anónimo repasó mis acciones en las salidas previas, mi falta de experiencia, mi poca viveza.
Me fui rápido. Dejamos por la mitad la charla sobre Rio Preto. El Anónimo cree que algo del pasado caipira y de las fazendas que hay desparramadas por toda la zona llevaron a una relación rústica entre las personas. Si sumamos a esto el dinero, es explosivo. Lo compara con la apertura de las personas de Sampa, a la que extraña.
Eso fue un viernes.
El sábado 03 deambulamos y llegamos al centro, a la zona de la iglesia principal, la catedral. Atardece. En un buteco, barcito de la esquina está el Hippie escuchando Marley en una rockola, borracho de cerveza y pinga, y fumado. Baila.
Cruzamos de ahí a la plaza.
Aparece la gente de la rúa, todos se conocen entre sí. Éramos el Hippie, el Anónimo, el Frankie, el chico de bermudas azules y otros dos. Mala onda. Unos colombianos andaban merodeando –no entendí si en la calle o en la plaza. Agitados por el asunto ´gringo´ pasaron a hablar de Argentina, de cómo es, de cómo se habla, según había desparramado el Hippie que había vivido en Uruguay, casado con una local, y viajado por Argentina.
Esto, por momentos.
El Frankie -el que tenía ´SF´ dibujado en la cabeza- contaba que le habían pegado y que quería comprar un arma para matar. Lo decía así: quiero matar, como se desea un caramelo. Parece inofensivo. Habló del accidente en una moto –mostró la cicatriz en la pierna- y de cómo pasó sus días en el hospital cumpliendo años. Mezclaba. Insistía con que le habían dicho nazi porque estaba rapado a los costados. La vestimenta es importante. Según el Frankie, se viste mejor ahora, que está en la calle, que antes. Al de bermudas azules lo llaman ´mendigo-boy´, es decir, ´mendigo playboy´, usa las mejores ropas posibles y le gusta hacerlo.
Hablaron del Comando Vermelho y de otra organización criminosa. Son el verdadero Estado, las únicas organizaciones que hacen sentido y a las que deberían responder. El código de Comando Vermelho son la ´c´ y la ´v´ formadas con los dedos índice y pulgar de una mano, índice y medio de la otra. Es un tema que pone serios a todos.
Salimos de la plaza ya de noche. El Hippie –escabio y pesado- me pidió una mochila porque no tenía dónde poner las artesanías que vendía. Bajamos desde la plaza hasta la avenida Bady Bassit e Independencia. Como era sábado había mucha gente –llegué a contar más de 25. Nos quedamos dos horas hablando.
Ahora, desde adentro. Estoy sentado, y miro la caravana de autos y de motos de alta cilindrada custodiada por la policía que pasea. Bocinazos. Aceleradas. Faquius a los moradores. Tema de ronda. El desprecio les duele más que la falta de hogar.
Pararon luego algunos autos con pocas cosas. Bajó un señor gordo que parecía de una iglesia, aunque no sé. El Anónimo habló del dinero que se pone tres veces, en los impuestos, en el pago a los trabajadores (médicos, asistentes), en la dádiva.
Universal justificación del presupuesto: el personal estatal aburrido se violenta contra los moradores de rúa porque sí.
Anónimo remarca siempre dónde comienza la violencia, quién la genera, cómo se la ve desde el otro lado, que es su lado. Una cosa es hablar desde la cámara de vereadores, otra es estar a la intemperie. Durante la janta de ese sábado, en una camioneta negra, pasa uno de los operadores que semanas atrás estuvo en la ocupación -donde conocí al Anónimo. Espías, vigilantes, informantes. En Rio Preto casi nada permanece fuera de control.
Días más tarde, escribo rápido, hoy es 07, le llevé al Hippie, a la plaza de la Higuera, una mochila. Una forma de pago por lo que implica hablar con él. Me cuenta historias y no soy sincero si no aporto. No le importa que yo tome nota. Me promete que me va a devolver la guita de la mochila con artesanías. Hablamos del albergue. Reconoció la mala vibra del lugar y la policía municipal que hincha las pelotas. Por una cosa, por otra, el Hippie anda high cada día. Fui cerca de las 6pm y se iba para la Bady Bassit a comer.
A las cobras hay que matarlas desde pequeñas, no dejarlas crecer –eso repetía João. Era su lema. El Frankie firmaría. El Hippie sonriente diría también que sí y pediría otro trago de erva, de maconha, de pinga, de cachaça, de cerveza o de crack, qué importa.
Sólo importa la nóia.
La nóia es la lucidez que odia.

Rio Preto, 18 julio al 07 de agosto de 2013//

Publicado originalmente en Revista Colofón

*Dibujo: Lucas Iranzi

Mancaos I. El caos en Manaus y la culpa de Cristina. [2013]

DSC04320

En un rincón del centro de Manaus, entre la Praça Matriz y el inicio de las callecitas del viejo puerto se yerguen, con las fuerzas que le restan, los despojos de una iglesia. Nunca vi en otra ciudad de la América Latina conocida, y más sorprendente aún en un Brasil saturado de religiones, un templo abandonado, descascado, dejado a la suerte de las alimañas que, por otra parte, se las ingeniaron también para ocupar puestos de gobierno. La fealdad, el descontrol y el sálvense quien pueda –si usted es extranjero, potenciados- reinan. La ciudad tiene sin dudas sus encantos –se trata solo de encontrarlos-, pero lo que salta a la vista es la paradoja y el sin sentido. Capital de un estado rodeado e inmerso en el agua, es previsible que su terminal de ómnibus sea pequeña, pero no es su tamaño el problema. Es la improvisación, es el abandono edilicio, es la falta de interés de los vendedores y las tres ventanillas escasas para una urbe con casi tres millones de habitantes. Es, finalmente, la mayor contradicción que se construye unas diez cuadras antes del edificio ´rodoviário´ azul. Con tan solo un equipo jugando en la Série B del campeonato brasilero, Manaus logró hacerse con una de las sedes de la Copa del Mundo 2014. Ahí, y con ese bizarro fin, se edifica la Arena da Amazônia rodeada de barrios cuya felicidad por el monolito debe ser bastante ambigua. Belém, capital del vecino Pará, de mucha mayor tradición futbolera discutió, se enojó y recalcó el absurdo poniendo sobre la mesa viejas rencillas provenientes de la época en la que ambos estados eran un único territorio. Cóctel explosivo, las preguntas asaltan: ¿quién va a controlar el amor a primera vista entre la afluencia de turistas a los partidos de la Copa y los amigos de la ventaja callejera? ¿La contradicción entre el abandono edilicio y la inversión desmedida en un estadio luego inútil y en la remodelación del aeropuerto no estallarán por los aires? ¿Reconocerán solo en aquel momento que es una enorme locura y una gran irresponsabilidad que Manaus acostumbrada a ser la puerta de entrada al mundo amazónico pase a ser parada obligatoria de miles de fanáticos? ¿En qué derivará esa situación a la que se pueden sumar anticipadamente las protestas y las reivindicaciones ´Black Block´? Este aleatorio testigo –a quien dos jóvenes pasajeros en un ómnibus que se desplazaba justamente entre el nuevo estadio y la vieja Terminal le preguntaron si era un terrorista que haría detonar la bomba cuando abandonara el colectivo- estuvo ahí y de ahí huyó. A causa de su barba y de otras excentricidades, escuchó esas y otras tantas deliciosas frases de las que los dos siguientes textos son apenas un compendio.

Manaus – zona portuaria antigua

Hiere mi pupila, en esa noche de inicios de septiembre, el diente dorado sobre el que rebota la luna desconfiada del río -del espléndido, barroso y sin riberas Amazonas- por el que sereno el Bartolomeu II navega y con él, nuestros destinos. Los pasajeros duermen en decenas de redes penduradas. Despierto y me balanceo con el frío en mis espaldas. Por la tarde, había intercambiado algunas palabras con el dueño de la dentadura en la que el oro anticipaba el desorden fulgurante con el que surgirían mis recuerdos. Su diente en la noche era el desvelo y el gesto para enceguecerme y confundir, en mi memoria, los destellos. La fuerza del metálico en Manaus, donde reina sin esfuerzo, la mala pata de ´la tía´ -me contaban- que en un viaje perdido en el tiempo y en un barco semejante llevaba, casi sin saberlo, en polvo, medio quilo de oro hasta que lo engulló el buche sediento de los de negro, y la fuga de metálico en otras tierras, en otros tiempos, en aquel hotel del que espanto el recuerdo, y bajo otros cielos, acaso como este negro en el que, de pronto, aquel brillo dorado proyecta fragmentos –la maraña de fragmentos de lo que ahora cuento.

Esa noche, horas antes del desvelo, estoy –me dice el Espectro- sentado en la parte superior del Bartolomeu II al arbitrio del viento cuando, de pronto, me veo rodeado por dos nuevos amigos brasileros. El primero de los viajeros vive en Boa Vista (Roraima), una ciudad ejemplar, bonita y ordenada a dos horas de la frontera con Venezuela hacia donde obcecadas multitudes van para comprar y consumir todo porque todo, incluso la gasolina, es más barato en ese suelo. El otro –a partir de ahora, el Ingeniero- es un ingeniero agrónomo que gasta las treinta horas desde Manaus (Amazonas) a Santarém (Pará) con su esposa y con su perro, y con su auto en la bodega, porque pasó en un concurso público y su trabajo está, entonces, en la ciudad que será puerto. Y me explica, de esa manera comienza la charla, me explica lo que desde hace tiempo me vienen explicando. Dos son los problemas de Brasil y, sobre todo, del norte al que, por su tarea, dice el Ingeniero, conoce bien: la corrupción política y la ´burrice do povo´.

Manaus, afirma el Espectro, es una de las ciudades que más renta genera en el país. Cifra más, cifra menos, es notorio que el trabajador local dispone del suficiente dinero para viajar y para consumir. Pero no todos son, por ahí, cielos. A los pasajeros que disfrutan del inicio de sus vacaciones en aquel barco, se oponen historias menos acogedoras como la de una madre que debe viajar, por no se sabe qué burocrático vericueto, para tramitar su ´Bolsa familia´, uno de los relativos triunfos del actual gobierno, y después retornar al barrio, en la antigua Manaus, caliente, empolvado, ganado por la pedra y por su mercadeo. {La postura favorable de Luis Nassif sobre la compleja ´Bolsa Familia´}

Manaus –ciudad portuaria, al final de cuentas- es un centro de corrupción en el que el metálico en metálico gobierna y la tarjeta de crédito –no las Ferraris- es un lujo demasiado prolijo para esos devaneos. La capital del estado Amazonas era, en el pasado, zona franca. Muchas empresas estaban y están ahí radicadas. Los productos eran más baratos por la exención de impuestos. Sin embargo, el negocio no iba bien. Atraía demasiados revendedores y contrabandistas y dieron de baja el privilegio. La poderosa São Paulo, sobre todo, veía sus intereses disminuidos y, entonces, una parte importante de lo que hoy se produce en Manaus –el 25 % del total brasilero- acaba siendo enviado para el estado más rico del país para que más tarde regrese al contexto amazónico con los impuestos necesarios para el lucro general y con el valor adicional del transporte por río –en un final de orquesta que lleva el costo de vida al límite de los infiernos.

En Manaus las calles, como aquella iglesia, me confiesa el Espectro, están destrozadas. El centro de la antigua ciudad, entre la Praça Matriz y el puerto, es un laberinto de infinitas veredas cubiertas por pequeños locales informales de venta de los más variados objetos y que, por la noche, se ven envueltos en lonas coloridas sodomizadas por ex sogas de marineros. Entre ellos se despliega un sistema de transporte pésimo, con conductores violentos, con cobradores encantados de divertirse a expensas de los extranjeros. Una profesora de Santa Catarina que vivió mucho tiempo en la ciudad, me aseguró, que eso sucede con cualquiera que no sea de la región (y él piensa, y no dice, que el tan mentado hombre cordial brasilero nunca salió de los libros) y reflexiona que es difícil comprender por qué ese destrato a los turistas que eligen rifar en esa ciudad el propio vacío existencial con el excedente de su dinero.

Así, aun en, o a causa de ese marco degradado, los maltratados usuarios citadinos disponen para su natural esparcimiento de más de media docena de shoppings. Uno de ellos, mole de cínico cemento, promociona su exclusiva decoración en homenaje a la fauna, flora y cultura amazónicas, con muebles, pisos y luces acabados en colores y en materiales de artesanías regionales, y con su logo que rescata el famoso encuentro de las aguas entre el Negro y el Solimões donde –dicen- nace el Amazonas. En contraste, la proliferación de tecnología en la desvencijada Manaus, y en el Bartolomeu II, en manos de niños, adultos ancianos y perros es un ejemplo contante y sonante de la escasa incidencia de los telúricos homenajes.

Corrupción política e ignorancia ciudadana, dos argumentos que oí durante el largo viaje de forma repetida. Sobre lo primero, me dice el Espectro que le dijo al Ingeniero, es difícil (o bastante obvio) delinear ahora cuál sería la solución porque la corrupción parece ser intrínseca al sistema y entonces… El ingeniero concuerda. Sobre lo segundo, se podría intentar –y me parece fundamental, acota- una profunda revuelta educativa que convirtiera en democrático el acceso a unos estudios que, en tierras brasileras, son meros privilegios.

Para que tengas una idea, se compadece de mi ignorancia el Espectro, en Manaus la municipalidad (´prefeitura´) gasta hoy en día unos R$ 90 mil por cada parada de ómnibus local reformada –reforma que hay que entender como unos techos de acrílico que no son capaces de maquillar las cientos de personas hacinadas, por ejemplo, a lo largo de la avenida principal Getúlio Vargas listas para que los conductores ejecuten su mental video juego. Uno de esos infernales destinos colectivos es Ponta Negra donde -me cuenta el Espectro que le contaba la profesora de Santa Catarina- usted puede encontrar la sin igual idea de una playa sobre el Rio Negro. Conforme al ritmo natural, el río sube y baja, avanza y se retira. La ´prefeitura´ invirtió millones en la fabricación de la playa sobre una terraza artificial de arena y, por si esto fuera poco, y ante la ausencia efectiva de ´playas´, instaló río adentro una red para que los bañistas no cayeran en el fondo del cauce. Los yacarés, por su parte, optaron por ignorar los límites humanos y se pasean ufanos. Los visitantes –rodeados de varias motos acuáticas de dudosa utilidad- al no poder sumergirse en el agua, eligen la cerveza y resuelven a las trompadas el hastío de la tarde. Sea por los yacarés, sea por los pugilatos, la playa acaba en frecuentes y prolongadas clausuras. En su última reapertura, en abril de este año, los visitantes dejaron como regalo, en los primeros trece días, más de cien (100) toneladas de basura dentro del predio. [ LINK. No hay en internet disponibles notas de otros medios sobre la basura en Ponta Negra. Como en Rio Preto ´TV Tem´, en el norte ´TV Amazonas´, ´TV Tapajós´ y al infinito los tentáculos de la Rede Globo.

Luiz Fernando –que vive en Baurú (São Paulo) y que paga una universidad privada y que se hospedaba en el mismo hostel que la profesora y que el Espectro- estaba en la ciudad a medias para descansar, a medias para continuar con un proyecto de investigación sobre la organización interna de comunidades desfavorecidas. Su plan era comparar las ligaciones comunitarias de las favelas de Rio de Janeiro, por ejemplo, con las de los estados del norte de Brasil. En su visita a una pequeña localidad ribereña a unos 30 min. de Manaus, en barco y por el Rio Negro vio que, en una región plagada de tecnología, los habitantes no disponían ni siquiera de un teléfono público. Esa misma comunidad le pidió al municipio –a la ´prefeitura´ que construye paradas de ómnibus ya existentes, que inventó una playa para caimanes, que tiene en su suelo al estadio mundialista obsceno- un profesor o maestro que llevara la escuela que no tenían. El pedido fue denegado… por falta de presupuesto. Después de cada atardecer, esos ciudadanos, se reúnen en grupos para reponer entre ellos un derecho social robado por las ratas del gobierno.

Crédito Luiz Fernando

Crédito Luiz Fernando

Aquella noche en el barco, retoma el Espectro, al inicio de la conversación me presento como ´argentino´, un dudoso galardón cuyo efecto humorístico, o agresivo, es –digamos- repetitivo. En este caso el mensaje sardónico tuvo un objetivo más explícito. ´Ah, sí, Argentina, opinó el Ingeniero, el país en el que para desgracia de vocês gobierna Cristina´. En paralelo al fútbol, parece ser el único dato extra que se tiene, en estos parajes tropicales, de aquel pueblo sureño. El dato es un parámetro paradójico. Por un lado, en el norte se está lo suficientemente lejos como para que ´Argentina´ sea algo así como una tierra ignota. Por el otro, la repetición de esas señales aquí y allá y más allá marca la inmaterial presencia de la voz de los medios de comunicación dominantes en la palabra del ciudadano brasilero. Lo medí y le dije, me dijo el Espectro envuelto en una nube de su palheiro inacabable, que le proponía un juego. Las reglas son dos y son sencillas. Planteamos un problema social, político, etc., y digo, imitando a tu enemiga, ´lo que Cristina diría´. Y el Ingeniero aceptó el juego.

Viajamos en un barco que pertenece a una empresa privada y que, como tantas otras, explota las vías del Río Negro, del Río Solimões y del Río Amazonas de forma arbitraria. El pasaje no tiene precio fijo, no existe control alguno sobre lo que se lleva, sobre cuántos pasajeros suben. Dentro del navío hay dos baños para trescientas personas. El agua para consumir es dudosa. La comida cara e incomible. La limpieza, un cuento. Arrejuntadas viajan familias, madres con hijos pequeños. Existen límites morales para casi todo (no se puede dormir de a dos en las redes), pero la administración de la empresa vende cerveza a unos señores que, de pronto, se consideran en la balada y beben hasta caerse de borrachos para despertarse al día siguiente y continuar bebiendo. Eso no es lo peor y no es todo. Los borrachos son tan atildados que deciden depositar sus anhelados vómitos en las escasísimas piletas de los raros baños que tiene el navío. Pero, como un crimen cometido a cada segundo, esos mismos pasajeros y otros tantos a coro encuentran divertidísimo lanzar la basura y los restos de comida por la borda hacia el indefenso río –ignorando con esmerada prolijidad los dos o tres tachos de basura que invaden la cubierta. Esas empresas navieras –intervengo, dice el Espectro- podrían ser públicas y generar a los estados o al gobierno federal réditos y, además, permitiría un control mayor sobre los desmanes ambientales. Entonces, en Argentina, con todas las contradicciones posibles del mundo y del universo que nos rodea… Cristina diría que es necesario establecer una lucha a nivel político… No creo, me cuenta el Espectro que lo interrumpe el Ingeniero: Cristina los atrasó, ¿no es cierto?

El juego es, me dice el Espectro, un diálogo entre miradas incompatibles: una espectral, en la que el imaginario sobre la sociedad brasilera –a esta altura, apocalíptico y simétricamente opuesto al caribeño y desprejuiciado que en los países del sur se tiene (tendrías que hablar más sobre eso, Espectro)- se cruza con los retazos de una realidad transitada y viajada; la otra –tal vez más espectral aún- en la que ´Argentina´ es la construcción que ofrecen los medios de comunicación. Si contra algo –y de forma deliberada- fue la ´mídia´ hegemónica en Brasil, es contra ´la imagen´ del gobierno K (en una tradición anti-argentina de larga data ahora atravesada por el miedo a ´las izquierdas´ [sic] latinoamericanas y que Cristina parece descuidar sin fisuras al citar, no hace mucho, el falso mea culpa de O Globo). Eso explica que el ingeniero ignore los desastres del gobierno kirchnerista en política de transportes y su contra-argumento remita solo a ´la mala imagen´ de la presidente. Como todas las sociedades, le reconozco y sin abundar en datos concretos, me dice el Espectro, el país austral presenta innumerables problemas. La diferencia entre la clase política de Brasil y la de Argentina es mínima o nula. Sin embargo, le digo, desde hace unos años en el imaginario –insiste el Espectro cada vez más imperceptible en la noche que se cierra sobre la memoria de su relato-, en esas fantasías mentales, en aquello que nosotros creemos que somos, se abrieron discusiones, con uno u otro tipo concreto y serio de influencia en ´lo real´, que en este país hermano son todavía silencio –idéntico al que esgrime ahora el Ingeniero- apenas quebrados por los antiguos clamores del junio piquetero.

Durante el viaje -segundo problema del juego-, en oficinas, negocios, posadas, uno se choca con mapas impresos por Greenpeace en los que aparece la región amazónica y en rojo la indicación de las zonas deforestadas que crecen exponencialmente cada año. El rojo avanza como la sangre de la naturaleza en una lucha ciega en la que se imponen los intereses ganaderos, sojeros y madereros. En la región, las cuatro por cuatro Hilux pululan. El dinero y la prepotencia se enseñorean. El avance comenzó en el estado de Mato Grosso y no ceja.

Accedí a la versión oral de una historia que -corta el Espectro- no pude comprobar hasta ahora y que es otra de las tantas mitologías terribles que pueblan el norte. Según un camionero, en estos días jubilado, por la necesidad de una salida para la soja y para demás productos, se había asfaltado un largo trecho de una ruta amazónica. En un determinado paraje transitable, los dueños de balsas que tenían su negocio apegado al traslado de camiones a través del río, destruyeron el camino con el delicado fin de mantener sus prebendas. Este tipo de arrestos individuales –sumados a las historias de grupos que cobran peaje (´pedágio´) en rutas nacionales, estaduales o locales para beneficio propio- es un ejemplo indirecto, pero contundente, se ofusca, de cómo en muchas situaciones en Brasil el Estado, hiper controlador en tantos otros sentidos, se ausenta.

Más adelante conocería una capa adicional de la tragedia contra la floresta. Fernando, un profesor universitario de filosofía con quien hablé durante el viaje, me contó, me cuenta el Espectro, que uno de los mayores problemas para poder detener el avance de la deforestación -además del metálico con el que sueldan bocas- es que si se legisla contra la tala de árboles se afecta a los pequeños productores que necesitan de nuevos espacios, en su lugar de residencia, para cultivar, criar ganado, etc. Con una situación tan compleja, la ventaja cae del lado de los indeseados. Por eso, frente al poder de terratenientes que exportan, y que se rinden ante Monsanto, y que agreden a la naturaleza y al suelo para extremar rendimiento, y así Amazonas se reduce, Cristina –quien arruinó todo, aporta el Ingeniero- diría, insisto, dice el Espectro, que ese poder de latifundistas debería ser discutido. Intento resumirle la mal-llevada y ambigua lucha por ´la 125´. Él –ingeniero agrónomo universitario y con un posgrado- ignora el tema. Ahí, entonces, y antes me guardo los argumentos del affaire Repsol, YPF, Texaco, Chevron con el que, si él los tuviera, el jueguito ´Cristiana mata monopólicos´ se hubiera ido al carajo, añado el tercer momento del juego, y le digo que Cristina diría la necesidad de una ley de medios. Oh, vocês argentinos não tem jeito, ironiza meu companheiro. Y se me ensombrece el talante pensando que es posible que no tengamos arreglo.

En eso se resumen las cientos de charlas que provoqué –y en casi todas fracasé- con mis ´corpos astrales´ hermanos brasileros, recuerda el Espectro. Lo que me interesa, me dice el Espectro que le dijo a su interlocutor (el ciudadano de Boa Vista hacía tiempo que estaba en silencio), repito, me interesan los imaginarios: cómo nos pensamos y cómo pensamos que nos piensan y cómo pensamos a los otros a partir de cómo pensamos que nos piensan. Olvídense si lo que sucede en mi país (o en otros países de la región) es bueno, es malo, es neutro, le decía con cuidado al ingeniero que, de pronto, bebía su séptima cerveza. El meollo es saber si en algún momento el pacto riqueza, política tradicional, justicia, militarismo, medios de comunicación monopólicos, educación elitista -todo cocinado a fuego lento en el horno de ´la herencia de la dictadura´, ¿sobre el que Cristina diría?, se ríe el Ingeniero- va a ser discutido en el corazón de una sociedad brasilera que oscila en el borde de que cualquier intento de diálogo político cotidiano sea considerado una agresión a la nación que cobija. Es clara la diferencia entre latinos-hispanos con los que he hablado -a mexicanos, colombianos, venezolanos, chilenos, cuando se les pregunta cómo ven, cómo imaginan la vida en su país, lanzan, por lo general, pestes (lo sé, son todos viajeros migrantes)- y el modo brasilero de intentar encontrar el camino para sin decir mucho, decir que, aunque podría estar mejor, tampoco se está pésimo. La clave para salir indemne y sin agresiones de una charla, en estas tierras, es apelar a la consabida frase: tudo é muito complexo, difícil de enxergar [o sea, ver] porque o país é inmenso e tals…

El ingeniero bebe y me observa pensar lo que no digo y pienso, me dice el Espectro. Bebe y bebe y termina la cerveza y lanza por la borda –y con ella sus convicciones- la lata vacía que, después de lloriquear en la baranda, se va a dormir con el río y con la noche. No dije más, me dice el Espectro.

Arrullado por la red que era mi cama, el reflejo dorado del diente metálico me desveló y aquellos fragmentos y los destellos y, entonces, pensé en el caos cuyo centro era Manaus y en la culpa de Cristina y en cómo contar ´el caos´ y ´la culpa´ en estos tiempos.

Fernando –aquel profesor abierto al ríspido diálogo político y para quien, vale como ejemplo, la primordial medida en Brasil, y concuerdo y repito, es ley de medios- me comentó esa tesis que sintetiza a los ojos brasileros ´el problema de Argentina´ en un trauma. Según él, o según la tesis, Argentina es un país o una sociedad traumatizados (´tem recalque´) por no poder ser lo que creímos ser (argumento que en el fondo apunta a remarcarnos que nuestros vecinos sí lograron eso que no se sabe bien qué es). Como trueque de reconocimiento –tu absurdo paternalismo, Espectro- le concedo a Fernando el recuerdo de la sentencia del francesito Malraux robada a algún amigo esquecido que decía que era Buenos Aires la capital de un imperio que nunca había existido. Y creo que en las diferentes inflexiones de la palabra ´imperio´ surge ese mutuo desconcierto, tal vez absolutamente recíproco, tal vez un poco sesgado y dicharachero del lado brasilero como el gracioso equívoco de O Globo de los últimos días al confundir, en un mapa de un segmento deportivo, la geografía argentina con la del suelo chileno.

Tengo la impresión, interrumpo, que esa, Espectro, no es la historia que me querías contar. Por supuesto, aunque tampoco te he estado mintiendo. Entre el sueño de ´el imperio bienestar´ y el anhelo de ´el imperio cultural´ -que hasta ahora ni pasan de emporios ni mucho menos- debe andar la medida de esa horma entre dos pueblos pendejos. Sí. Te quiero contar la otra verdad. Te quiero decir por qué y de qué estaba, en el Bartolomeu II, huyendo. Te quiero contar qué sucedió en Manaus. Pero necesitaba instalar ´el trauma´, necesitaba reconocer que contar aquí (el delirio y) el caos tal vez no sea otra cosa que una incontrolable proyección la verborragia desde un interior colectivo y traumatizado -y a los ojos de los otros, hasta con culpables identificados. Y, entonces, necesito volver a aquel cuarto, a aquel hotel y al humo que no me dejaba ver las caras. Y a los microbios, y a los malucos, y a los caníbales, y a las onzas, y a las cobras, y a las pirañas. Y a la tarde del jueves 29 cuando llegué, y a la caótica y entrañable Manaus, esa ciudad en la que se entra a mil cosas… se sale de pocas.

[Septiembre 2013 – Manaus – Río Amazonas – Brasil]

Esos pobres blancos en el Brasil de las protestas [julio de 2013]

Esos pobres blancos. Las ambigüedades de los movimientos sociales en el Brasil de las protestas.

Para el Hippie, que duerme en Rio Preto al arrullo de la higuera centenaria

A un mes de la eclosión en su mayor intensidad, el descontento social avanza en Brasil lentamente hacia un futuro incierto inmerso en la ausencia de una estrategia coherente de cómo encaminar fuerzas bajo presión. Por varias razones, São José do Rio Preto [SP] es un interesante caso testigo. La primera razón. La ciudad funciona a su ritmo alejada de las capitales. La segunda. El movimiento social se cruza con intereses locales de antigua data. La tercera –pura futorología. Quienes comandan las protestas parecen no haber dimensionado lo que hierve en la base desde hace un mes.

1.-

La nueva antigua droga es -lo sabemos- aquella luz plateada que ciega las retinas de millones al mismo tiempo, y en vivo, y que, mediante esas muertes ciegas, permite a un grupo o a un único iluminado obtener el orgasmo concentrado, exquisito, pletórico de la leche simbólica sobre su rostro. Para quien es centro de irradiación, la blanca luz deja esa extraña sensación de saber que el frío, una vez sucedido el orgasmo, llega bastante rápido.

Y una cierta ola gélida (recuerdo que Borges recuerda que en aquel libro Vathek el infierno era de hielo) se posó sobre el embrionario movimiento social en Rio Preto.

Anoche, de madrugada, GloboNews transmitía en vivo las calles de Rio de Janeiro donde las protestas siguen y el objetivo primario es la salida del ´prefeito´ (intendente) Sérgio Cabral. Las protestas son focos de resistencia nocturnos que continúan la agitación del día. En horas, llega el Papa Francisco y será otro momento de tensión con la Polícia Militar. Los manifestantes no toman como parámetro de acción el miedo a la violenta y sangrienta policía brasilera. Hay una mirada –algo lenta- internacional y una especie de consenso nacional. En Brasilia, por ejemplo, los manifestantes acampan frente al Congreso y apoyan al objetivo del pueblo carioca.

Entre pautas locales, estaduales y nacionales hay una que por su amplitud y vaguedad debería incomodar a quienes detentan el Poder: se pide la efectiva cancelación de la Copa del Mundo 2014.

El jueves 18, en Porto Alegre, después de ocho días, los ocupantes de la Câmara de vereadores abandonaron el recinto con la promesa firmada de la gratuidad del transporte público (acuerdo con sus bemoles) y de la transparencia de gestión. Eran entre cuatrocientas y quinientas personas contando adolescentes y niños.

Esa salida –que puede ser evaluada de forma positiva- fue usada por uno de los oradores en la sesión asamblearia de la ocupación de la Câmara de Rio Preto para justificar lo que ya había sido decidido antes de la votación popular. Porto Alegre fue ejemplo de un fracaso.

¿Fracaso?

En las protestas de Brasil 2013, con sus grises, se enfrentan los medios tradicionales y hegemónicos de comunicación asociados al poder político, a la elite económica, y los medios no-tradicionales (ejemplo, Mídia Ninja que permite a todos los que quieran serlo, ser ´ninja´) que hacen de la transmisión por internet, en vivo y sin cortes el instrumento de comunicación más efectivo al que se le suman los comentarios de los usuarios al instante.

En la noche del 17 de julio, en Rio Preto, ese enfrentamiento que atraviesa las protestas en Brasil sucedió de otra forma –si es que sucedió.

Hubo una primera reunión por parte de la asamblea de la ocupación –que incluía a todos los ciudadanos que decidieran entrar en el recinto- con los representantes del legislativo quienes atendieron un pedido sobre tierras y especulación inmobiliaria. Esa sesión fue transmitida ´ao vivo´ por Tv Tem (O Globo). Fue notoria la ausencia de una transmisión alternativa (acaso por el boicot de la Câmara al restringir el acceso a internet). En la asamblea posterior que decidió la continuidad o no de la ocupación se votó, como la noche anterior, que Tv Tem saliera del recinto. Aunque –y eso fue novedad- la deliberación tampoco fue transmitida por www.postv.org.

Un extraño pacto de confianza para este contexto político. Al mismo tiempo que en Rio de Janeiro las oficinas de O Globo eran agredidas, marcadas por la furia popular como una de los responsables de la manipulación y de la apoliticidad del ciudadano brasilero, en Rio Preto los periodistas de los medios hegemónicos pastaban sueltos en los pasillos, en salas cercanas, tomando notas, charlando amenamente con los ocupantes. Se les respetaba su ´transparencia´ como si se tratara de robots que están ahí solo para transmitir la información de un lado hacia el otro.

A esos periodistas -es decir, a esos trabajadores dependientes de una multinacional- no se los consideró en tanto ciudadanos que podrían haber dado su opinión, colocado sus ideas, disentido en un espacio cerrado sobre el manejo de la empresa donde trabajan, así como tampoco fue aceptada –pedido mediante de una mujer dentro de la asamblea- la participación, como trabajadores, de la policía que custodiaba el espacio.

Cuanto más cerca del gueto, mejor se sentía el grupo.

Después de varias alocuciones sobre el carácter histórico y de las hurras del caso que parecían conducir la noche al grito de ´la ocupación continúa´, empezó a sembrarse la idea de que todo el mundo estaba de acuerdo con que el cansancio era ya demasiado después de casi una semana de ocupación, que la resistencia era en vano porque en algún momento había que salir. Así, poco a poco, la reunión fue amasada hacia una votación -discutible en términos democráticos- que derivó en marcar la salida para el día siguiente con la condición de que se firmara entre las partes –ocupantes y concejales- un acuerdo.

Ese documento a firmar presentado ante los vereadores fue compartido on-line cerca de la medianoche con el resto de la asamblea. Sin embargo, nunca fue leído ni discutido en conjunto: lo que la comisión X había decidido, eso iba a ser encaminado.

Decidir salir y después obligar a firmar tiene la consistencia del sueño. Parecía una remake grupal del final solipsista de El azogue [China Meviélle, 2002]: ´Aquí se cuenta una rendición´.

De ninguna manera la mayoría, en el sentido de la mayor parte de los ocupantes, pensaba horas antes en la posibilidad de salir. Hasta el mediodía por lo menos la mitad hablaba de mantener la organización, de la limpieza, de la comida, etc.

Las razones de ese giro se esconden, según entiendo desde mi posición absolutamente externa, en eventuales negociados fuera de la decisión popular. Una posible lectura sería considerar a la asamblea cooptada por una parte de la clase media conservadora brasilera (en su 90% blanca). Uno de los oradores efusivo hasta las lágrimas propuso, fuera de protocolo, una salida al son del Himno nacional.

Nunca voy a saber si mi estupor provino del de los demás. Alguien de la asamblea hizo un chiste para calmar el delirio nacionalista.

¿Fracaso? Nadie sabe. El compromiso –estoy en el lado bueno de las cosas- es permanecer una vez fuera, ´de olho´, atentos, a lo que hacen los vereadores y participar todos los martes –cuando son las sesiones-y los jueves en prácticas de comisión para acompañar, controlar, obligar a un funcionamiento popular del legislativo. Esa previsión queda como alimento del futuro. Si no cumplen los del legislativo, los ocupantes prometen volver. Se verá. El único dato cierto es que a las 19 hs del día 18 de julio, se abandonó el edificio sin el compromiso firmado por los concejales.

El objetivo del núcleo duro del movimiento –que no impulsó la ocupación sino que la capitalizó- parece ser conformar una cámara legislativa paralela que controle a los concejales, que dé una pátina de presión social pero que permanezca absolutamente supeditada a las decisiones de otros 17. Una elite de segunda. Los estertores de una clase media que se considera fuera del reparto de la torta de la clase alta y que precisa protagonismo y beneficios.

En ese contexto hay que entender que, durante la noche del 17 de julio, en los momentos que antecedieron a la cadena nacional sobre el levantamiento de la ocupación, uno de los asambleístas gritara al resto de sus compañeros que él se ofrecía para ser el portavoz, pero que de ninguna manera quería ser ´candidato en el futuro´. La vieja política y su ponzoña.

El gesto de manipulación más oscuro fue cuando alguien reconoció sin pelos en la lengua, segundos después de la votación, que estaba pronta la nota explicativa que diera cuenta de la decisión de desocupar al representante de O Globo en la ciudad encargado de difundirlo a nivel nacional. Ya durante la tarde hubo exaltaciones sobre haber aparecido ´ao vivo´, en ´link nacional´. Podría haber sido más verosímil si enfrentaban la desinformación y les negaban los datos a los periodistas. Malas noticias. Estaban bajo el poder de esa droga colectiva, adictiva, y babeantes observaban el anhelado ojo divino que pendía del zaguán (y del que goteaba la anhelada leche).

Horas después de la desocupación, el grupo que comandó, prometió una reflexión post-salida en transmisión on-line ´ao vivo´ -mediante la tecnología que en la charla más importante estuvo desaparecida- con el objetivo de mostrar transparencia en el mecanismo. Esa reunión sucedería a unas cuadras del poder legislativo de la ciudad y el nombre es más que sintomático: Casa Rio Preto.

La transparencia parece haber llegado un poco tarde.

2.-

La noche del 16 al 17 de julio fue clave y caótica. En la puerta de la Câmara –ahí la mesa de opiniones volátiles estaba servida y solo se precisaba escoger- se escucharon voces inesperadas y de las que siempre habría que desconfiar. O no. Alguien sugería que esa ocupación era, finalmente, una reunión del Jockey Club de la ciudad. ´Los conozco a todos ellos´, oí decir. (El dinero ofrendado en manos de atildadas vecinas que en el camino a hacer sus mandados mañaneros se distraían y al azar ingresaban al zaguán de la Câmara -emocionadas por una lucha que dejaron mucho tiempo atrás– me permitió confirmar esa sospecha de clase y suponer un espíritu Rotario o de aledaños.)

Otros, en aquella misma noche, un poco más operativos en sus deliberaciones callejeras –pero lejos de ser convidados a una participación efectiva- decían que ´la solución estaba en la favela´. Y solución significaba ´resistencia´ a partir de la inclusión del descontento de la periferia.

Ciertos rumores de la izquierda concordaban con esa mirada inclusiva. Uno de los partidos, de cuño marxista, que estuvo contra la ocupación –acusando al movimiento de falta de estrategia- impulsó desde el primer momento pautas contra el riñón del poder como, por ejemplo, la reducción del salario de los vereadores al valor de un trabajador medio y, por el otro, reconoció la necesidad de ir hacia los barrios, hacia la periferia –aunque lo consideraban a largo plazo y sin posibilidad de suceder ´ahora´. En la asamblea democráticamente espuria, ese partido que casi no había participado de la ocupación, votó contra la continuidad. Su vocero recordó la pauta del salario, pero ya era cosa del pasado ilusorio.

Hasta el mediodía del 17, entre los ocupantes, la única duda para muchos de los que estaban ahí era cómo resistir, cómo continuar –aun cuando supieran que la ocupación no iba a ser infinita. Reconocían la necesidad de no salir con las manos vacías o llenas de promesas que es lo mismo. Reconocían el poder terrible de la policía al que hay que temer. Y confiaban, como en un dato positivo, que una jueza hubiera demorado por diez días el desalojo.

Nunca se citó a esa jueza. Nunca se la obligó a garantizar que la protesta no sería criminalizada. Entre el mediodía y el inicio de la tarde del día 17, las negociaciones ya habían sido cerradas. El pacto silencioso y hasta tácito -basado en la ´no-agresión- entre concejales, que luego traicionaron esa postura, y los líderes de la ocupación había ocurrido. También se podría suponer –con buena fe- que no había otro camino y que la corrupción enquistada en las altas esferas políticas con visos de mafia dejaron poco espacio para la resistencia razonable y no suicida.

3.-

Mientras tanto en el mundo real, a eso de las cuatro de la tarde, con el sol calentando el cemento, apareció por la zona de la ocupación el Hippie, artesano y morador de rúa, con una caja. Conocí al Hippie en una plaza por ahí a la que caímos de noche, con un grupo, para ´fumar um´. En Rio Preto –una de las ciudades más ricas del estado de São Paulo- el número de moradores de rúa es alto. El sistema estatal –sea federal, estadual, municipal- para acompañarlos y darles un espacio donde dormir, bañarse, charlar y compartir está reducido al mínimo. Morador de rúa y crack –aunque no siempre- van de la mano. (El documental Nossos mortos {2012} presenta testimonios de algunas de las 15 mil personas en situación de calle en São Paulo.

Algunos de ellos me han dicho lo siguiente. El dinero para invertir en albergues, dormitorios, comedores, etc., está. La clase alta que coincide con la clase política prefiere desactivar el sistema, desviar los fondos –para su propio enriquecimiento- e implantar un sistema informal y perverso.

En uno de los albergues y comedores –no muy lejos de donde vivo- la comida es poca y mala. La costumbre –la estrategia- hace que los moradores salgan de ese espacio y caminen apenas unos metros hasta la esquina de Independencia y Bady Bassitt, otra avenida céntrica importante de la ciudad -como Andaló, de ascendencia árabe-, donde los autos de decenas de miles de reales pasan a baja velocidad y dejan platos, viandas, bebidas, ensalada de frutas, etc.

El alienado cerebro de un ex morador de rúa me ofrece su perspectiva: es una forma de mantenerlos débiles, flacos y comiendo literalmente de la mano; si el morador de rúa saliera del crack –o lo controlara- si estuviera fuerte y bien alimentado, ¿qué sucedería? Nada, es solo una especulación de un alienado.

Durante la ocupación y ante los vereadores se trató el tema de los indigentes y desamparados. Las enjundiosas argumentaciones no surtieron el menor efecto. Ningún compromiso fue obtenido de ese reclamo puntual, fuera de las palabras.

Durante la asamblea final de la elite, en cada gesto, en cada discurso, en cada inflexión de la voz que indicaba la manipulación del voto y el funcionamiento de ´un aparato´ dentro del movimiento, recordé la luminosa imagen del Hippie y de su amigo que acarreaban esa caja con frutas que les habían dado como dádiva y que ellos llevaban como apoyo a la Ocupación. El Hippie –que no posee demasiada cosa material- donó su propia comida. En el zaguán donde sucedía casi todo, había en el momento de la ofrenda unas veinte personas. El gesto pasó desapercibido. Apenas una mujer, le agradeció.

La noche anterior, el Profeta de los colores me contaba que la adhesión entre el grupo de los que viven en la calle era intensa. Él había hablado con algunos de ellos y –en razón de algún plato de comida, pero por sobre todo, en atención al techo que el propio Estado les negaba como derecho- varios habían decidido acercarse poco a poco. El Profeta estaba en esa lógica pro-ocupación a pesar –me dijo- de que lo perjudicara. Un concejal –o uno de sus astutos e ineficaces asesores- le daban cada semana ´cem contas´ (R$ 100) y si él –el Profeta de los colores- seguía en esa tesitura, se le podría cortar el dispendio.

En una esperanza que le brillaba en los ojos y en la soltura de la labia, el diminuto y adorable anciano, comprendía que si las cosas continuaban así la dádiva de los cien reales de poco le serviría al concejal como calmante provisorio. Sin dudas, me dijo, los vereadores no, pero la Ocupación sí me representa.

El funcionamiento de la Câmara de vereadores y de la Prefeitura no es muy complejo de explicar en su relación con los ciudadanos: clientelismo. Se reparte dinero discrecionalmente y eso se advierte tan solo con media hora en la recepción. Esa fue una de las razones por la que se acercaron tantas personas en situación de calle (y de riesgo). Uno de los mayores errores de la conducción fue –además de aparatear- no oír esas voces, no percibir esa adhesión. Es cierto que había un interés puntual de muchos de ellos –techo y comida-, pero había mucho más detrás: búsqueda de compañía, de charlas, de remedio a la soledad y, sin dudas, miradas políticas que no se conocen porque son sujetos que no tienen voz.

El Poeta, otro cálido personaje, era convidado por la noche a hacer sus numeritos en la vereda recitando, actuando, leyendo breves escritos que llevaba en su vieja carpeta. ¿Por qué no darle ese espacio de atención al permitirle expresarse y hablar frente a todo el mundo? ¿Nada habrá en la palabra de quien anda la calle, de quien vive la violencia cotidiana –como tantos otros- para hacer reflexionar a los demás? Parece improbable.

Los sin voz aquí, en Brasil, son muchos. O para decirlo, de manera más concreta: solo tienen voz los blancos de clase media o media-alta. Las señoras y señores ´Jockey Club´ de la asamblea, con cierta frecuencia, invitaban con impacientes y delicadas inclinaciones de cabeza a retirarse a los que tenían demasiado olor a calle.

A pesar de que mi resumen pueda ser injusto, es sintomático que –y más allá de excepciones- la organización de la limpieza, del trabajo manual, del orden interno, terminaran recayendo en quienes no participaron de las deliberaciones. ¿Tan difícil les resultaba advertir que estaban reproduciendo en un espacio minúsculo la forma en que funciona la sociedad brasilera? Grupo de blancos que toman decisiones, el resto acompaña.

En su inicio, la premura del movimiento y la ausencia de una coordinación inmediata plantearon contradicciones. Hubo momentos de tensión cuando se denunció –también podría decir, avisó- entre viernes y sábado pasado que había dentro de la Câmara un morador de rúa adicto al crack que se había descompensado. El menor fue conducido -¿detenido?- a una institución donde permaneció controlado. O abandonado. Nadie supo explicar bien lo sucedido acaso porque también los que mandan sobre esa vida son yonkis al igual que ese joven oprimido.

Brasil es el tercer país, en un ranking mundial, con mayor número de asesinatos de periodistas. Casi con exclusividad en su mayoría, son profesionales que investigan la conexión de la policía en el tráfico de drogas, la composición de milicias para masacrar pobres, negros, moradores de rúa y crackeiros. Aquí se conoce como ´la mirada higienista´. Que el auge de esa perspectiva de control social haya sido durante el siglo XIX no es dato menor –Brasil en términos de derechos individuales parece lejos del siglo XXI. El higienismo es la obsesión del poder brasilero para mostrar ciudades limpias y ordenadas durante el transcurso de la Copa.

Desde el centro del poder político y económico, los medios hegemónicos de comunicación transmiten incansablemente diversos estereotipos de ´lo indeseable´ que van desde el argentino insoportable, al paraguayo berreta, al boliviano, al indígena, al nordestino, al portugués y un largo etcétera que se resume en el ´negro´ y que solo se detiene ante los dos amores imposibles de Brasil: Estados Unidos y Europa (menos Portugal, claro).

Entre 2002 y 2010, la diferencia de asesinatos de personas blancas y negras en Brasil pasó de un 49% (19 mil blancos y 29 mil negros asesinados) a un 149 % (14 mil blancos y 35 mil negros) respectivamente. En un tipo semejante de violencia contra ´el otro´ se puede ubicar el sufrimiento del extranjero (´gringo´). Existe una conexión intrínseca entre el contexto de revuelta social de la segunda quincena de junio con el asesinato de alrededor de diez personas en la Favela do Maré (Rio de Janeiro) bajo las balas de la policía local y del grupo de exterminio BOPE (24-06-2013) y con la muerte del niño de procedencia boliviana de 5 años en las manos de su madre durante un asalto en São Paulo (28-06-2013). Promediando el documental Nossos mortos pueden ver la historia y la mirada de un extranjero sobre ser ´gringo´ en Brasil.

Según entiendo, para comprender de qué manera la violencia se sostiene sobre una antigua red instalada en Brasil es necesario suponer que la estructura legal, cultural y simbólica surgida durante la dictadura [1964-1985 ̸ 1989] continúa presente. Acaso, esa historia terrible se remonte en el pasado hasta la época de la esclavitud. Es posible que se trate de una conjunción que –en este íntimo espacio de pocos o un único o ningún lector- me permite preguntar con sigilo: ¿no sería necesario suponer que Brasil vive un apartheid?

El desprecio por esas otras voces durante la Ocupación así habilita a pensarlo.

 [São José do Rio Preto – SP – BR – 19-20 de julio de 2013]

Ou será que o Brasil deveria libertar-se da dominação da O Globo? Guerra de imágenes II. [20 al 23 de junio de 2013]

La idea que corre por debajo de la argumentación de Serge Gruzinski (La guerra de las imágenes; El pensamiento mestizo) es potente. Existe una relación directa entre las batallas del siglo XVI con imágenes, en su mayoría religiosas, para dominar a los pueblos originarios por parte de los europeos y los actuales imperios mediáticos, sostenidos por la televisión, como Televisa, en México, y O Globo en Brasil.

TV Globo fue fundada por Roberto Marinho [1904-2003] en 1965 –doce meses después del golpe militar que derrotó al entonces presidente João Goulart. En 1969, con el noticiero ´Jornal Nacional´, vigente hasta hoy, nace Rede Globo. Noticiero y novela, sin contar las transmisiones de fútbol y de carnaval, funcionan desde hace cuarenta años como una dupla de acero y diamante que, ofrecidos en continuidad horaria, eleva los números de audiencia a alucinantes porcentajes que sobrepasan el cincuenta, el sesenta, el setenta. El día 4 de octubre de 1972, por ejemplo, el capítulo número ciento cincuenta y dos de la novela brasilera ´Selva de Pedra´ alcanzó –según IBOPE- la ficticia friolera del 100 % de audiencia. Otras novelas posteriores –es decir, con un mayor número de televisores en juego- llegaron a marcar más del 90 %. Recién en 1990 la Rede Manchete con su emisión de ´Pantanal´ pudo derrotar por primera vez una novela de su augusta competidora -aunque esto tan solo una nota de color.

Seis empresas privadas –las principales son Rede Globo, SBT, Bandeirantes, Record- controlan el 80 % de la información dentro de Brasil. La primera impera en todos los rubros y con más del 50 % en su poder rige el mercado televisivo. En un país con el 90 % de los hogares adornados con un televisor, O Globo -deténganse por un segundo y piensen en la extensión del país- cubre el 99,50 % del territorio.

O Globo es un multimedios compuesto por la emisora televisiva (con cientos de repetidoras incluyendo la ´TV Tem´ de Rio Preto), el servicio de televisión por cable, radios (tan solo unas cien), diarios (O Globo es el más vendido del país, pero quién lee esa antigualla), revistas, cine, música, teatro, telefonía, servicio de internet –posesión clave en este junio del 2013- y un inextinguible etcétera que deriva en puestos bases internacionales.

O Globo es una de las mayores cadenas del planeta. En 2012, sus ganancias de seis mil millones de dólares la convirtieron en la segunda mayor. Como grupo multimedia está entre los primeros del mundo y sobrepasa a su competidora latinoamericana –otro monstruo imparable- ´Televisa´. Ambas multinacionales, alertadas por tiempos volátiles, decidieron asociarse.

Las cadenas y los multimedios brasileros, en manos de las famosas siete familias que dominan el espectro, están atravesadas por intereses políticos concretos, además de los confesionales, sean católicos o evangélicos. Contra todo parámetro legal, en un tercio de radios y de cadenas de televisión hay políticos profesionales (o familiares directos) ejerciendo puestos directivos.

En un informe de 2008 –Observador de medios de comunicación en América Latina– se determina que en la agenda de las radios, diarios y televisión brasileras, simplifico los datos, los problemas de corrupción y la vulnerabilidad de las instituciones democráticas ocupan el 60 % del tiempo de emisión o del espacio de publicación, mientras que la voz y la participación de los ciudadanos oscila entre el 1,5 % y el 0 %.

Son datos con cinco años de antigüedad. Nada indica que las cosas hayan cambiado. La decisión -durante los momentos más complejos de las manifestaciones ocurridas en las semanas anteriores- de levantar la emisión de las novelas por parte de algunas televisoras, de reemplazar en horario central la lata por el ´ao vivo´, el estudio por las calles, el guion por la crónica, el final controlado por la incertidumbre, el ardor de la pasión por el fuego de la lucha, no debe hacernos creer que primó el deseo de la información y de ´lo real´ antes que el de la ficción.

Guerra de imágenes. El imperio virtual Rede Globo solo desea cobijar, integrar, acunar, acompañar y dominar a la mayor cantidad posible de ciudadanos (consumidores) brasileros. Son sus clientes y ninguna empresa quiere indisponerse con ellos.

Guerra de imágenes. Tal vez ningún nombre defina mejor la actual situación. Todas las encuestas de diez años a la actualidad confirman del lado del usuario y del consumidor un dato imposible de refutar y que se advierte en la vida cotidiana: la relación del ciudadano brasilero con la televisión e internet, y la tecnología, es profunda y excede la situación socio-económica individual. (Aunque, sin dudas, sería necesario pensar mejor esta última variable.)

Hasta no hace muchos años, reinaban en el país la red social Orkut (de Google). En la actualidad la mitad de los usuarios de esa red en extinción son brasileros. La migración masiva que se produjo a partir de 2010-2011 hacia Facebook llevó a Brasil a ser el país con más usuarios del mundo, 70 millones, después de los Estados Unidos. En 2012, se vendió en Brasil un celular inteligente [sic] cada 30 minutos. Con 16 millones de aparatos, incrementó en un 80 % los números del 2011. Celular, internet y red social (f, t) es un ardiente ménage à trois.

La educación pública como tal, la democracia como tal, apenas si alcanzan las tres décadas de existencia.

Uno de los carteles íconos de los primeros días de protesta fue ´Saímos do Facebook´ (léase, feisibuqui). El cartel no decía ´dejamos Facebook´ sino que establecía una dialéctica -´del ciberespacio a la rúa y vuelta al ciberespacio´- como bandera contra la información tendenciosa de los medios de comunicación tradicionales (que, por supuesto, nunca indicaron en la agenda de reclamos los cuestionamientos que caían sobre ellos).

En la ciberesfera –cuya historia negra en medio de las protestas habría que contar- circula por estas horas una imagen de la bandera de Brasil con un hombre de traje que empuja el logo de O Globo para que deje de obstruir al planeta azul. Podría aburrirme y aburrirlos deduciendo aspectos sospechosos de esa imagen –que enfatiza la relación país ̸ bandera (nacionalismo), o que está hecha y destinada a la clase media (hombre de traje), o que es machista (hombre), etc. Pero toda esta eventual discusión nos alejaría de un aspecto simbólico fundamental.

El logo de la Red Globo fue diseñado a mediados de la década del setenta por el alemán Hans Donner [1948- ] –responsable, además, de una parte importante del arsenal visual de la cadena incluyendo los noticieros, las novelas, el show de Xuxa, etc. (y relacionado, por ejemplo, con Microsoft en el diseño de ´gadgets´ de tecnología avanzada).

El logotipo, en primera instancia, es la figura de la Tierra. Sobre él, un rectángulo (aparato de televisión) recorta un nuevo círculo. Ese nuevo círculo sería el contenido de la transmisión televisiva que llega hasta el espectador. Ahora bien, aunque el diseño original no lo incluye, puede suponerse sin problemas otro rectángulo detrás del planeta original –el mayor- e intuir otro rectángulo dentro de la esfera menor y así al infinito intercalar mundo (´lo real´)  ̸ aparato (´lo virtual´) hasta disolver la diferencia.

En mi opinión eso hace O Globo. Si ingresan al sitio <www.redeglobo.globo.com> verán de qué manera se mezclan en un mismo plano y sin solución de continuidad la información social y política con aquellas referentes al mundo del espectáculo (novelas). Ni siquiera –qué ingenuo soy- en un momento como el actual esa mezcla es relativizada.

La principal estrategia de la empresa para instalarse en el cotidiano de los telespectadores fue la invención de un ´yo´, de una subjetividad que provoca un ´nosotros´ inclusivo (y esquizofrénico). Algunos eslóganes históricos de la Red son: ´un caso de amor con vos (o contigo)´ [1998], ´un caso de amor con Brasil´ [1999], ´nos vemos por aquí´ [2011], ´nos preocupamos ̸ nos conectamos con vos´ [2012]. Por estas horas, la GloboNews –que se transmite en portugués dentro del territorio brasilero a pesar de lo que ´news´ le sugiere a mentes afiebradas como la tuya, lector- utiliza como latiguillo ´nunca desliga´, algo así como ´nunca se apaga, nunca se desconecta´, e invita –mi favorito para reflexionar sobre la libertad- a entrar en ´la realidad en alta definición (HD)´.

El juego es claro. Asfixiante omnipresencia discursiva, quiebre de la distancia entre animado e inanimado (O Globo nos habla) y de la diferencia entre ´real´ y ´virtual´ que se resume en la idea ya definitivamente instalada por la empresa: Brasil y Rede Globo son una y la misma cosa. Podría sugerirles, como tarea para la familia, tomar delicada e imaginariamente el paño amarillo romboidal que, en la bandera brasilera, hace las veces de fondo del planeta azul y disponerlo sobre lo verde como si se tratara de un rectángulo dentro de otro. Verán que esa alternancia entre rectángulo y esfera tiene un aroma reconocible. (O podríamos jugar a adivinar qué significado darle a ese logo empresarial que nos habla, que jura que entre nosotros hay amor, que tiene devaneos de ser algún día bandera, si suponemos que, en verdad y en realidad, hermosas y banales frases adverbiales, ese logo es al mismo tiempo la lente de una cámara, el ojo que vigila.)

Y que todo lo prevé -aunque esa decisión implique un sincericidio.

En el segmento inferior de ´Memória Globo´ (<www.memoriaglobo.globo.com>), uno más entre decenas de sitios de internet que posee la mega-empresa, aparece un mapa con las categorías principales para el usuario: ´Jornalismo´, ´Esporte´, ´Educativo´, ´Entretenimento´, ´Perfis´ (´Perfiles´, de donde tomé los datos de Donner), ´Acusações falsas´ y ´Erros´. En la sección dedicada a las ´acusaciones´, la Rede se defiende de ciertos problemillas sobre los que puedo hacer la vista gorda porque es en los dos ´errores´ reconocidos por la propia multinacional donde vale la pena detenerse.

El primer error –titulado Direitas, já!´ (1983-1984)- se refiere a las manifestaciones y actos que se sucedieron durante los años finales de la dictadura brasilera para pedir la convocatoria a elecciones democráticas directas. ¿Cuál fue el desliz de la Rede en aquellos días? El presentador del ´Jornal Nacional´ con las imágenes de los espacios públicos repletos de personas consideró oportuno conectar esa masiva actividad social y política… con los festejos por los 430 años de la ciudad de São Paulo. La disculpa de la multinacional fue la presión sufrida por parte del gobierno militar para no mostrar las manifestaciones.

El segundo error reconocido -´Debate Collor x Lula (1989)´- nos retrotrae a las primeras elecciones presidenciales por voto directo desde el fin de la dictadura. Se presentaron 23 candidatos. En el interregno de la primera y la segunda vuelta se organizaron dos debates entre los triunfantes –Fernando Collor de Melo (apadrinado por Marinho) y Luiz Lula Da Silva (PT). La edición que ofrecieron sus noticieros, con más del 60 % de audiencia, al día siguiente del segundo debate fue tan escandalosamente manipulada que a Rede Globo le resulta hoy más beneficioso confesar que esconderla. Los editores reconocieron haber tomado como parámetro el fútbol (una confusión entre política y deporte que en estos momentos hierve como nunca en su pantalla). Consideraron ganador a Collor, y así resumieron el debate. Collor, en efecto, pocos días después, ganó.

Nadie puede asegurar que esa manipulación causó la derrota de Lula en 1989. Tampoco hay elementos para suponer que en las manifestaciones de los últimos días los saqueos y la violencia provienen de infiltrados (¿azuzados por la Rede?). Sin embargo, el modo de representación y las estrategias de comunicación deberían ser analizados. Cualquier especulación sobre ´lo sucedido´, necesita como advertencia que la Rede está acostumbrada a mentir sin frenos ni control desde la época de la dictadura.

Durante estos revirados días juninos de 2013, los comentaristas se remontaron hasta 1992 para encontrar un antecedente de movilizaciones con magnitud semejante. En aquel lejano año los ciudadanos brasileros habían ocupado las calles para reclamar por la salida de la presidencia del otrora triunfante candidato de la Rede Globo.

´Fora Collor´. Y Collor renunció. Al año siguiente, en 1993, la BBC da a conocer un documental Beyond Citizen Kane (Muito Além do Cidadão Kane) en el que la empresa y Marinho son presentados como un imperio con su déspota de turno. Marinho -con el altruista fin de no decepcionar a los documentalistas- logra la censura del material dentro del territorio nacional. [Link: <www.youtube.com/watch?v=MtQTejGeL4M>]

La multinacional trató, y trata, de ser coherente. La impulsa un afán ´gobernista´ (oficialista) al que traiciona sin más si ve afectado su propio beneficio. Cuando ocurrieron aquellas marchas contra Collor, Rede Globo abandonó a la criatura de su invención en medio del río y se unió a la ola de protestas.

Sus estrategias claves para no salir nunca perjudicada fueron –qué duda cabe- y son demagogia, tergiversación, manipulación. Un error que la Rede no reconoce en su mea culpa es la alteración de los datos en la elección de 1982 para intendente de Rio de Janeiro. O Globo publicó resultados falsos –en aparente conexión con una empresa de proceso de datos, Proconsult– que beneficiaban al candidato militar y que perjudicaban a Leonel Brizola, a quien finalmente se le reconoció el triunfo.

En la campaña de 1989 para la presidencia, Lula –consciente del poder al que se enfrentaba que, por supuesto, no era Collor- se propuso ´contra-informar´ a la población  mediante Rede Povo. [Link <www.youtube.com/watch?v=n9XbVfTWdmY>] Su argumento era sencillo: es inaceptable que un grupo de personas decida la agenda de decenas de millones. Durante sus dos mandatos presidenciales -2003-2010-, Lula recordó la necesidad de luchar contra los oligopolios mediáticos. Si bien nadie mejor que él conocía de qué manera Rede Globo se aliaba –y se alía- a otras empresas mediáticas para regir la opinión pública en Brasil, sus acciones fueron erráticas. En 2009, el Supremo Tribunal Federal abolió la Ley de Medios de 1967 y dejó un vacío legal que conduce los litigios con los medios de comunicación a la justicia ordinaria. Al día de hoy y más allá de algunas modificaciones no existe una Ley de Medios –o al menos una discusión en ese sentido- que cuestione el poder de esos imperios de la información. (Por ejemplo, el canal de noticias de Bandeirantes, BandNews, durante la semana del 17 al 21 de junio, una de las más fuertes en cuanto a las movilizaciones, entre informe e informe repitió hasta el hartazgo un programa info-comercial, presentado como periodístico, sobre el nuevo sistema de seguridad privada que funcionará durante el Mundial 2014 en los estadios de fútbol y que se convertirá en una de las principales herencias, según festejaba el empresario involucrado, para Brasil. Innecesario remarcar las implicancias de una fuerza policial paralela –otra más- dentro de un país cuasi militarizado.)

En el actual contexto socio-político brasilero, uno de los enigmas principales es por qué, en determinado momento, los medios comenzaron a apoyar las manifestaciones.

Es bastante probable que se trate de una remake de Collor´92: no indisponerse con los ciudadanos. Ese gesto les permite manipular la amplia agenda de los manifestantes. Se ubican como mediadores de los discursos y como interlocutores con el arco político. Decidir qué y cómo se dice, qué y cómo se muestra es un juego simple para quienes –con la ironía habitual de denominarse ´autónomos, imparciales, independientes´, etc.- alteraron datos eleccionarios.

Aquel lector entrenado que deletrea ahora este texto puede dejar de lado los siguientes seis párrafos y, si lo desea, saltar al séptimo, comienzo del fin, porque voy a presentar algunos mecanismos demasiado poco novedosos de manipulación de la información.

GloboNews durante sus transmisiones de las protestas:

a) buscó acotar los reclamos al transporte y al desencanto con la clase política (dependiendo de qué políticos, qué partidos, etc.). A la presidente Dilma Rousseff no la atacó aunque sugirió problemas en las elecciones presidenciales de 2014. Al día de hoy, con el pacto de reforma y el plebiscito en danza, la atención se dirige hacia las negociaciones entre políticos para cerrar el capítulo ´manifestaciones´ (que, de todas formas, no cesan en las ciudades).

b) infantilizó: sin reconocer la compleja composición social de los manifestantes, el canal de noticias usó de forma abusiva supuestas encuestas de IBOPE –su ´socia´ multinacional brasilera que hace cuarenta años dice haber medido el 100 % de encendido- con el fin de remarcar un perfil juvenil, adolescente que en un futuro lejano cambiará el mundo. Repitió hasta el hartazgo ´simulacros de manifestaciones´ en las que niños de cuatro, cinco, seis años pintan carteles con sus padres en las plazas.

c) editorializó en base al ´porém´: las manifestaciones comenzaron de forma pacífica, ´sin embargo´ apareció la violencia. Se instaló en el lugar mayoritario del apoyo, para luego disolver a los ojos y oídos del espectador la legitimidad del reclamo, asustarlo y justificar el accionar de la policía que, casi siempre, inicia las agresiones.

d) criminalizó la protesta: reiteró al infinito que la violencia es generada por ´vândalos´, por ´bandidos´, por ´criminosos´, etc., sin indagar y sin reconocer que pueden ser infiltrados. El recurso de estigmatizar y de confundir tanto al denominado ´vândalo´ como al militante proviene de la época de la dictadura. El fabuloso cine clase B brasilero de la década del setenta da cuenta de eso. Lúcio Flavio, o passageiro da agonía [1977] del argentino Héctor Babenco es un buen ejemplo para ver cómo a los ojos de la policía y de los medios el ´bandido´ tiene toda la apariencia del militante. Babenco cuestiona el accionar policial. Los medios de noticias brasileros actuales apenas si mencionan los excesos y no dudan en ofrecer el micrófono a los policías para que expliquen (¿qué puede explicar un grupo de asesinos como BOPE surgido de las entrañas más negras de la dictadura brasilera?). El paroxismo delirante de esa postura no-informativa fue alcanzado en las últimas horas. GloboNews puso en pantalla una encuesta –sí, de IBOPE- sobre el apoyo o no a la violencia en las manifestaciones. Mientras la periodista presentaba los porcentajes, comentaba que esos números podían no reflejar ´la realidad´ porque las encuestas fueron realizadas en la calle durante las protestas y, en consecuencia, pudo haber respondido algún ´vândalo´. Rede Globo puede llegar al absurdo y sobrepasarlo. La forma de titular las matanzas en las favelas –que son reactivadas en estos días- no resiste el menor análisis.

e) despolitizó: el canal machacó en la necesidad de no llevar banderas de partidos políticos y hasta mostró cómo se quemaban las banderas rojas de los partidos de izquierda. Alentó, y alienta, al nacionalismo (fascistoide) a través de la bandera de Brasil y del Himno que fue cantado innúmeras veces en las marchas. No debería sorprenderte, lector que gusta repasar lo sabido, que en la campaña de Collor de 1989, el ataque a la ´bandeira vermelha´ [roja], el gesto nacionalista del ´verde e amarelho´ y el uso del Himno estuvieran presentes en su discurso prefabricado.

f) inventó noticias: la Rede evitó que hablaran los líderes y los manifestantes. Se los entrevistó, pero sin continuidad y por segundos. La explicación de lo que sucede pasó por periodistas, analistas, profesores, tecnócratas, etc., todos encerrados en sus gabinetes, todos creyendo lícito ser voz de ´los jóvenes´. (Uno de los actos mercenarios más repugnantes fue ver a algunos profesores de las universidades públicas brasileras ir a los programas de televisión para decir lo que la empresa quería escuchar y conservar así sus prebendas laborales.) Entre el viernes 21 y el sábado 22, la revista Veja con su titular ´Os sete días que mudaram o pais´ (en tapa, la foto de una joven envuelta en una bandera brasilera) y GloboNews con una crónica en la que aseguraba que MPL (Passe Livre) ya no tenía nada que ver, que estaba fuera de toda discusión, dieron por cerradas las manifestaciones que, como bien saben ustedes, casi una semana después, continúan. Además, el lunes 24, MPL fue recibido por Dilma. Finalmente, en varias oportunidades periodistas informaron (sic) sobre el accionar policial para después desmentir asegurando que se trataba de un ´pequeño error´ (las redes sociales marcaban esas mentiras flagrantes). En el summum de la desprolijidad, en la crónica del sábado 22, la periodista que narraba afirmó que en cuanto a lo que sucedía con las manifestaciones, incluyendo a políticos y a policías, ya nadie sabía bien quién era quién.

Por eso es tan importante el trabajo de ´contra-información´ como el desarrollado por ´mídia N.I.N.J.A.´ –acróstico de Narrativas Independentes Jornalismo e Ação- quien, por supuesto, fue bloqueado en las redes sociales. [Link <www.twitcasting.tv>, <www.postv.org>] En el documental de la BBC –bienvenido el lector que salteó-, puede escucharse sola una vez la voz de Marinho. El empresario responde a las acusaciones de manipulación con una propuesta. Si los ciudadanos no están conformes que hagan como él: que tomen una videocasetera, un amplificador de señal y una antena, que los conecten y ¡a transmitir! Más allá del cinismo de quien detenta un todo-poder, la idea está lejos de ser una locura y es, de hecho, lo que ´mídia N.I.N.J.A.´ y otros hacen en este momento. Es, además, el eje de la lección de Watkins.

Gruzinski (La guerra de las imágenes), a la hora de pensar Televisa y su relación con el Estado mexicano, se hace una pregunta más que válida para un contexto de conflictividad social: ´¿el dominio de la comunicación no vale hoy tanto como el de la energía, y la guerra de las imágenes tanto como la del petróleo?´ Dilma acaba de reimpulsar un proyecto existente antes de las revueltas juninas para traspasar los royalties del petróleo al presupuesto de educación. Retornen, fatigados lectores, y vean la ganancia anual de Rede Globo. ¿No sería lícito pensar una reforma del funcionamiento de los medios de comunicación en Brasil que permitiera redefinir políticas públicas en base a ese dinero sideral? La democracia ganaría en el aspecto simbólico y económico garantizando derechos sociales.

El documental de la BBC cierra con dos estocadas. La primera es recordar que el poder de la Rede Globo nació durante la dictadura y que eso le ha impedido una revisión de aquellos tiempos.

En 2012 Dilma creó una ´Comissão da Verdade´ para investigar los crímenes durante la dictadura brasilera. El mito de la ´dictadura blanda´ (no murieron tantos, es el terrible argumento) ha hecho estragos en estas tierras.

La segunda ´facada´, la última frase pronunciada en el film, es letal. El documental finaliza con el logo de la multinacional invadido por cucarachas que ´se lo comen´ hasta dejar aparecer el rostro del cínico fundador. La voz del narrador pregunta: ¿podrá Marinho liberarse de ese pasado apegado a los crímenes de la dictadura… o acaso será necesario que Brasil se libre de O Globo?

Al día de hoy ninguna opción sucedió. Y ambos silencios se relacionan, en diversas escalas, con el actual conflicto social.

Acaban de entrar en su trance repetitivo las cadenas televisivas de noticias vestidas con su estética Robocop –roja, plateada, azul, aséptica, contenida. En esas pantallas hace algunos días un tecnócrata de Brasilia profetizaba que el objetivo del gobierno frente a las manifestaciones era dilatar hasta el receso de julio y que luego todo se disolviera. Los discursos de la presidente del viernes 21 y del lunes 24 de junio, parecen confirmar esa presunción. Las ´cinco pautas´, el plebiscito y la reforma política han generado tantas interpretaciones como el jeroglífico de las rúas. Las hipótesis sobre absolutamente ´todo´ son infinitas y se superponen. Son una segundad realidad cubriendo las cosas. La presencia de esas realidades virtuales es por aquí una constante. Una de las más impactantes le corresponde a ese Imperio disfrazado de medio de comunicación. Es de madrugada, es lunes, es 24, es Brasil. Estoy –como siempre y por ahora- en Rio Preto. Facebook y el mantra hipnótico que arrastra a los sujetos hacia la rúas, duermen. Espío cómo respiran acompasados y me pregunto si saben qué hay más allá. Mi cabeza, en su transe, repasa el noterío que acaso me permita en unos días contarles –pero quién sabe- algunas volátiles teorías ajenas sobre qué es lo que pasó y que es lo que pasa aquí.

Los errores, la violencia, las dilaciones sin sentido por parte del Estado continúan.

{Post-scriptum – Rio Preto. 27 de junio de 2013. Acabo de leer una reseña escrita por un periodista argentino sobre las escenas post-apocalípticas en Belo Horizonte una vez finalizado el partido entre la selección local y Uruguay –enfrentamiento deportivo que, a esta altura, no le importa a nadie. Las manifestaciones –y los ataques a las multinacionales auspiciantes de la FIFA- pueden evaporarse en días. Lo que escribo puede ser humo en minutos. Todo puede seguir el camino que el pesimismo traza. Se me ocurren solo preguntas: ¿cómo van a hacer para que el Mundial se realice?, ¿se plantearon los inversores perder esta vez?, ¿y los especialistas?, ¿cómo es que en el país de encuestas, categorías, clasificaciones, estadísticas, números, números, más categorías, impuestómetro, más clasificaciones, jerarquías, medidor de pertenencia de clase social, incluyendo los quinieleros mil goles de, por momentos,  un instrumento visual y discursivo de la dictadura… cómo es que esos especialistas no se la vieron venir? Sin dudas que es un problema de índole general, mundial, pero la bola marcada cayó en Brasil. ¿No habremos dejado las decisiones demasiado tiempo en manos de burócratas? ¿No habremos visto y leído poco a Peter Watkins? Watkins [1935 – ] no es, justamente, un intelectual al que no se le entiende nada. Su planteo es simple: los medios de comunicación de masas están en crisis. Cinco ítems de esa crisis: a) los mass media funcionan de forma irresponsable con un impacto desastroso en los asuntos humanos; b) existe una enorme pasividad de parte de un público que no reacciona frente a la ´catastrófica falta de información´; c) los profesionales se niegan a la discusión interna en los medios; d) quienes saltan esa barrera sufren ataques y represión en sus trabajos; e) la increíble ausencia dentro de los sistemas educativos de una auténtica pedagogía crítica que le enseñe a los jóvenes (y, añado, a todo el mundo) a pensar los medios. Quien en este momento decida dejar de leerme para ir hacia Watkins, comete el más noble de los actos. Watkins tiene una extensa crítica a los medios y, además, una propuesta maravillosa y con ejemplos en el mundo real: los medios de comunicación deben estar en manos de ciudadanos e ir contra las empresas (link: <http://pwatkins.mnsi.net/>.) Para quien esté interesado en la situación de Brasil, a continuación presento un breve repaso por la foja de servicios de la Rede Globo que surgió en la dictadura y que sigue su camino tranquilamente. En ese repaso utilizo un tono celebratorio para hablar de la BBC (televisión pública inglesa, aunque con una relación diferente con el gobierno de la que se da en Argentina). Lo usé para cubrir el papel de héroe bonachón. Villano ya había encontrado. La BBC es muy dura con el medio de comunicación brasilero y con su fundador. Es probable que para ese momento, comienzos de los años noventa, ya se hubiera olvidado de sus presiones sobre Watkins –británico- y de sus reglas de producción éticamente falibles. No siempre un medio en manos del Estado es garantía de ecuanimidad. Pero ese es otro tema. Dejemos a Watkins. O déjenme a mí.}

[SJRP, SP, BR – 24-06-13]

{VERSIÓN ACTUALIZADA 2018}

Vem pra rua, vem. Una guerra de imágenes. [Brasil – 18 y 19 de junio de 2013]

La primera imagen que recuerdo es la de un enorme camión con un líder de las circunstancias incitando a repetir desde su megáfono: ´…que vergonha, que vergonha o busão tá mais caro que a maconha…´.

Estamos en una esquina apenas separada del núcleo de la protesta. Algunas de las voces que se despegan del pavimento lo acompañan hasta el final del estribillo y, entonces, son apenas un murmullo. Es martes 18 de junio del 2013 y es de noche.

En Rio Preto el qué dirán y las opiniones ajenas y el estatus son esencias artificiales que siempre dejan su perfume. Nadie, veinticuatro horas antes, se permitía siquiera fantasear con que más de cien personas –a las calles salieron unas diez mil- dejaran sillones, plasmas, tablets o que tomaran desde los barrios el pésimo y carísimo sistema de transporte público o que extendieran su día de trabajo para sumarse a la ola de contagio que metamorfoseó el descontento social reinante -ahora en todo el país.

A unas seis horas de ómnibus, tierra adentro, desde São Paulo, capital del estado más rico de Brasil, se desparrama São José do Rio Preto.

Centro financiero de una región en el pasado plenamente agrícola-ganadera, hoy a los pies del monocultivo cañero, este laberinto de cemento con casi doscientos años de vida está acostumbrado a moverse al ritmo del comercio, y de las infinitas y variadas iglesias (que incluyen otros tantos centros espiritistas) y de la gloria popular de esa religión llamada Corinthians y de la cerveza, de la novela, de la cachaça, del tabaco exquisito y de los más de cuarenta grados en verano cuando la tierra roja reseca le recuerda a los mortales que el infierno puede ser esto.

En las ciudades capitales, la protesta comenzó con el aumento del valor del boleto del transporte público. El ´Movimento Passe Livre´ [MPL] -que lucha por tarifa cero desde el 2006)- impulsó actos de reclamo hacia fines del mes de mayo. El lunes 03 de junio, cuando el aumento se hizo efectivo, se inició esta carrera expansiva surgida del hastío y de la decepción. Es muy esquivo en este momento calcular su destino. Para el día 10 de junio el movimiento había tomado más fuerza y entre el jueves 13 y lunes 17, la imprudencia y la violencia policial encendieron la mecha.

Brasil explotó.

La paradoja es innegable. Al mismo tiempo en que inaugura un extenso camino con eventos deportivos que habrán de culminar con los Juegos Olímpicos (2016) después de atravesar la actual Copa de las Confederaciones y el Mundial de Fútbol (2014), el Gigante se despertó. La apuesta de la alianza entre el poder político, el poder económico multinacional y los grandes medios de comunicación –resumidos en la cadena O Globo-, fracasó. Los siderales y billonarios presupuestos destinados a la organización de esos eventos contrastan con los problemas en los servicios básicos –salud, educación, transporte, etc.-, y con los bajos salarios que no pudieron mantener el silencio y balbucearon –inflación– la palabra que ningún medio y casi ningún ciudadano, convencido del programa del Brasil potencia mundial, quería emitir. Un fantasma por mucho tiempo ignorado en estos lares asoma. Lo llaman dólar.

Cualquier análisis debe ofrecerse y tomarse con cuidado. Al día de hoy existe una lucha sorda para encaminar el movimiento de masas y definir la serie de pautas a reclamar. En un primer momento se apeló a la ropa blanca, a la bandera de Brasil y al himno nacional como identificación general. Desde la izquierda, eso es visto como una forma de vaciar el movimiento de consignas políticas concretas. Muchos son los carteles inespecíficos: ´tem tanta coisa errada que não dá para escrever aquí´. Se habla de fascismo. Desde el otro lado, responden que la desconfianza contra la clase política es profunda y total. De hecho, el MPL se presenta como ´apartidario´ y fue quien movilizó.

El eje parece ser enfrentar la corrupción política.

Una ´guerra de imágenes´ (según los términos del francés Serge Gruzinski). Internet versus los medios tradicionales y, en particular, versus la televisión. ´Você está sendo manipulado´ y debajo el logo de O Globo es recurrente. La lógica del gigante que despertó –o Brasil- apunta al uso específico y crítico de Internet para organizarse sin permanecer apegado a los anestésicos de turno (fútbol, novela, el mismo Facebook). Los espacios de contra-información, viven horas de gloria. Se actúa por imitación. Los eventos creados en Facebook son virus que llevan las personas a las calles. Se copian consignas y carteles –y métodos- de otros centros de lucha y se los adapta a las problemáticas locales. La información, y el enojo de los ciudadanos, no dejan de multiplicarse. Las reacciones del lado contrario tampoco.

Rápida de reflejos, O Globo adoptó un falso discurso conciliatorio –por ejemplo, ´vandalismo´ continúa apareciendo en las crónicas- invitando a los manifestantes a enviar sus videos. El miércoles, después del triunfo de Brasil frente a México, un periódico de la red tituló junto a la foto del festejo de Neymar –O Gigante acordou [El Gigante despertó]. El objetivo de esa apropiación es diluir las consignas para banalizar al movimiento. Fuera del estadio, en la nordestina Fortaleza, los manifestantes jugaban su partido contra la represión policial. Pelé –colaborador ideológico de la dictadura brasilera [1964-1985]- pidió aliento para la selección y olvido para los reclamos. A Ronaldo –quien aclaró su actual apoyo- se le recordaron declaraciones del 2011: ´no se hace el Mundial construyendo hospitales´. Neymar, empleado en esa ONG de buenos chicos que parece ser el Barcelona, defendió a sus conciudadanos en rebeldía. El pedido de una parte importante de la población es que los ´gringos´ (extranjeros) no vengan al Mundial.

El día 19, en algunos estados, fueron rebajadas las tarifas. Nadie festejó. El objetivo está más allá. ´Enfia os vinte centavos no SUS´ (difícil de traducir, significaría: ´inviertan más en salud y, también, métanse el aumento en el culo´); ´Ia iscreve augo legal mais fauto edukssao´, ironiza con sus problemas de escritura sobre el bajo nivel de la educación pública. Se reclaman viviendas, escuelas y hospitales iguales al modelo (´padrão´) FIFA.

Complejo, adrenalínico, inesperado –aunque previsible- se desarrolla un movimiento en el que se mezclan, además de los niveles sociales, los trapos rojos y la edulcorada máscara de ´V de Venganza´; el hastío frente a la opresión económica y el uso de una consigna-bandera –´vem pra rua´- reciclada del slogan de una publicidad pagada por una multinacional. Guerra mestiza de imágenes y, a espasmos, iconoclasta. Para muchos es el momento de completar la batalla contra el homofóbico pastor Marcos Feliciano quien, entre estos remolinos, impulsa el aberrante y ridículo proyecto de la ´cura [de la enfermedad] gay´. A la vanguardia de esta batalla puntual, van movimientos estudiantiles en defensa de la libertad de género que tienen amplia conexión con los espacios académicos. UNESP, una de las tres universidades estaduales de São Paulo, presenta varios campus en huelga de alumnos y de trabajadores no docentes desde hace dos semanas. La democratización de la educación superior también es una gran deuda.

Un carnaval furioso invadió desde las metrópolis el sosegado interior y de esa manera llegó a la ´pujante´ y conservadora Rio Preto así como también a pequeños pueblos linderos en su perpetua y barnizada paz de domingo. Algo ha cambiado. Se huele, literalmente, en el aire. Es incipiente pero se percibe una nueva forma de relación con la calle. Por primera vez en un año y medio desde que estoy acá, vi a una trabajadora -todavía con ropa obligatoria- sentada en la vereda fumando su marihuana. Veinticuatro horas antes, pocos osaban pronunciar la maltratada palabra.

´Vem, vem para rua, vem´, es el mantra que parece hipnotizar y arrastrar a las personas hacia el mundo exterior. Algunos pestañean desacostumbrados de permanecer tanto tiempo lejos de las pantallas. En la gran mayoría anida la esperanza de manifestarse ´sem violência, sem violência´. Contra esa esperanza los infiltrados, los desacuerdos, la paranoia, la PM (policía militar), la veracidad de los reclamos, la inercia política -todos conspiran. Hasta en alguna columna de algún diario alcanzo a leer: ´O que se deseja? Temer no poder ou a volta dos militares?´ Traducción denegada.

[Roberto Lépori – SJRP, SP, BR – 20-06-13]