El día que Videla cuidó a Perón. Nora Veiras y Página/12 en clave orwelliana

La sintética entrada de Wikipedia dedicada a Nora Veiras, desconcierta. La persona que redacta esa biografía retrotrae sin pudor a marzo del año 2002 el inicio de la tarea como periodista de Veiras en Página/12, acentuando la impronta orwelliana del singular movimiento denominado peronismo.

   Nora Veiras trabaja en Página /12 desde el comienzo, ´desde los números cero´, le cuenta en una reciente entrevista a Marcela Soberano (El Planeta Urbano, 23/06/2023).

   De un modo simétrico, así como resulta arbitrario e incorrecto datar en 2002 el inicio de sus notas firmadas, parece arbitraria la recurrencia que se desprenden de sus apreciaciones sobre una figura odiada de la historia argentina. En esa entrevista para El Planeta Urbano, frente a la pregunta por la tapa de Página/12 que más le gusta o que más recuerda, Veiras responde: “¡Uf, hay muchas! La de Videla diciendo ´Nuestro peor momento llegó con los Kirchner´; con esa frase, el representante del mayor genocidio de la historia argentina marca la diferencia entre dos modelos.”

   Conservemos la idea de los dos modelos, y retrocedamos unos veintisiete años.

   El 7 de enero de 1996 –en las páginas 12 y 13 del diario, del que hoy es directora periodística- a través de los videos sobre historia argentina que Felipe Pigna y equipo preparaban en el colegio Carlos Pellegrini (Caba), Nora Veiras recupera la foto, la imagen, la anécdota que reunió alguna vez a Videla con Perón y con Evita.

   Dice Nora en 1996: “Evita vestida de fiesta, todavía sin el típico peinado con rodete en la nuca. Perón enfundado en un smoking. Rodeados por militares y civiles, la pareja entra a una velada en el Teatro Colón. Detrás, sobresale un custodio ocasional de la guardia de caballería: Jorge Rafael Videla. La imagen ilustra la portada de [el video] Historia Argentina 3: 1955-1976.”

   Según explica el profesor Pigna, refiriéndose al video número dos (y no al tres todavía en desarrollo), se inclinaron por esa imagen para la portada, porque situaba en una misma escena a los dos protagonistas del período 1955-1976.

   Para Pigna, Videla amenaza y no custodia –como debería- a la democracia, encarnada por el presidente Perón. Para Veiras, la foto del ´custodio ocasional´ señala una “casualidad histórica”, aunque –subrayo- la conexión es algo más que casual, y Veiras lo reconoce “…veintiséis años después de esa velada, Videla derrocaría a Isabel, quien ocupaba la presidencia tras la muerte de Perón.” Se trata en consecuencia de una causalidad histórica. La escena de hecho es presentada de modo paternalista y corporativo. Veiras –o quien editorializó la nota- fusiona en el título a Videla con Perón por medio del verbo ´cuidar´: Videla cuidó a Perón.

   La foto utilizada por el equipo de profesores de historia se remonta aproximadamente al año 1950. Pigna asegura que la imagen se encuentra en el Archivo General de La Nación, y que la conocieron a través del libro de Andrew Graham-Yooll, De Perón a Videla [1989].

   Pero más allá de su espectacularidad, el cruce entre ambos militares no fue único ni especial. Hubo otros encuentros.

   En 2018, en una nota en el diario La Nación, “El día que Perón conoció a Videla” (31/01/2018), Juan Manuel Trenado exhibe una foto de 1973 en la que se advierte a Perón y a Videla frente a frente como si se estuvieran saludando. En su intervención, Trenado ignora aquel encuentro de 1950, al tiempo que suma el testimonio ofrecido por el propio Videla a María Seoane y a Vicente Muleiro, afirmando haber conocido a Perón en el Colegio Militar a comienzos de los años cuarenta.  

   Tenemos entonces tres momentos hilvanados -1940-1942; 1950; 1973-, tres hitos de una historia de horror circular. Los primeros contactos visuales suceden a inicios de la década del cuarenta cuando Videla es un jovenzuelo y Perón ha regresado de su flirteo europeo con los aprontes de líderes aguerridos y fascinantes. En un segundo momento, Perón y Evita ya han puesto aquí, allá y en todas partes el quesito para facilitar ´la ruta de las ratas´ -según la perspectiva aliadófila- abriéndoles camino a los jerarcas y altos funcionarios nazis. En un tercer momento –primeros años de la década del setenta- el acechante Videla parece saludar con agrado al promotor sonriente de la Triple A, antecedente inmediato de lo que luego su mandato dictatorial llevaría al extremo: los militares que torturaron y que desaparecieron a miles de militantes argentinxs, nutrieron su iniquidad con el imaginario de esvásticas cuya mitología anti-comunista cohesionaba a una parte importante de las FF.AA. desde hacía tiempo.

   Los analistas en tiempo presente vieron en el Perón de los años cincuenta esa tensión. Una vez derrocado el gobierno peronista en 1955, Tulio Halperin Donghi diría a través de la revista Contorno que “…Perón es un líder plenamente racional, reflexivo y consciente, capaz de consolidar el fascismo de una vez y para siempre, y a la vez un aprendiz de brujo que se ve superado por las fuerzas que desata…” -referido por María Teresa Bonet, “El quiebre de un relato, el peronismo en Contorno”. Antes que un aprendiz desbordado, Juan Domingo fue maestro de brujos y demonios.

   ´La guerra por las imágenes´ que contextualiza la recuperación del evento de 1950 responde a una lucha interpretativa. Videla junto a Evita y a Perón en Página/12, es una escena trivial, pero que horada desde su trivialidad la inconmensurabilidad de ´los dos modelos´. Pigna indicaría a propósito de la elección de esa imagen sintetizadora para su portada: “Nadie puede negar el trabajo social del peronismo pero tampoco el contenido autoritario y personalista, en el video están las dos cosas…”.

   Ante la tensión irresuelta, el copete de la nota de 1996 descarta una posibilidad concreta: “No es ciencia ficción”. El efecto es doble. La categoría literaria incide por la negativa sobre la foto de Videla, Perón y Evita (¿es o no ciencia ficción?), apelando al sin sentido con una segunda foto, a la izquierda del copete, en la que vemos a Perón en el cine, con anteojos negros, rodeado por otros espectadores, todos con sus gafas 3D. Estamos en marzo de 1954 y se estrena en el festival de Mar del Plata, “Museo de cera” de André De Toth. Perón asiste, pero mantiene su atuendo propio, sin disfrazarse como todos los demás alrededor.

   La inclusión en la nota de Veiras de esa imagen de Perón en el cine que nada tiene que ver con el núcleo de lo que se cuenta –y que además corresponde a un período posterior, cuando ya ha fallecido Evita- relativiza la foto central con un tono de comedia negra, o alienígena, generando a través de la disociación temática y del desorden de documentos, un efecto orwelliano.

   El peronismo, su historia y su narrativa, son ciencia ficción pura y dura, no en el sentido efectista del ´apláudanme incadorniano´, sino como narración de un mundo alternativo con leyes propias, que es espejo de otro mundo en el que otras personas creemos habitar.

   Entiendo que es probable que alguien quiera rectificar lo que sostengo, diciendo que en aquel momento ni ese diario ni esa periodista eran peronistas. Será esto tema de discusión.

  Es indudable, por lo pronto, que el peronismo habla una lengua extraña que reclama para aproximarse antes que intérpretes, traductores. Desde cierta perspectiva, es una narrativa que funciona con espasmos disonantes, ilógicos, como si de pronto y en este momento con el objetivo de cerrar esta breve entrada, se me ocurriera apelar a la idea de un traductor, y conectarla con la fecha de inicios del año 1996, en particular con la del dos de enero -cinco días antes que apareciera la nota de la joven Nora- cuando por causas diversas, entre ella una depresión de la que nunca se recuperó al haber sido despedido de su trabajo como periodista en Página/12, Salvador Benesdra se lanzó al vacío desde un décimo piso de un edificio en el barrio porteño de Congreso.   

Extraño modo de narrar y de conectar, ¿no es verdad? Algo por el estilo vemos desde afuera al observar al peronismo, a la militancia peronista y a la idea de los dos modelos.///

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FUENTE DE IMÁGENES:

a) tapa del libro de Graham Yooll, fuente internet,

b) diario Página/12, día 07/01/1996, archivo personal.

¡No, no, Capanna, no! Acerca de Natura. Las derivas históricas (2016)

Si algún calificativo le cabe a Pablo Capanna es el de pionero. Su temprano interés por la ciencia ficción, por la arquitectura de la sociedad industrial (y por la ecología), su acercamiento a figuras como Cordwainer Smith, Philip Dick, James G. Ballard, Andréi Tarkovski, su obsesión por una divulgación amable para los lectores… Sin embargo, sus valiosos aportes contrastan con una solapada perspectiva confesional que poco o nada tiene de innovadora tendiendo a distorsionar sus objetos de estudio.       

Hay cuestiones que pertenecen claramente al siglo XX: las reseñas atentas de libros; los eventos generados para propiciar su presentación; los intelectuales con obras de largo aliento fáciles de asimilar y que muestran a quien las lea con mínimo interés que –montadas a caballo de la divulgación- no dicen lo que parecen querer decir.

   Ese decir / no decir en el caso testigo de Capanna corresponde al sesgo confesional, presente ya en su opera prima, El sentido de la ciencia-ficción [1966], y sustrato de su segundo libro: “La fe y la práctica católicas -reconocía años atrás- son parte de mi identidad, si bien traté de no ponerlas en evidencia para que el lector no se sintiera invadido… El primer librero marxista que hojeó La Tecnarquía no tardó en darse cuenta.” [“Las editoriales pueden llegar a ponerse groseras”, Revista Colofón, 13/12/2015].

   La existencia de La Tecnarquía data de 1973 y es el epicentro filosófico-teológico del que décadas después brotaría Natura. Las derivas históricas: “Tengo un libro de gran alcance –apuntaba en 2009- sobre la idea de Naturaleza a través de la historia… Es un libro inédito que vengo trabajando desde hace veinte años. Se me fue un poco de las manos [al] relacionar… la historia de las ciencias, de la filosofía y la historia esotérica, con la idea de Naturaleza”. [“Pablo Capanna, el exégeta”, en Literatura prospectiva, 21/07/2009]

   El antiguo proyecto de Natura, indicado como ´historia de las ideas´, permaneció inédito durante tanto tiempo que incluso Capanna temió no verlo nunca impreso, al punto de imaginárselo póstumo. Hacia 2015 resumía la aventura: “…tardé mucho en concluirloporque no acababa de precisar cuál sería su tesis… Un día todo pareció ´cerrar´… El origen remoto de Natura está en La Tecnarquía. Cuando apareció este libro recién se empezaba a hablar de ecología, y sentí que era una de sus carencias. Los tres artículos que le dediqué en Criterio son el germen… A eso vino a sumarse la experiencia de escribir durante quince años en el suplemento Futuro… Cuando irrumpió el posmodernismo me puse a escribir [ya que] descubrí que había un nexo… con lo que había investigado para la biografía de [Philip] Dick [Idios Kosmos, 1991] y el librito de divulgación sobre la New Age [El mito de la nueva era, 1993].” [“Las editoriales pueden llegar a ponerse groseras”, 2015].

   La indagación de Natura es de algún modo contrapunto de lo que a inicios de los años setenta postulaba en su segundo libro, a saber que “…en el medio urbano de la tecnarquía, la naturaleza ha desaparecido del horizonte vital humano…”. Según la síntesis del propio Capanna, “…la idea [occidental] de Naturaleza proviene de cuatro vertientes distintas: la griega (la diosa Naturaleza), la bíblica (la Creación como artefacto), la gnóstica (el mundo como ilusión) y la hermética (el hombre, amo del mundo).” Por lo tanto, “…Natura propone una analogía con los movimientos telúricos para describir los choques de esas cuatro matrices que se dan en las grandes crisis históricas, como la del siglo XIV (que da origen a la modernidad) y la del siglo XX, que le pone fin. Estos procesos abarcan unos 1800 años, pero más de la mitad del libro está dedicada al siglo XX y lo que va del XXI. El esoterismo [es] un factor importante… La interacción entre ciencia, religión, filosofía y esoterismo permiten ver bajo otra luz ciertas instancias históricas, incluyendo la irrupción actual del nihilismo.” [“Las editoriales pueden llegar a ponerse groseras”, 2015]

   ¿Qué significa para Capanna ´nihilismo´? Sencillamente la negación de la fe católica, en cuya defensa pergeñó pacientemente su diatriba.

   Natura. Las derivas históricas es un volumen de alrededor de 200 páginas, dividido en seis capítulos más un ´epílogo incierto´, enmarcado por un deslucido e innecesario prólogo de Diego Golombek y por una contratapa a cargo de un ´miembro de número de la academia nacional de historia´ que no alcanzan a ocultar ni a reorientar el dislate.

   Las cuatro concepciones de ´naturaleza´ -antes mencionadas- poseen denominaciones específicas: “En adelante –dice Capanna- llamaremos Physis a la naturaleza de los griegos y Ktisis a la Creación bíblica. Usaremos el nombre Allogenes para referirnos a la ajenidad gnóstica y Anthropos para la magia hermética.” (Natura, p. 27)

   De modo general nuestra sociedad no está organizada en torno ni de una diosa naturaleza, ni de una naturaleza creada por una divinidad. Esto significa que, descartadas Physis y Ktisis, la puja entre esas cuatro concepciones se redujo a dos. Así, “…el siglo [XXI] se inició cuando se consumaba la derrota de la corriente apadrinada por el hermetismo [Anthropos], que había gozado de una hegemonía de cinco siglos. La crisis que estamos atravesando está dominada por ideologías de matriz gnóstica [Allogenes].” (p. 27)

   Esa batalla había enraizado tiempo antes, durante el siglo XIX: “La cultura [decimonónica] que hacía gala de su actitud maníaca respecto del progreso, se volvía irremediablemente depresiva cuando se ponía a escrutar el horizonte cósmico de la historia. La sombra de Allogenes parecía asechar a quienes trabajaban por el triunfo de Anthropos.” (p 113) Para Capanna contrastaban efectivamente lo sombrío y lo depresivo del gnosticismo con “…la Creación… don de Dios… acto gratuito de amor…” (p. 39).

   Esa filosofía de la historia –una teodicea- es codificada en el capítulo quinto, jerga mediante: “La modernidad se construyó con el sello antrópico, que heredó del hermetismo [el humano como mago / científico  que domina la naturaleza], y alcanzó su máxima expresión en el ideario de la Ilustración. Al margen de ésta… el Romanticismo y la teosofía introdujeron una cuña alogénica que con el tiempo acentuaría la tensión entre ambas matrices… Aun cuando en el contexto transmoderno Allogenes invoque a una Physis desencantada por la ciencia, si se enfrenta a Dios es porque lo ve como el demiurgo, obstáculo que tiene que remover si aspira a imponer su espiritualidad. Considerando estos movimientos tectónicos, el antisemitismo y el anticristianismo, que explícitamente se encarnaron en el nazismo y el stalinismo, se nos presentan… como las ofensivas de una guerra de religión en la cual Allogenes apuntaba a destronar a Anthropos y a deshacerse de Ktisis.” (págs. 156-157)

   En el “Epílogo incierto” Capanna resuelve a su modo esas peculiares batallas religiosas: “La posibilidad de que se revierta el proceso del desencantamiento y renazca la arcaica veneración por la naturaleza [Physis] es remota… En cuanto a Anthropos, su eclipse es demasiado reciente como para que imaginemos su restauración… El triunfo de Allogenes es circunstancial, aunque sería imprudente pronosticar el fin de su ciclo. El pesimismo alogénico nunca dejó de estar presente en las grandes fluctuaciones históricas…” (p. 198) Y remata: “…aún queda en pie la tan vapuleada Ktisis [creacionismo bíblico]… Un eventual regreso a la escena… no dependerá de que la religión vuelva a instalarse en el eje de la cultura y la vida social… Una recuperación de Ktisis como matriz filosófica [no] tendría por qué ser incompatible con una epistemología agnóstica que fuera consecuente.” (p. 200)

   ¿Qué fuera ´consecuente´ con qué? Con la fe católica, por supuesto, a la que Capanna defiende de los embates gnósticos. A continuación, las palabras de un devoto: “El ateísmo alogénico –hoy triunfante, según el autor- prefiere afirmarse por la vía de la profanación, el sacrilegio, la blasfemia. En el caso de que sea algo más que una provocación hacia los creyentes, es un acto de rebelión contra un Dios cuya existencia niega…” (p. 199)

   La asociación ´gnosticismo / blasfemia / sacrilegio´ remarca la impunidad intelectual de quien nos invitó a leer sobre las concepciones de la naturaleza a lo largo de la historia y nos ofreció una homilía paranoide con sectarios cuestionando la divinidad en la que él cree.

   Natura tergiversa al gnosticismo, una matriz de pensamiento considerada hereje por la ortodoxia católica y que, en su planteo más básico, no niega la existencia de una divinidad superior, sino que suspende el juicio suponiéndola desconocida (escondida, inaccesible). La simplificación a la que somete al gnosticismo es tan extrema que Capanna indica un único lado de la cuestión, recayendo al menos en una inconsecuencia (descontando, por supuesto, que la separación entre hermetismo y gnosticismo no es tan clara como sugiere).

   Si bien en cierto que una de las vertientes del gnosticismo acaba por entroncar con cierta teosofía de sesgo nazi (el ideal del superhombre es un punto de coincidencia), también es justo señalar la otra faz de esta historia y es que la corrosiva epistemología gnóstica propició pensadores libertarios permitiendo en general el desarrollo del anarquismo.

   El mismo Capanna reconoce al pasar que Mijail Bakunin en Dios y el Estado [1882] toma al modo de los ofitas –aquellos gnósticos que consideraban a la serpiente un ser iluminado- a Satanás como el primer librepensador (págs. 44-45). Esta rápida y volátil conexión libertaria debilita la perspectiva católica de un supuesto historiador de las ideas que encierra al gnosticismo en la negación, la oscuridad, la depresión.

   En un sendero semejante, Capanna yerra de plano al borrar la incidencia del gnosticismo en la contracultura hippie de matriz mística: “De manera anacrónica, se quiso adecuar aquellos tratados [descubiertos en los rollos del Mar Muerto en 1945] al clima libertario de los años sesenta, exaltando a los gnósticos como humanistas, demócratas y feministas, nada de lo cual habían sido.” (p. 155) Sin espacio aquí para el debate, quien desee profundizar ese punto, lea Los evangelios gnósticos [1979] de Elaine Pagels (incluido por Capanna en la bibliografía) e interiorícese sobre la vida en comunidad, sin jerarquías, con igual rol de mando para las mujeres, que llevaron adelante algunos grupos gnósticos, menos abrumados por la realidad natural de lo que Capanna quiere hacernos creer.

   Natura deja la sensación de una excesiva simplificación frente a un tema complejísimo, rozando a pesar de su megalómano archivo la mera chismografía contra gnósticos como Carl G. Jung, Martin Heidegger, Friedrich Nietzsche –para mencionar algunos.

   Esa complejidad, acentuada por la desmesura argumentativa, acaba por embarrar su propio terreno teológico. Según el resumen que arriesga referida a las distintas crisis de sentido a lo largo de la historia, la primera sucede “…a comienzos de nuestra era, cuando la cosmovisión bíblica comenzaba a desplazar a la pagana”. El gnosticismo aprovecha el resquicio al plantear por qué existe ´el mal´ en un mundo signado por una divinidad asociada al bien. La respuesta cristiana surge de san Agustín quien ubica al mal fuera de la obra divina, restringiéndolo al campo ético y denominándolo un misterio, ´mysterium iniquitatis´ (p. 32), asegura Capanna. Pero –importante salvedad tripartita- esta categoría no era de Agustín, tenía algunos siglos de existencia y aparecía en la segunda carta del converso Pablo de Tarso a los tesalonicenses, como referencia al mal absoluto que busca usurpar el lugar del mesías. Ese desliz teórico subraya sus límites intelectuales.

   Capanna podría haber acertado con conceptos teológicos como el citado si hubiera leído por ejemplo a Ivan Illich [1926-2002], un filósofo austríaco que –al igual que él- se apoyaba en La legitimación de la Edad Moderna de Hans Blumenberg para pensar la concepción de naturaleza en la modernidad y que en sus últimas charlas decía algo a tono con lo que parece discutir Natura: “…al cambio de significado del término naturaleza entre los tiempos clásicos y modernos [lo señaló] la historiadora Carolyn Merchant en… The Death of Nature (La muerte de la naturaleza) –comenta Illich. Una certeza había en la antigüedad: la naturaleza era viva… En el siglo XII tal idea se vio afectada por el sentido de la contingencia. La naturaleza entera yacía en manos de Dios… Merchant argumenta que con semejante elevación se crearon las condiciones para que, una vez fuera de las manos de Dios, pudiera la naturaleza perder su cualidad más esencial: su pulso vital. A partir de este punto, si miramos el encumbramiento de las ciencias naturales y de las ciencias en general durante los siglos XVII y XVIII, encontramos que investigan una naturaleza que no sólo ha quedado fuera de las manos de Dios, sino que ha perdido… su vitalidad. Una ciencia que estudia el funcionamiento de una naturaleza que ya no está viva [plantea] una cuestión bien moderna: ¿cómo explicar, cómo hablar sobre la vida en una naturaleza y entre cosas naturales que no han nacido, sino que han sido… matemáticamente programadas?” [Ivan Illich – David Cayley, Los ríos al norte del futuro, 2005]

   El pasaje deja en claro que un teólogo de formación católica puede llevar adelante una discusión semejante a la de Capanna, sin pedir la restitución institucional de ninguna fe.

   Es lícito especular por lo tanto que la lectura de ese panfleto católico que es Natura requiere considerar, por un lado, el primigenio volumen La Tecnarquía (dedicado a la civilización industrial como dominio de la naturaleza) y, por el otro, un texto casi nunca mencionado por Capanna –me refiero a la conferencia “Crisis de la racionalidad. El discurso esquizoide del mundo postindustrial”, en el marco del seminario ´¿Adveniente cultura?´ [CELAM. Consejo Episcopal Latinoamericano, 21 al 27 de abril de 1986].

   En esa exposición, Capanna les advierte a los creyentes: “El contraste entre la racionalidad utilitaria que impera en la vida pública y la elección irracional de los valores privados produce un estilo de vida donde predominan la disociación, la fragmentación, la contradicción; en el plano de la salud mental, la esquizofrenia se convierte en la enfermedad del futuro.” Destaca luego entre los principales responsables de esos males al gnosticismo usando términos semejantes a los de Natura: “La irracionalidad moderna o postcristiana –aseguraba- procede del nihilismo que resulta del arrasamiento de los valores cristianos…, se complace con la incoherencia lógica y vivencial, y se precipita en las totalizaciones arbitrarias como formas de evasión.” En consecuencia, lo que “…se proyecta sobre la cultura no es tanto el conflicto ciencia / religión sino pseudociencia / religiosidad inmadura. Esto, que constituye un grave desafío pastoral, también atañe a los intelectuales y profesionales laicos. Si no quieren caer en una esquizofrenia refleja (religiosidad ritualista y adopción acrítica de pautas importadas) tendrán que pensarsu fe con más profundidad, aprender a pensar científicamente los problemas que incumben a la ciencia e integrar la racionalidad tecnológica… con los valores de nuestras culturas.”

   Podrá parecerles un tono extraño, pero es un Capanna auténtico bregando por un tecno-catolicismo sano, maduro, inverosímil… Cuando en 1986 se refería a ´los valores de nuestras culturas´ apuntaba a los intrínsecos valores católicos de la región austral jaqueados también por el gnosticismo, el nihilismo o como lo denomina en Natura, ´la anomia´: “Las crisis culturales pueden durar un tiempo indefinido, pero en algún momento acaban… Aquellos que anuncian que después de la modernidad solo viene la anomia tratan de convencernos de que ya no quedan alternativas…” (p. 18).

   Natura confirma la necesidad de tener siempre presente que cuando leemos textos de Capanna, incluyendo sin ninguna duda a sus escritos sobre ciencia ficción, nos enfrentamos con un vocero del catolicismo que defiende consecuente y acríticamente a la ciencia oficial.

   Esa singular impronta ideológica -que rubricó al gnóstico Philip Dick como meramente esquizofrénico- es razón suficiente para cuestionar su mirada sobre un género literario hereje que acaso haya nacido justamente del ambiguo, blasfemo y brillante gnosticismo.//

{Artículo publicado por primera vez en junio de 2019}

Postales del infierno. Reseña de ´No somos una banda´ (1991) de Orlando Espósito

No somos una banda´, la primera novela de Orlando Espósito (Banfield, 1946), fue publicada por Editorial Grupo Cero a comienzos de 1991. El oficio de escritor en la vida de Espósito estuvo entrelazado con lo profesional entre impresoras, computadoras y una chacra sureña. Sus apuestas narrativas subsiguientes lo condujeron desde la Argentina post-apocalíptica a la novela negra (´El fantasma verde´, ´Los secuestradores´, ´Dejad a los niños venir´) y a relatos publicados en blogs. Con ´escenas de gran realismo en una pesadilla que no da tregua´ y a partir de un interrogante fatal -´¿cómo reaccionaría cada uno de nosotros, sin otra ley que el instinto y la lucha por la propia subsistencia?´-intentamos quitarle el polvo a este singular destello de la ciencia ficción local.

Ciento veintidós páginas. Veintisiete capítulos. Una contratapa: “´No somos una banda´ es una visión estremecedora de lo que podría haber sucedido en nuestro país; tal vez, de lo que está aún por suceder. ¿A qué extremos de salvajismo y barbarie somos capaces de llegar sometidos a presiones extremas? ¿Cómo reaccionaría cada uno de nosotros, sin otra ley que el instinto y la lucha por la propia subsistencia? ¿Qué es lo que queda de un Estado, cuando la ineficacia y la corrupción de sus dirigentes alcanzan su máxima expresión? Un país sumergido en el caos, habitado por seres en los que la civilización es apenas un recuerdo, se transforma en un mundo distinto que todos hemos temido e imaginado alguna vez. Un mundo en el que todo ha cambiado: la vida, el sexo, el amor…”.

   Y por supuesto la situación económica. La cesación de pago de la deuda de los países del Tercer Mundo han llevado al globo al borde del colapso, menos en Argentina donde el colapso ocurrió. Devastado por la hiperinflación desde hace tres años, el país naufraga sin gobierno, sin ejército y sin ley, y con su territorio reducido a la mitad por las invasiones de Chile, Brasil e Inglaterra. “Después de todo –sugiere el protagonista- era un lejano país del fondo del hemisferio, notorio… por su ingobernabilidad. Bárbaros disimulados bajo una fina capa de esmalte para quienes la democracia y las modernas nociones de Estado eran… un exceso…” [II].

   El ´linchamiento del Congreso´ fue el punto de no retorno de la revuelta: “Retengo una confusa cronología de los hechos que condujeron a la catástrofe: Los primeros saqueos a supermercados, los cortes de luz programados…, las farmacias sin medicamentos, los discursos oficiales teñidos de sorpresa y preocupación. Nadie se dio cuenta de que algo estaba empezando.” Bandas, o mejor, grupos armados se dedicaron a la depredación. “Comenzó la escasez de alimentos. Se quebró la cadena de producción y distribución. Sobrevinieron los despidos en masa. Los obreros tomaron las fábricas pero nada tenían que fabricar.” Desaparecieron la electricidad y el gas, y emergieron la ira, los rostros enrojecidos y los puños blandiendo armas. “Nada quedó a salvo de la ira, y todos los árboles, todos los postes, todos los monumentos, fueron utilizados para colgar a los funcionarios y a los políticos… imposible saber cuántos eran. Algunos más colgados que otros, pero todos colgados… Me estremece el asco y el espanto de aquellos días. El incendio de la Casa Rosada, del banco Hipotecario, de la Catedral…” [V].

  El linchamiento instaló la incertidumbre y el hambre, según su memoria siempre oscilante: “¿Qué fue lo que pasó? Tal vez, algún día, los historiadores y los sociólogos, puedan… elaborar una explicación. Hoy no tengo memoria suficiente para ver, siquiera, el pasado inmediato, y me fatiga pensar en el futuro lejano. Puedo hacer planes para mañana, para pasado mañana, quizá. Es más importante una lata de arvejas… Es más, creo que ya no sabría multiplicar ni dividir. Hasta es probable que no logre recordar las estrofas del Himno Nacional…” [I].

   Pero todavía las recuerda -´Oíd mortales…´, etcétera- y las recordará hasta agotarlas, verso a verso, en el final de cada capítulo impar, como un mantra paradójico que rubrica que las acciones que acabamos de leer sucedieron en una tierra que ya no es aquella que solía llamarse Argentina.  

   Los capítulos pares son para Rita y sus dos hijos, Andrés y Federico, quienes emigraron a Francia en un avión como refugiados cuando todavía era posible abandonar el país. Su perspectiva de exiliada contrapone la salida –“Cuando el avión sobrevoló los suburbios vio las columnas de humo y las llamas color amarillo y ocre que brotaban…, las autopistas cubiertas de automóviles amontonados, inmóviles para siempre, muchedumbres reducidas al tamaño de hormigas marchando…” [II]- con el arribo al campo de refugiados en suelo europeo: “La escalerilla daba a una zona demarcada por un vallado tras el cual montaban guardia los soldados… Grandes lámparas de mercurio encandilaban a los recién llegados. Uno tras otro debían ingresar en una casilla donde eran sopleteados con un polvo blanco que olía a DDT. Luego, entraban en el hangar donde cumplían la cuarentena. Un hombre protegido con un barbijo y guantes quirúrgicos les entregaba una ficha que debían completar con datos personales” [IV]. Detrás del olor a desinfectante quedaban la identidad y la pertenencia a un país que había perdido la confianza, la solidaridad y la idea de comunidad, sumido en el ´sálvese quien pueda´.

    Rita sufría con sus hijos trabajando en Francia como sirvienta y pensando cada día en la posibilidad de volver y de reencontrarse con su marido, el narrador de los capítulos impares quien desde la desolada Buenos Aires creía que su familia estaba en Brasil o en España.

   La falta de comunicación era total. La solución estaba muy lejos o en manos ajenas: “…las Naciones Unidas habían logrado establecer una zona de seguridad en el aeropuerto de Ezeiza… Los primeros contingentes de cascos azules fueron desbordados por la multitud y las toneladas de víveres, los kilómetros de vendas y los tambores de desinfectante no alcanzaron para frenar la marea humana… Los soldados… tuvieron que disparar para salvaguardar sus propias vidas.” [XV] Rita seguía el curso aproximado de las acciones por los noticieros. Los videos eran filmados por periodistas “…desde gran altura porque la gente les disparaba como si fueran enemigos.” [VIII] Se veían escenas de carnicería vacuna y también humana -si lo ameritaba la presa en disputa.

   Escapar a ese caos era entrar en ´zonas de cuarentena´, ´áreas sanitarias´, ´campos de embarque´ o irse directamente de la ex capital.

   En una escaramuza, el narrador se suma a un grupo cuyo líder, Jorge, era un viejo conocido. Esta comunidad excepcional resistía en un edificio del centro porteño y junto a ellos el protagonista consolida la posibilidad de planificar la huida hacia Uruguay o hacia las provincias. “La mayoría huyó hacia el campo pensando que allí obtendrían más fácil lo necesario para vivir…” [IX]. En la ciudad todo era desconfianza y escasez. De combustible, de leña, de carne fresca (de perros), de fósforos secos. El dinero no servía. Lo más preciado del día tal vez hubiera que robárselo a un muerto.

   El grupo comandado por Jorge había aprendido a cultivar con tachos abiertos por la mitad, a cocinarse y a calentarse con ceniza empapada en kerosén y a aprovechar los sacudones del deseo para intimar bajo condiciones adversas. “Era una mujer distinta de las que yo recordaba –nos cuenta luego de las primeras noches. Era la mujer de los años de la adversidad. Desgreñada, el pelo cortado toscamente… Estuvimos muchas horas tras de la cortina… De los dos brotaba un olor rancio, agrio. Era el olor de nuestras pieles sin jabón ni desodorante, olor humano.” [IX]

   En el mundo exterior, mientras tanto, el asesinato estaba a la orden del día. Era el salvoconducto para sobrevivir. “Desde que se generalizó la revuelta, la gente no soportaba ser comandada por nadie y los líderes terminaban con una bala en la espalda.” [IX] Todos eran enemigos, aunque no tan enemigos si tenían una bendita bala incrustada porque, aunque parezca imposible, un día todo cambió y para peor.

   Aparecieron los primeros muertos ´sin marca de violencia´. “Comprendimos que era la peste que mencionaba la radio. Adoptamos estrictas medidas sanitarias. Colocamos… acaroína en la puerta de entrada. Debíamos hundir las suelas en el líquido desinfectante antes de ingresar… Abandonamos el despojo de cadáveres y hervíamos el agua aunque fuera de lluvia.” [XIII]

   La consigna fue a partir de allí impostergable: “Tenemos que salir de la ciudad…”.  El grupo se preparó entonces para migrar, unos hacia Uruguay, otros hacia Mendoza donde hablaban de un gobierno provisional. Camino al delta se encuentran con otros mundos, “…una aldea de pescadores formada por antiguos vecinos de Vicente López”, pero los guardias los hacen retroceder del ensueño y antes de abandonarlos les enrostran cómo obtenían los alimentos. “El río estaba limpio, se había acabado la mugre”. A escasos kilómetros de la metrópolis pestilente, el pequeño poblado mantenía una vida apacible: “…huertas llenas de almácigos, plantas de tomate y ají, árboles frutales y limoneros… Un par de botes realizaban maniobras de pesca… El río tenía vida, los peces habían sobrevivido al tanino, a las cloacas, al plástico y al petróleo.” [XXIII]

   Aun cuando en los capítulos finales la novela apele a la esperanza colectiva, en conjunto deja el sabor rancio de aquel cóctel explosivo que fue la transición de los experimentos alfonsinistas a los delirios menemistas y que podría resumirse con este amargo recuerdo de Rita: “…somos peores que pordioseros. Nos engañaron. Nos dijeron que el nuestro era el mejor país del mundo, que comíamos más carne que nadie, que éramos los que teníamos mejores profesionales y técnicos.” [VIII] Esa Argentina fragmentada en bandas y bajo un nuevo orden económico era el chisporroteo de una fallida nacionalidad: “Una vez quebrada la delgada protección de la sociedad organizada, no hay peor enemigo para nosotros que nuestros congéneres.” [XXIII]

   La novela de Espósito permanece todavía hoy como un secreto más citado que leído. En 2006 Fernando Reati la incluyó en Postales del porvenir -un análisis de la ´literatura de anticipación´ en Argentina entre 1985-1999- volumen que abordaba otras doce obras: Manual de historia (1985) de Marco Denevi; La Reina del Plata (1988) de Abel Posse; Una sombra ya pronto serás (1990) de Osvaldo Soriano; Las repúblicas (1991) de Angélica Gorodischer; El aire (1992) de Sergio Chefjec; La ciudad ausente (1992) de Ricardo Piglia; Los misterios de Rosario (1994) de César Aira; La muerte como efecto secundario (1997) de Ana María Shua; El oído absoluto (1989/1997) de Marcelo Cohen; Cruz diablo (1997) de Eduardo Blaustein; Planet (1998) de Sergio Bizzio; 2058, en la Corte de Eutopía (1999) de Pablo Urbanyi.

   Todos estos artefactos narrativos ofrecen en su conjunto un muestreo suficientemente amplio de la fuerza no siempre reconocida de la ciencia ficción local –Reati insiste con ´ficción anticipatoria´- para indagar en las transformaciones sociales y culturales que se expandieron como reguero de pólvora al filo del nuevo milenio.

   Novelas como ´No somos una banda´ advierten con lucidez la futura pesadilla en los rescoldos de los años ochenta atizados por los primeros coqueteos del menemismo. Alejado de los grandes imperios tecnológicos, lo que determina la explosión del país austral es un factor poco menos que metafísico: una inédita variable financiera justifica la catástrofe narrativa.

   Un cierto llorisqueo nacionalista por la pérdida de valores y por la disolución de una comunidad supuestamente unida, sugiere la tapa del libro con una lágrima que cae desde un ojo color bandera. Menos sensiblero es el devenir de los personajes y de la propia novela que por sobre todo parecen apuntar a la enjundia de la frase de cabecera que Espósito tomó de los ´Proverbios del infierno´ de William Blake y que engarza justo con este cierre: “Aquel que desea y no actúa, engendra la peste” [´He who desires but acts not, breeds pestilence´].///

{Este texto fue publicado, en una versión por momentos diferente, por Revista Colofón como Postales del infierno}

Paul Virilio [1932-2018] – Disuasión global y bomba informática [1997]

{Décadas atrás, en charlas recopiladas en Cibermundo o la política de lo peor, Paul Virilio mezclaba drones y satélites y alcanzaba las siguientes conclusiones para pensarlas en este contexto en el que la pandemia es vector de disuasión social:}

“En una sociedad globalizada, la guerra mundial produce una policía mundial –comienza Virilio. Las fuerzas armadas se convierten en fuerzas policiales. De ahora en adelante, todos los ejércitos serán los gendarmes del mundo. La ONU es una prefiguración de la gendarmería mundial que se prepara. La tele-vigilancia es uno de los elementos de la policía de las ciudades. Lo que se está preparando con los satélites de información y los drones es la mutación del Ejército nacional en policía mundial. Por un lado, tenemos la guerra electrónica -ciberguerra- la guerra de la información o de los conocimientos; por el otro, la policía de intervención para evitar que esto no degenere en la ciudad-mundo y para evitar que el caos de los pobres no llegue a ser insuperable. Las fuerzas de acción rápida ya son las fuerzas policiales… La información necesita una gestión militar, es decir, la información representa un poder tal que lo militar debe administrarla. Todo el trabajo llevado a cabo actualmente consiste en desarrollar este poder de la información para hacer de ella una verdadera arma de disuasión mundial. La bomba atómica se convierte en la bomba informática. Aquella fue útil a condición de que existiera disuasión y a condición de no utilizarla. Por tanto, se empleó en Hiroshima, en Nagasaki y en pruebas. Durante la guerra fría, para evitar la guerra atómica fue necesario desarrollar estructuras de información ligadas a la conquista del espacio. Era necesario mostrar que se era poderoso. Un arma de la que no se habla no puede ser disuasiva. La bomba informática ha nacido de la bomba atómica y de la necesidad de disuasión. Hoy en día, la disuasión por medio de la bomba atómica está fuera de lugar ante el final de la política de los bloques. Por el contrario, la bomba informática y el poder de la información adquieren proporciones considerables. El problema se plantea, entonces, en una disuasión por medio de la informática, el saber y el conocimiento. Como decía Goebbels, maestro de la propaganda del III Reich, ´el que lo sabe todo, no tiene miedo de nada´. El poder de la información puede llegar a ser un poder total. Gracias a la informática es necesario construir un poder lo suficientemente fuerte como para disuadir a aquellos que quisieran causar estragos en esta ciudad-mundo y volver a cuestionar la paz social. Sería necesario inventar, después de la disuasión nuclear, una disuasión de la comunidad social por medio de la informática. Si la informática puede saberlo todo gracias a sus drones y satélites, representará un poder tal de disuasión que los pueblos no se moverán más. Es una utopía que ilustra bien la vía de este delirio tecnológico.” //// Paul Virilio. Cibermundo o la política de lo peor. Madrid. Ediciones Cátedra. 1997, p. 99-100.

Ciudad Eva Perón. Los años orwellianos de La Plata

En un artículo que apareció en la contratapa de un suplemento dedicado a La Plata, hace ya varios años, Leopoldo Brizuela [1963 – 2019] arriesgaba algunas ideas sobre la conflictiva relación que mantenía la ciudad con la tarea cultural.

   Sus especulaciones concluían en una serie de rasgos que pretendían abarcar el murmullo artístico en una cuadrícula marcada desde sus orígenes por la utopía.

   El primer rasgo a considerar era el “muro casi inexpugnable” que alejaba a los habitantes locales de los transitorios o foráneos; superpuesto al inicial, el segundo rasgo era la tensión constante entre geometría y burocracia. Para Brizuela, La Plata no solo era un cuadrado perfecto, sino que sobre todo era un cuadrado perfecto que contenía en su interior otros cuadrados perfectos, en una escalada concéntrica que acababa por cercar la cápsula individual del artista -dos veces aislado, si consideramos aquel muro primario.

   ¿Incomunicación, desvío permanente, vetustez, fijeza, hibridez? No quedaba demasiado claro, en un primer momento, su hipótesis sobre ´ciudad / cultura´. Brizuela se sentía platense, pero residía en Tolosa, en los márgenes del trazado original. En particular, el sentimiento local estaba asociado en él a la prosapia familiar. Su familia de inmigrantes era un ejemplo de la conexión que existía, con mayor intensidad que en otras localidades, entre los platenses y la política –o los ´centros de poder´.

   Dicho así con un más contundencia, la cultura platense sería entonces para el escritor ´la resultante de deambular por un laberinto de cuadrados perfectos cuya única salida es la burocracia o la política´. (“Efectos del cuadrado perfecto”, Ñ Interior, 27/11/2004)

   Esa tensión arte / burocracia estaba en los orígenes del mito.

   En 1999 el Concejo deliberante local, gracias al empeño de especialistas e investigadores, ratificaba que la idea del trazado de La Plata había sido del arquitecto Juan Martín Burgos y que el diseño del plano había correspondido a la mano del ingeniero Carlos Glade y no  -como insistió la tradición que alcanzaba incluso a Brizuela- de Pedro Benoit quien solo firmó el plano y lo envió a una exposición en París, instalando la ficción de su autoría.

   Funcional al imaginario europeizante, esta falacia local sobre el origen reforzaba de costado la perspectiva brizueliana: el burócrata, Benoit, es recordado; el artista geómetra, Burgos, borrado. Pero como tantos otros, el escritor tolosano ignoró esa impostura.

   Y con ese olvido, dilapidó la posibilidad de perfeccionar su hipótesis mediante una inversión cuya renovada ecuación diría: ´la burocracia y/o la política en La Plata es deambular por un laberinto de cuadrados perfectos cuya única salida es la ficción´.

La Plata es una ficción con tachaduras, enmiendas, reescrituras –como el mito Julio Verne y la falsa adscripción de modelo ideal urbano a France-Ville. Es sin dudas una ficción repleta de episodios inverosímiles y aunque a Brizuela se le pasó por alto el manchón fundacional, dejó en su artículo bosquejada otra escena de política / ficción ocurrida hacia mitad del siglo pasado. En La Plata –nos cuenta Leopoldo – “…se miró desde muy de cerca el estallido del 17 de octubre, todo el mundo tenía opinión formada sobre aquel General que había rebautizado a la ciudad con el nombre de su esposa Eva…” (“Efectos del cuadrado perfecto”).

  ¿´Había rebautizado´ o ´rebautizaría´?

   La redacción y las fechas son ambiguas en ese párrafo en el que, en particular, no dice ´1945´, sino ´1955´: “Mis padres son hijos de esa generación que compró, con su trabajo, su lote en aquel plano primigenio ideado por Benoit y hacia 1955 presenció el estallido de una tensión insoportable entre la realidad y aquel viejo proyecto de país: en La Plata se miró desde muy de cerca el estallido del 17 de octubre…”.

   ´Estallido del 17 de octubre de 1955´ es sin dudas extraño pero está absolutamente a tono con el fugaz registro del siguiente episodio orwelliano.

   El 9 de agosto de 1952, en memoria de una venerada Eva que había fallecido pocos días antes, se sancionó la ley provincial que indicaba que el nombre del partido y el nombre de la ciudad capital de la provincia de Buenos Aires dejaban de ser La Plata y se convertían en Eva Perón. Uno de los argumentos para esa modificación fue hacer del nuevo nombre la marca de un quiebre que dejara atrás las rencillas apelando a la unidad nacional, así como cuando fue fundada La Plata su existencia consolidó la incipiente federalización del país. Desde el otro lado, vieron a esa nueva fiebre como un apurón a contramano de la historia.

   Las modificaciones ordenadas incidieron en la geografía urbana. Las calles 7 y 13 abandonaron Monteverde y Urquiza respectivamente para adoptar los nombres de Juan Domingo y Eva Perón. El escudo de la ciudad comenzó a llevar una imagen de Eva. Los equipos locales de fútbol fueron denominados Estudiantes de Eva Perón y Gimnasia y Esgrima Eva Perón. Asimismo almanaques, libros, partidas de nacimiento, lápidas y un amplio etcétera, todo fue hecho, impreso, radicado, nacido, fallecido en Ciudad Eva Perón.

   Hubo insalvables inconsecuencias en esas reescrituras. La imagen que se reproduce a continuación de la Revista Médica tiene en tapa la indicación de Ciudad Eva Perón junto a una dirección céntrica, pero si uno recorre sus páginas, encontrará en el interior artículos que hablan todavía de los hospitales de la ciudad de La Plata.

   Aurora Venturini, por ejemplo, contó alguna vez que editó un libro por aquellos años y que enojada con la modificación pidió expresamente que el nombre de Eva, a quien ella frecuentaba en vida y respetaba, no apareciera en el pie de imprenta (InfoNews, “Cuando La Plata se llamó Eva Perón”, 26/07/2012).

   En septiembre de 1955, una vez derrocado Perón, el reflujo antiperonista arrasó con la imaginería justicialista y eso supuso la destrucción de gran parte de lo que hoy podríamos considerar documentos, pruebas, vestigios. Así como Aurora, otros peronistas vieron en aquel cambio un gesto excesivo y también ayudaron a que la arqueología cotidiana de toparse con ese material fuera escasa.

   Hay sin embargo excepciones que son insondables epifanías semejantes a las de Winston Smith en la novela ´1984´.

   La imagen del folleto que encabeza este escrito es un ejemplo de verdadero objeto orwelliano  materializado.

   Como se deduce de su contenido, otra de las instituciones que vio modificado el nombre fue la Universidad Nacional… Eva Perón. La reescritura es doble y extrema: es un programa de la Universidad Eva Perón en la ciudad Eva Perón. El folleto data de 1952, por lo tanto fue impreso entre agosto y diciembre de ese mismo año.

   Tres temporalidades cruzan las veinte páginas del programa de ´Historia constitucional´, a cargo del profesor José María Rosa (h.) [1906-1991], una de las figuras más activas del revisionismo histórico.

   El año 1952 es el de impresión del folleto y de allí la aparición de los nuevos nombres.

   El año 1948 responde a la rúbrica del programa académico, pasado reciente en el que la universidad tenía otra denominación (y época por la que Orwell escribía su novela).

   Y además está 1949, año de la reforma constitucional justicialista. El último punto de la bolilla XIV señala lacónicamente las “principales reformas de la Constitución de 1949”.

   Como si nos dejáramos llevar por un limbo, el programa impreso en Ciudad Eva Perón en 1952, fue rubricado el 22 de diciembre de 1948 en la ciudad de La Plata y contiene referencias a la nueva constitución que será sancionada el 11 de marzo de 1949 y que según nos cuentan sus ´disposiciones transitorias´ entraría efectivamente en vigencia hacia 1952.

   ¿Burocracia versus geometría? ¿Cuadrados perfectos concéntricos como quería Brizuela? ¿Cultura y Ficción? ¿El Partido? ¿Ministerios? ¿Doblepensar? ¿Neolengua? ¿Ingsoc? ¿La Plata? ¿Ciudad Eva Perón? ¿Ciudad Eva Perón? ¿Ciudad Eva Perón?

   Eva Perón, Eva Perón, Eva Perón, Eva Perón, Eva Perón.///

En el siguiente carnet de afiliación las tachaduras son de la época.

Capanna y Aguer, Católicos y Aliens

{Nueva versión}

Conocía ´Contactos extraterrestres´ (1993) de Pablo Capanna por haber merodeado la saga filosófica del divulgador ítalo-argentino, una saga que era, en verdad, teológica.

La historia comienza con ´La Tecnarquía´ (1973), lejano libro dedicado a la civilización técnica, continúa con artículos sobre ecología que por la misma época aparecieron en la ´Revista Criterio´ y se extiende hasta ´Natura. Las derivas históricas´ (2016), artefacto pensado como volumen a partir de lo generado en los noventa por lo que Capanna suele denominar ´el librito sobre la New Age´. En mis apuntes para la reseña de ´Natura´ había anotado como título de aquel librito ´El mito de la nueva era´. Pero el dato no era exacta, ni en el título ni en la intención.

´Contactos extraterrestres´ es un pequeño libro con apenas 64 páginas. La tapa es verde con motivos y letras blancas y rojas. Editorial Claretiana coloca al libro de Pablo Capanna dentro de ´la serie Tercer Milenio dirigida por Monseñor Héctor Aguer, obispo Auxiliar de Buenos Aires´. En el pie de imprenta Aguer, el censor, da su ´nihil obstat´: ´nada obsta a la Fe y Moral católicas para su publicación´. El ´imprimatur´ recae en Monseñor Doctor Eduardo Mirás, vicario general del arzobispado de Buenos Aires.
La contratapa es un tercio verde y el resto toda blanca: “Frente a los múltiples planteos que presenta esta nueva corriente cultural denominada ´New Age´ o ´Era de Acuario´, es necesario poner en claro las ideas que exponen los seguidores de esta forma de ver la vida y, sobre todo, dar un enfoque cristiano crítico a la visión filosófica que estas sustentan. Con la presentación de esta colección ´Tercer Milenio´, dirigida por Mons. Héctor Aguer, se pretende desarrollar y a la vez esclarecer en sus distintas publicaciones, la perspectiva cristiana para esta cantidad de corrientes seudo religiosas apoyadas en estas ideas y que han llevado a numerosas personas por caminos verdaderamente peligrosos.”

Caminos peligrosos es casi como decir ´peligrosos como el comunismo´. En los años setenta los enemigos del catolicismo eran para Capanna los hippies y los nihilistas. Eso está en ´La Tecnarquía´. El volumen más contemporáneo -´Natura´- revisa esa posición y entonces los enemigos son los gnósticos o el gnosticismo, síntesis de todas las herejías.
Esa línea católica de interpretación sigue ´Contactos extraterrestres´: “En realidad –dice Capanna- el nuevo siglo ya ha comenzado en 1989, como sugiere acertadamente la encíclica Centesimus Annus. El último de los regímenes totalitarios, el que quiso convertirse en la Iglesia del Ateísmo, ha caído sin estrépito, sin que se produjera esa terrible guerra nuclear que temimos…” (p. 37-38) Cayeron los colectivismos pero se mantienen todavía en pie los esoterismos y entonces: “Al igual que los movimientos gnósticos de todos los tiempos [la New Age] niega la responsabilidad personal, pues sostiene que no hay mala voluntad en ninguno de los actos humanos, sino apenas ignorancia.” (p. 12)
Así entre una y otra instancia -con simplificaciones, generalizaciones y distorsiones- Capanna divulga la fe católica contra comunistas, anarquistas, socialistas y nazis (malvadas entelequias a las que el Vaticano nunca ayudó, por supuesto). Su torsión intelectual más allá del juego limpio, es impugnar los devaneos ocultistas no porque sean espurios, sino porque no comulgan con su grey.
Nada contra su ultracatolicismo militante. El problema es que la distorsión que provoca esa ortodoxia recae en la falacia de asociar ´gnosticismo / esoterismos / nueva era (era de acuario) / ovnis´ atravesando con la misma bala una filosofía y un producto de la cultura de masas. Además, por cierto esta distorsión afecta la fuerza de su tarea crítica centrada en la literatura de ciencia ficción.
Capanna conecta de modo subterráneo catolicismo y ciencia oficial. Sin responder a un desarrollo histórico más complejo, supone como único rasgo distintivo de la ciencia ficción al cientificismo y –contra toda evidencia- deja de lado a los esoterismos, no porque estos no tuvieran nada que hacer con la paraliteratura hereje, sino porque lisa y llanamente -como dije- niegan su fe. Capanna ataca ciego a un gnosticismo al que conoce mal, de segunda, tercera o cuarta mano y al que confunde varias veces con el hermetismo. Esto hiere su perspectiva histórica sobre la ciencia ficción. A esa limitación intelectual pueden encontrarla en el libro dedicado al gnóstico Philip Dick, Idios Kosmos (1991).

´Contactos extraterrestres´ es de mayo de 1993. El imprimatur le fue otorgado por el arzobispado porteño el año anterior, en 1992, un 28 de diciembre.

Tal vez las andanzas ultracatólicas de un crítico que fue pionero en el Río de la Plata en el interés por la ciencia ficción, respondan a un simple e inocente chiste.///

História do Futuro [1664/1718] de Antônio Vieira. Los orígenes herméticos de la ciencia ficción brasileña

I.- Ciencia ficción y hermetismo en el ámbito hispanoamericano

La ciencia ficción latinoamericana -o para recategorizar con mayor justeza, la ciencia ficción moderna en su conjunto- comienza el 12 de octubre de 1492. La idea no fue ignorada por la crítica. Aun sin defenderla, Darko Suvin (Metamorfosis de la ciencia ficción, 1984) se preguntaba cuánto había de (ciencia) ficción en las cartas de Colón y reconocía que, de forma larvaria y con pocos documentos a favor, mitologías sobre el imperio Inca habían endulzado los oídos de Thomas Moro al escribir Utopía [1517], obra que inaugura el género en Europa.

En América Latina esa veta fue también marcada. Un importante grupo de obras vernáculas de ciencia ficción tuvo origen en un factor “…central para la imaginación latinoamericana: el descubrimiento, la conquista y la colonización de las Américas” –(Molina-Gavilán y Bell, 2003, pp. 16-17).

Indicaciones del estilo y otras cercanas descuidaron sin embargo un elemento híbrido -teórico, epistemológico, teológico y de continuo interés para conquistadores (o invasores), colonizadores y sacerdotes- que con el tiempo funcionaría como rasgo fundante al cruzarse con las intensas cosmovisiones amerindias.

El hermetismo neoplatónico y sus variantes heterodoxas fueron implacables aliados en el desarrollo de la ciencia ficción durante los siglos XVI y XVII.

Esa apuesta interpretativa retrasa considerablemente la fecha que por consenso se establece para el inicio de la ciencia ficción en América Latina; incorpora nuevos autores y textos; relaciona dos ámbitos sociales, lingüísticos, culturales –América hispánica, América portuguesa- abordados por lo general de forma disociada.

A continuación, breves apuntes sobre aquellas complejas y primigenias batallas.

II.- “Sizigias y cuadraturas lunares”, del hermetismo neoplatónico al profético

Según sugieren los responsables de la “Chronology of Latin American Science Fiction, 1775-2005” (Molina-Gavilán et alii, 2007), la ciencia ficción latinoamericana se inicia en 1775 con la obra “Sizigias y cuadraturas lunares” de fray Manuel Antonio de Rivas –cuyo título completo es “Sizigias y cuadraturas lunares ajustadas al meridiano de Mérida de Yucatán por un anctítona o habitador de la Luna, y dirigidas al bachiller don Ambrosio de Echeverría, entonador de kyries funerales en la parroquia del Jesús de dicha ciudad, y al presente profesor de logarítmica en el pueblo de Mama de la península de Yucatán, para el año del Señor de 1775”.

El texto de Rivas –en principio, un prólogo a un almanaque astrológico- es un cuento corto filosófico que bajo la forma epistolar recrea un viaje a la luna. Según Ana María Morales (2007), “…compuesta antes de 1773, está considerada la primera obra de ciencia ficción escrita en Hispanoamérica… porque… contiene un relato que puede ser colocado dentro de la tradición de las sátiras sociales que aprovechan el pretexto de un viaje espacial para criticar las costumbres y la sociedad [y para] presentar un sistema de vida utópico.” En ese registro, hacia el final de su visita lunar, acota el viajero francés Onésimo Dutalón: “¡Qué maravillas y bellezas de naturaleza, que aquí pasan por ordinarias y no pueden contemplarse sin estupor y asombro! ¡Qué gobierno tan dulce y acomodado a la temperie de los antíctonas! Ciertamente, allá nuestro globo terráqueo… ha menester distinción de clases, en donde la suerte de los que gobiernan es la más infeliz; porque si el superior gobierna mal, a todos desagrada, si gobierna bien, a pocos podrá agradar, siendo muy pocos los amantes de la justicia y equidad.” [“Sizigias y cuadraturas lunares”]

A la crítica social y al planteo utópico habría que añadir los saberes de la revolución científica del siglo XVI que provocaron que la Inquisición persiguiera al fraile. Los censores en particular reprobaban la presencia más o menos larvaria, más o menos evidente de autores como Descartes, Galileo, Cyrano de Bergerac, Voltaire. La obra de Rivas fue “…una muestra abierta de las tendencias de los enciclopedistas y liberales franceses [y] podía percibirse como publicidad peligrosa para las nuevas ideas de la física experimental, que aún no dejaban de inquietar a la Inquisición.” (Morales 2007)

Lo dicho sin embargo no agota el análisis. Asoman en “Sizigias y cuadraturas lunares” otras influencias que explican la inquina de la ortodoxia y que por un camino convergente impulsan a pensarlo desde la ciencia ficción. Además de con la nueva ciencia, lo utópico y la crítica social parecen estar relacionadas con el hermetismo.

El primer indicio es el ´sizigias [syzygias]´ del título que remite a un concepto astronómico referido a la alineación de los astros y que también pertenece a la tradición alquímico-hermética designando a una entidad andrógina. Un crítico como Ramón López Castro (2001, p. 35) –quien ignora, por su parte, ese dato alquímico- afirma por otro lado que en Rivas se advierten rastros del jesuita alemán Athanasius Kircher [1602-1680], conexión que explicaría las referencias a conceptos árabes, persas, egipcios, chinos, asociados al hermetismo contrarreformista y barroco.

Un siglo antes de la sátira de Rivas, y mediante su enorme tarea de recopilación, Kircher había llevado el hermetismo neoplatónico a México, permitiéndole a Sor Juana [¿1648/1651?-1695] escribir Primero sueño [1685], acaso la auténtica primera obra de ciencia ficción en el ámbito de habla hispana, poema que narra los avatares nocturnos del alma para acceder al conocimiento universal. El hermetismo configura el eventual viaje espiritual, el mundo alternativo repleto de abstracciones por donde deambula el alma, el interior de un cuerpo andrógino, a la vez mecánico y alquímico, etc.

Si aceptamos por lo tanto ese puente hermético de casi un siglo que tiende el jesuita alemán entre Sor Juana y Rivas, podemos suponer por medio de una rápida pista heterodoxa que “Sizigias y cuadraturas lunares” excede la influencia de Kircher y que su autor, el fraile mexicano, estaba al tanto de otra corriente hermética diferenciada.

El narrador de la carta-relato -al justificar el extraño calendario lunar- realiza un comentario contra el pueblo de los judíos burlándose de su incesante espera del Mesías y acota: “…como los otros [esperan] la vuelta del rey don Sebastián de Portugal”. Aun cuando no sepamos quiénes eran esos otros, la ironía subraya que avanzado el siglo XVIII las novedades científicas interactuaban en México con el hermetismo renacentista y con el hermetismo profético lusitano que anunciaba al ´Encoberto´.

Rivas era franciscano y a través de su extenso poder territorial esa orden ejerció una importante influencia en Portugal, donde las ideas de Joaquim de Fiore se fundieron con el culto al Espírito Santo y con el sebastianismo –el retorno póstumo del rey- conduciendo al ensueño del Quinto Imperio que le permitió a Antônio Vieira elucubrar la primera obra de ciencia ficción en portugués, casi al mismo tiempo que Sor Juana, y un siglo antes de esa aventura lunar.

III.- Vieira y sus obras proféticas

Antônio Vieira nace en Lisboa en 1608 y muere en Salvador de Bahía en 1697. De Portugal a Brasil, es un escritor religioso entre dos mundos: “La vida literaria de Vieira… floreció en dos literaturas: la colonial brasileña y la de la metrópoli. Escritor fronterizo…” (Amóra s/d, p. 20). Su situación ´fronteriza´ se debió a cuestiones catastrales pero sobre todo políticas y judiciales relacionadas con sus obras proféticas y con su fuerte crítica social sostenida a través de los sermones.

En 1614 Vieira viaja con su familia por primera vez desde Portugal a Brasil –Salvador de Bahía- y comienza a estudiar en los colegios de la Compañía de Jesús. En 1634 es nombrado sacerdote. En 1640 accede al trono de Portugal D. João IV. Al año siguiente, Vieira viaja en comitiva a Lisboa como apoyo al rey. En 1644, por sus brillantes sermones es nombrado “Pregador de Sua Majestade”. Pasa a ser un funcionario orgánico de la corona. Durante el período 1646-1652, recorre como embajador Francia y Países Bajos. En esos viajes no obtiene buenos resultados, pero se pone en contacto con la comunidad judío-portuguesa refugiada, relaciones que incidirán en las hostilidades con la Inquisición (José Fernando de Sousa, 1897).

A comienzos de 1653 retorna a Brasil. Durante ese período defiende a los indígenas en las misiones de Maranhão contra los intereses esclavistas. Como sostiene Amóra (p. 20) “…la crítica se ha olvidado de indicar al gran orador como el primer escritor en sentir y en expresar mediante una obra superior de arte el sufrimiento del esclavo.” En Brasil, “…tres temas… propiciaron su ardor combativo: los sufrimientos de los negros esclavos, la guerra holandesa y la causa de los indios´.” Si bien esa idea general es correcta, no todos están de acuerdo y acusan al jesuita de haberse interesado más por los nativos americanos que por los esclavos africanos a los que defendió de modo errático.

A lo largo de esos años, Vieira escribe dos de las obras que le causarán mayores problemas. En 1654, antes de viajar por unos meses a la metrópolis para pedir que se revise el trato a los indios, predica en São Luíz de Maranhão el “Sermão de Santo Antônio prégado aos Peixes”, en el que critica a la sociedad colonial del nordeste brasileño hablándole indirecta e irónicamente a los peces porque los humanos no quieren oírlo.

El 29 de abril de 1659, ao caminho do rio das Almazonas en Camutá, redacta su primer escrito futurológico, la carta “Esperanças de Portugal, Quinto Império do Mundo, primeira e segunda vida de D. João IV escripta por Gonçalves Annes Bandarra”, con la que da comienzo a su ilusión nacionalista de un imperio portugués comandando la cristiandad.

Viera la redacta en un doble contexto. Escribe una vez muerto en 1656 el rey, su protector y, por otro lado, lo hace durante la guerra de Restauración que se había iniciado en 1640 y que a lo largo de las fronteras con España disparaba escritos anónimos ´de milagros y prodigios, de visiones y de profecías´, con marcada presencia de los joaquinitas y de los templarios.

El hermetismo profético portugués -asegura Antônio de Macedo (2003)- tuvo “un cariz propio”, signado por dos líneas. Por un lado, el Rosacrucismo Templario de D. Teresa y de su hijo D. Afonso Henriques (c. 1109-1185). Por el otro, los ideales trinitarios del abad calabrés Joaquim de Fiore (1145-1202) y del médico y alquimista catalán Arnaldo de Vilanova (1240-1313), guía de la reina D. Isabel de Aragón. Esta segunda línea, en particular, institucionalizó por medio de los franciscanos Spirituali y de aquellos monarcas las fiestas y el culto del Espírito Santo –tercer y último estadio evolutivo, según la versión joaquinita de la historia. Por este interés diferenciado, la Inquisición lusa estuvo más ocupada en atacar al profetismo, al sebastianismo y al bandarrismo que al hermetismo rosacruz del resto de Europa que con más libertad proliferó en Portugal mediante la filosofía hermética, la alquimia, las artes secretas: cábala, astrología y magia operativa agrippina (De Macedo, 2003).

Esa peculiar heterodoxia se diseminó por todo el imperio. Vieira fue uno de sus propulsores. Al pertenecer a la Compañía de Jesús, tuvo seguramente acceso al hermetismo neoplatónico que también tenía trazas proféticas, pero adoptó su creencia apocalíptica y patriótica de las profecías atribuidas al fraile Gil de Santarém (c. 1185-1265) y al zapatero Antônio Gonçalves Annes Bandarra (1500-1556).

A causa de la enérgica defensa de los indígenas, en 1661 Viera es expulsado del Colegio de Maranhão y retorna a Europa. La situación política era diferente. En 1656 había muerto su protector. Una vez en la metrópolis, la carta de 1659 “Esperanças de Portugal…” es leída con recelo. Los oficiales de la Inquisición la reclaman y la encuentran “…extraña, escandalosa, temeraria, ofensiva, fatua, con sabor a herejía…” (María Leonor Carvalhão Buescu, 1982, p. 12).

Los momentos más insidiosos con el Santo Oficio, los vive entre 1663 y 1667. Sus dificultades parecen pertenecer al plano religioso. Vieira es acusado de usar en su carta ideas milenaristas y mesiánicas, conectadas con el sebastianismo, e inspiradas en el profetismo hereje del zapatero Bandarra, condenado a abjurar en 1545, a lo que se le suma la ya indicada buena relación con los judíos (custodios de saberes herejes, como la cábala). El resultado es el destierro en Coimbra en cuya universidad su efigie será quemada (De Sousa 1897).

Presentada como religiosa, su desgracia de todas formas fue política. “La razón inmediata del proceso era la herejía. Para los inquisidores, Vieira había pecado gravemente explicando y defendiendo las Trovas proféticas del zapatero Bandarra…; pero las razones eran sobre todo odios políticos…” (Amóra, p. 8, nota 8). La carta que anunciaba el Quinto Imperio -fin de la historia cuya única prórroga era la efectiva llegada de Cristo- había sido escrita tres años después de la muerte de João IV. Los Inquisidores leían en el sebastianismo el deseo de que a partir del retorno del rey naciera un nuevo Imperio ensayando, así, un ataque al poder de turno (De Sousa 1897). Y es justamente el sebastianismo ejemplo de cómo la Inquisición portuguesa se movía al ritmo político. Mientras el dominio filipino se mantuvo ´lo reprimió como cosa impía´, después de la Restauración de 1640, con un monarca portugués en el trono, el propio Santo Oficio acertaba según los vientos incluso a defenderlo (De Macedo, 2003).

Si bien hay quienes retrotraen las primeras ideas a la década del cuarenta, es probable que a partir del plan trazado en “Esperanças de Portugal…” hacia 1664, durante sus años más difíciles, Vieira redacte, sin acabarlo nunca, História do Futuro. Cierta mitología indica que lo escribió en la cárcel y sin textos a disposición para su consulta. Ese libro, central en su producción, propiciaría otra obra profética, Clavis prophetarum cuya redacción reemprende en 1681 al retornar a Salvador de Bahía (Brasil). A Clavis la había comenzado años antes y también quedaría sin completar.

Habría que añadir a los mencionados –que de ningún modo agotan la lista- la “Voz de Deus a Portugal e á Bahia, juizo do cometa que nella foi visto em 27 de outubro de 1695 e continua até hoje 9 de novembro do mesmo ano”.

IV.- História do Futuro: simulacro y ciencia ficción

¿En qué sentido História do Futuro –escrito hacia 1664 y publicado en 1718- podría ser considerado el primer texto de ciencia ficción en lengua portuguesa en América Latina?

La respuesta requiere en principio justificar la decisión de analizarlo como parte de la literatura brasileña.

Vieira “…comienza a escribir sus obras proféticas…” en Brasil (Amóra, s/d). En 1659 redacta la carta que motivó sus problemas con la Inquisición. El padre jesuita veía en ese texto un ´anteproyecto´ y se refería a História do Futuro, Esperanças de Portugal e Quinto Império do Mundo –el título evidencia la relación con la carta- como su obra capital (Carvalhão Buescu 1982, p. 11). Este volumen también fue proyectado en tierras americanas: “…el período más importante en el avance de [História do Futuro] fue entre 1653 y 1661, cuando Vieira estuvo casi ininterrumpidamente en Brasil, en ese Nuevo Mundo, un nuevo escenario de la profecía de Daniel… en el interior de Maranhão…”. (Carvalhão Buescu 1982, p. 15) Por lo tanto, si Vieira escribió História do Futuro en Portugal, en medio de un conflicto judicial –acusado de herejía y desterrado en Coimbra- es posible arriesgar que construyó esa obra profética en un espacio limítrofe, fronterizo.

Salvada la circunstancia territorial, ¿puede História do Futuro ser leída como ciencia ficción? Además de la mención de Roberto de Sousa Causo (2003, p. 123) -Vieira “…escribió una especie de proto-ficción científica…”- la crítica en general poco ha avanzado sobre el asunto.

En principio, podemos tomar para esa lectura los rasgos básicos de la definición de Darko Suvin (1984) de considerar la ciencia ficción como una narración basada en el ´extrañamiento cognoscitivo´. Así, si História do Futuro profetiza un Quinto Imperio, el último y materializado a partir del poderío mundial portugués, el hermetismo profético funciona como el elemento cognoscitivo que permite constituir un nuevo espacio ficcional, en este caso, imperial.

Ese material hermético está velado por una pátina de ortodoxia. El plan de Vieira es mostrar al mundo los sucesos futuros -“…secretos ocultos y oscurísimos que no llega a penetrar el entendimiento…”- pero aclara que ese saber pertenece a la divinidad. Él recibe e interpreta la profecía acerca de un Quinto Imperio –que vendrá luego de Asiria, Persia, Grecia, Roma- a partir de los profetas del Antiguo Testamento, Daniel, Zacarías e Isaías, en quien de modo particular lee que el imperio se extenderá hasta Etiopía y Brasil. Todos los otros métodos de acceder al futuro –asegura- son demoníacos, aunque de todas formas cuando expone esas malas artes -estatuas que hablan; geomancia; hidromancia; aeromancia; piromancia; quiromancia; nigromancia; sueños; vuelos de aves; astrología judiciaria; interpretación de números, nombres, letras, días, humo, sombra, colores- demuestra su amplio saber heterodoxo.

Viera es consciente de su posición límite. Recuerda que quienes fueron perseguidos en el pasado, como los profetas o como San Jerónimo por su traducción al latín de la Biblia, con el tiempo se volvieron artículos de fe. Es a su modo una disculpa anticipada por haber incorporado las ideas del condenado zapatero y profeta Bandarra y por haber utilizado en su composición, como confiesa, junto a las profecías canónicas, “profecías no canónicas”. De Macedo (2003) acota en ese sentido la ortodoxia de los profetas del Antiguo Testamento. Vieira se compara con Daniel, pero “…según una antigua tradición mistérica, el Libro de Daniel… era un manual de iniciación del fuego, relacionado alquímicamente con la calcinación, la transmutación y la sublimación, es decir, con los cuatro imperios;… [ya que] el quinto será el de la nueva orden crística…”.

El hermetismo profético habilita el extrañamiento ficcional de un nuevo mundo que desde el futuro parece invadir éste. Pero, para ser más exactos, el mundo alternativo extraña la realidad ficcional no por estar en el futuro sino porque ese Quinto Imperio se mantiene en suspenso, en la virtualidad de un texto que nunca comienza, en una profecía nunca concretada.

En la versión que conocemos de História do Futuro, la parte más importante es el “Libro anteprimero”. La retórica es peculiar. Vieira escribe un libro al que denomina ´antes del primero´ como si fuera un texto cero, una narración sobre la nada. Para De Sousa (1897) el subtítulo “Prolegómeno a toda Historia del Futuro, en que se declara el fin y se prueban los fundamentos de ella” es “extraño”. El jesuita lo reconoce: “Y ya que todo este largo Prolegómeno… no es Historia del Futuro, sino preparación o aparato para ella, imitando a Baronio y a otros autores, que con menos necesidad lo hicieran en sus obras e historias, esperamos que por su gran variedad… la materia no sea molesta para quienes la lean, y que pueda sin enfado entretener la expectativa y deseo de esta misma Historia, mientras no sale a luz, que será, como por Dios esperamos, en breve.”

Vieira le da entidad al texto con un juego de palabras. Escribe el Prolegómeno buscando entretener al lector mientras llega História do Futuro, es decir, mientras llega el texto en sí que se superpondrá con la concreción de la profecía. La exposición, parece decirnos, implicará la constitución del Quinto Imperio. “La interpretación de la historia se identifica con la exégesis bíblica: la historia de Portugal es un texto (el más actualizado porque es el más reciente y el más próximo al cumplimiento de la profecía) de las historias narradas por las Escrituras…” (C. Pompa 2002, p. 87).

La idea del imperio por venir se sostiene en discursos proféticos que reenvían a discursos proféticos previos, en una espiral barroca infinita que funciona como una maquinaria que produce discursos virtuales que instan a la generación de una realidad futura que nunca cesa de ser textual: “…en la Historia ya trazada por Dios, la profecía no es una adivinación ni una anticipación de la historia, pero sí su relato: justamente, la ´historia del futuro´, o… una ´forma de memoria prospectiva´” (Pompa 2002, p. 87).

História do Futuro anuncia una obra que está siempre a punto de ser representada en este teatro del mundo cuyo Autor, la divinidad, dispuso todas las cosas, incluyendo las futuras. Conocemos los designios autorales o porque vemos el suceso una vez ocurrido o porque atendemos a las palabras del profeta que escribe las revelaciones recibidas. El profeta –Vieira- usa su inteligencia como una antorcha para indagar en las sombras de los sucesos futuros. Mientras en el teatro los demás permanecen deleitados con la trama, quienes tienen la posibilidad de ver más allá, conocen los pormenores anticipadamente.

Vieira considera que la profecía, y la historia fáctica, corresponden a la divinidad y que, por lo tanto, el uso del prólogo como anticipo constante es una forma de reconocer su carácter de médium e incluso sostiene que, acerca de lo profetizado, el tiempo será el mejor intérprete: “el tiempo interpretará más fácilmente de lo que ahora podemos adivinar”. Por eso, aunque por momentos se presenta como quien escribe –es otro profeta Daniel- se refiere a História do Futuro como un texto “sem autor”, una empresa imposible: “…imposible pintura parece retratar las copias antes que los originales…”.

La virtualidad de História do Futuro surge de su carácter de ´simulacro´, en la acepción platónica de copias sin originales. Esa parafernalia espectacular propia del barroco quiere entretener y aleccionar mientras se anuncia constante y publicitariamente que ha de llegar lo que nunca llega. Un futuro promisorio en permanente suspenso nos coloca en un territorio en el que brotan esquejes de la ciencia ficción: un rey, que es una entelequia virtual (El Encoberto), reaparece desde el pasado para gobernar un imperio que, a la manera de un simulacro omnipotente, parece venir desde un futuro sin antecedentes.

V.- História do Futuro: profetismo, ciencia ficción, utopía y apocalipsis

Vieira elucubra un Imperio futuro. En varios pasajes se refiere a un “novo descobrimento” y relaciona ese imperio con las expansiones de las coronas de España y Portugal, en América y en África, de Etiopía a Brasil.

El profetismo milenarista portugués sustenta en História do Futuro un discurso imperial que promete, con su virtual concreción, la “paz universal”. El profetismo luso es lo nuevo (´novum´) que permite pensar la construcción de un nuevo mundo textual y utópico.

Tanto en su versión neoplatónica como profética, el hermetismo buscaba una ´pax universalis´, una paz mundial que, por ejemplo, no tuviera diferencias religiosas. Varias utopías del Renacimiento –muchas de ellas, también ciencia ficción- fueron escritas por pensadores herméticos o que rozaban el hermetismo. Como recuerda Francis Yates (1983), Thomas Moro basa Utopía [1517] en el hermetismo cristiano; Francis Bacon reúne en La nueva Atlántida [1626] ciencia con ocultismo hermético; y La ciudad del sol [1602] de Tommaso Campanella es otra utopía escrita por un hermético quien en Calabria a comienzos del siglo XVII intenta llevar a la práctica sus ideas por medio de una revuelta con tintes joaquinitas.

Pero en lo que respecta a História do Futuro la crítica tiene opiniones dispares sobre su carácter utópico. Carvalhão Buescu (1982, p. 23-24) niega la eventual relación con la utopía: “Si consideramos que la utopía proyecta la realidad pulverizada en una totalidad ficticia, y que es el resultado metafórico de una realidad… que no está situada en un tiempo histórico ni en un espacio geográfico… Vieira no es un utopista…”.

Yvette K. Centeno (1995) piensa la utopía en História do Futuro no a partir del libro sino del proyecto de escritura: “Como História do Futuro quedó sin terminar… podemos recoger más informaciones sobre su visión utópica de su proyecto… Por ejemplo, acerca de la ´grandeza y felicidades del llamado quinto imperio´, afirma que la grandeza será ´universal, sobre todas las personas y reinos´; que la ´grandeza será simultánea y permanente´; y que todos los que participen serán cristianos y justos…”.

Pompa (2002, p. 86) contextualiza ese discutido aspecto utópico en el plan de la Compañía de Jesús centrada en el control sobre las comunidades indígenas. El arribo de los conquistadores llevó, en un primer momento, a la “…certeza de la inminencia del fin del mundo y del advenimiento de los mil años del Reino de Cristo sobre la tierra…”. Jesuitas y franciscanos adoptaron ese punto de vista milenarista y catastrófico, pero, con la intensificación de los conflictos por causa de la resistencia indígena (y de los dislates de los propios colonizadores), en un segundo momento, el proyecto de las misiones se reformuló basado en una “teleología de la historia” que suponía la futura instauración ´del reino divino en la tierra´. La expresión de Vieira fue “…la más completa de ese diseño y de esa acepción teleológica de la historia, que coloca a Brasil y al Quinto Imperio en una historia divina.” Vieira dejó de lado cualquier idea catastrófica y propuso un nuevo mundo diferente al del pasado. Según asegura el padre jesuita, el Quinto Imperio tendrá “…leyes nuevas, gobiernos nuevos, costumbres nuevas, gentes nuevas, tiempos nuevos, estados nuevos, consejos y resoluciones nuevas, empresas y hazañas nuevas, conquistas, victorias, paz, triunfos y felicidades nuevas; y no serán nuevas por futuras, sino por no tener semejanza con ninguna de las pasadas.”

La utopía nace en consecuencia para Vieira de una renovación apocalíptica presente que sin ser destructiva alcance la paz inmediata. La llegada del nuevo Quinto Imperio será pacífica aun cuando, en su proyecto, haya planteado siete partes -siete libros- para su texto, como si se tratara de un artefacto bélico, en analogía con las siete partes del escudo de Eneas, guerrero y fundador de un Imperio, también guiado por predicciones.
Ese nuevo mundo –nuevas formas, nuevos territorios- se ofrece como una virtualidad idílica surgida del profetismo, milenarista y apocalíptico, en tensión con el pasado inmediato.

Es un mundo ficcional –y por lo pronto meramente textual- que en su oscilación utópica interroga y cuestiona al mundo empírico.

VI.- Ciencia ficción e imperio virtual en História do Futuro: ¿utopía para quiénes?

La utopía de Vieira es universal, pero está centrada en Portugal y es por lo tanto lícito preguntarse: ¿en relación con qué mundo ese imperio es utópico?, ¿es compatible el imperio con la utopía?, ¿es un imperio utópico para todos?

La solución ´imperial´ que Vieira ofrece –más allá de la felicidad prometida- no puede ignorar que el Imperio domina sujetos que no escogen cómo organizarse y a los que se les impone la esperanza de un rey específico. Referirse al Quinto Imperio como utopía es dejar por fuera la perspectiva de los sometidos. Cuando Vieira se refiere al beneficio que traerá para los habitantes, ese nuevo tiempo no establece diferencia entre las necesidades de los distintos grupos sociales.

De todas formas, en algún sentido están latentes en su propuesta futura sus preocupaciones como eclesiástico y como político de ultramar referidas a la situación de indios (no así de los esclavos africanos) a los que el Imperio les mejoraría la vida. En sordina, Vieira incluye las voces de algún segmento de los sometidos, enfrentando con sus escritos y con sus sermones a una metrópolis ineficiente.

Recordemos que en 1654, desde el púlpito de São Luíz de Maranhão, Vieira predica uno de sus sermones más famosos, “Sermão de San Antônio prégado aos Peixes”, estableciendo el punto de partida para construir su relato profético, es decir, la situación básica para comprender la necesidad de un nuevo mundo. El virulento sermón advierte satíricamente sobre la situación de los reducidos. Habla no con los humanos (que no lo escuchan) sino con los peces, grupo organizado entre los que parece más deseable vivir. “Sermão aos peixes” es el momento negativo para poder trascender hacia una transformación social y política. Es en consecuencia la imagen distópica que refleja la futura utopía que representará História do Futuro.

El sermón cumple de alguna manera un rol semejante al que, en la obra de Sor Juana, tienen la Carta atenagórica de 1690 y la Respuesta a Sor Filotea de 1691 con respecto al poema Primero sueño, cara y ceca de un conflicto ideológico-político que produce una obra de ciencia ficción.

Esa semejanza es más inquietante de lo que parece a primera vista. En el texto que dispara el conflicto -la carta de 1690- Sor Juana defendía el derecho de las mujeres a conocer en la sociedad novohispana. Su punto de ataque era cuestionar un sermón de 1650 de un jesuita. Como el poder eclesiástico en Nueva España estaba por aquel entonces en manos de los jesuitas, esa beligerancia le produjo innumerables problemas, al punto de que en pocos años fue despojada de sus posesiones materiales y simbólicas, y empujada a la ruina y a la muerte.

Lo que es realmente extraño en esa historia de sanciones y condenas es que el autor del sermón con quien Sor Juana a la distancia discute, era nada más ni nada menos que el padre Vieira, quien al mismo tiempo que era honrado en México, en su tierra la Inquisición lo perseguía por hereje.

Por lo tanto, si consideramos la tradición latinoamericana de ciencia ficción en conjunto, con Vieira de un lado y con Sor Juana del otro, se advierten dos líneas herméticas interrelacionadas: el milenarismo profético portugués y el macrocosmos imperial de un mundo exterior nuevo y utópico; y el microcosmos propiciado por el hermetismo neoplatónico que delinea un sujeto ideal andrógino, capaz de acceder de modo igualitario al conocimiento.

Ambos ocupan además un lugar destacado en el desarrollo de la cibercultura, Vieira con el imperio virtual o ciberimperio, Sor Juana con su ciborg andrógino cuyo órgano perceptivo es un gadget que remeda la captación cinematográfica de imágenes.

Entre esas dos instancias, de México a Brasil, y con el desafío de constituir no solo un nuevo escenario que acabe con las desigualdades sino también un nuevo sujeto que lo habite, aparecen los potentes reverberos de las cosmovisiones amerindias (aztecas y tupi) siempre atentas a constituir un paraíso en la tierra, una tierra sin mal con dioses y humanos conviviendo en armonía.//

Textos referidos

Amóra, Antonio Soares. “Introdução”. En Vieira, Antônio. Vieira. São Paulo, Editora Assunção Limitada. S/D: c1950. p. 5-38.
Carvalhão Buescu, María Leonor. “Introdução”. En Vieira, Antônio. História do Futuro. Lisboa, Imprensa Nacional. Casa da Moeda, 1982 p. 9-26.
Causo, Roberto de Sousa. Ficção científica, fantasia e horror no Brasil: 1875 a 1950. Belo Horizonte, Editora da UFMG, 2003.
Centeno, Yvette K. “Messianismo e hermetismo: Vieira e Pessoa”. En Hermetismo e Utopia. Lisboa, Salamandra, 1995, p. 41-81.
De Macedo, Antônio. “Inquisição E Tradição Esotérica: Acção E Reacção No Colonialismo E Ex-Colonialismo Do Império Português”. En O Neoprofetismo e a nova gnose. Da Cosmovisão Rosacruz Aos Mitos Ocultos De Portugal. Lisboa, Hugin Editores, 2003.
De Sousa, José Fernando. “Noticia biographica”. En Vieira, Antônio. Trechos selectos. Lisboa, Typographia Minerva Central, 1897 p. vii-lxxiii
López Castro, Ramón. Expedición a la ciencia ficción mexicana. México, Lectorum, 2001.
Molina-Gavilán, Yolanda y Bell, Andrea L. Cosmos Latinos: An Anthology of Science Fiction from Latin America and Spain. Wesleyan University Press, 2003.
Molina-Gavilán, Yolanda, Andrea Bell, Miguel Ángel Fernández-Delgado, M. Elizabeth Ginway, Luis Pestarini, y Juan Carlos Toledano Redondo. Chronology of Latin American Science Fiction, 1775-2005. Science Fiction Studies 34.3 – 2007
Morales, Ana María. Viajando a la Luna Desde Nueva España: Utopía y Crítica Social en un Texto del Siglo XVIII. Revista Tiempo y Escritura – S/D, circa 2007 –
Pompa, Cristina. “O lugar da Utopia: os jesuítas e a cataquese indígena”. Novos Estudos, 64. Novembro, 2002, p. 83-95.
Rivas, Manuel Antonio de. Sizigias y Cuadraturas lunares [1773/1775] –
Suvin, Darko. Metamorfosis de la ciencia ficción. Sobre la poética y la historia de un género. México, FCE, 1984. [1979]
Vieira, Antônio. História do Futuro. Lisboa, Imprensa Nacional. Casa da Moeda. Introdução, actualização do texto e notas por Maria Leonor Carvalhão Buescu, 1982. [166? / 1718]
Vieira, Antônio. Sermão de Santo Antonio prégado aos Peixes. En Vieira. São Paulo, Editora Assunção Limitada. Introdução, seleção e notas por Antonio Soares Amóra. S/D: c1950. [Pregado em São Luiz de Maranhão, 1654] p. 105-141.
Yates, Frances A. Giordano Bruno y la tradición hermética. Una interpretación clásica del mundo renacentista siguiendo las huellas del hermetismo y de la cábala. Barcelona: Editorial Ariel S.A., 1983 [1964] ////

{MÁS INFORMACIÓN SOBRE VIEIRA, SOR JUANA Y LA CIENCIA FICCIÓN LATINOAMERICANA}

Ou será que o Brasil deveria libertar-se da dominação da Globo?

vc esta sendo manipulado

«Lo que sigue es un repaso por la historia de la Rede Globo, escrito en el interior del estado de São Paulo hacia fines de junio de 2013 cuando se sucedieron las enigmáticas manifestaciones que pasados los años caerían en el olvido por la destitución de Dilma, por la impostura de Temer y por la llegada al poder de Bolsonaro. O Globo en Brasil es el imperio dentro del imperio. Es manipulación. Es poder total.»

***

I.-

TV Globo fue fundada por Roberto Marinho [1904-2003] en 1965, doce meses después del golpe militar que derrotó al entonces presidente João Goulart.
En 1969, con el noticiero ´Jornal Nacional´ nace Rede Globo.
Desde hace unos cuarenta años el noticiero y las novelas, sin contar las transmisiones de fútbol y de carnaval, funcionan como una dupla de acero que, en continuidad horaria, eleva los números de audiencia a alucinantes porcentajes.
El día 4 de octubre de 1972, por ejemplo, el capítulo número ciento cincuenta y dos de la novela ´Selva de Pedra´ alcanzó –según IBOPE- la friolera absoluta del 100 % de audiencia. Novelas posteriores –es decir, con un mayor número de televisores en juego- llegaron a marcar más del 90 %.
Recién en 1990 la Rede Manchete con su emisión de ´Pantanal´ pudo derrotar por primera vez a una de las novelas de su augusta competidora.
Seis empresas privadas controlan el 80 % de la información dentro de Brasil. Las principales son SBT, Bandeirantes, Record y Rede Globo que impera en todos los rubros y con más del 50 % en su poder rige el mercado televisivo. En un país con el 90 % de los hogares con al menos un televisor, O Globo cubre el 99,50 % del territorio.
O Globo es un multimedios compuesto por la emisora televisiva (con cientos de repetidoras incluyendo la ´TV Tem´ de Rio Preto), el servicio de televisión por cable, radios (unas cien), diarios (O Globo es el más vendido del país), revistas, cine, música, teatro, telefonía, servicio de internet –posesión clave en este junio del 2013- y un inextinguible etcétera que deriva en puestos bases internacionales.
O Globo es una de las mayores cadenas del planeta. En 2012, sus ganancias de seis mil millones de dólares la convirtieron en la segunda mayor. Como grupo multimedia está entre los primeros del mundo y sobrepasa a su competidora latinoamericana ´Televisa´, otro monstruo con quien de todas formas ha decidido asociarse.
Las cadenas y los multimedios brasileños, en manos de las famosas siete familias que dominan el espectro, están atravesadas por intereses políticos concretos, además de los confesionales, sean católicos o evangélicos. Contra todo parámetro legal, en un tercio de las radios y de las cadenas de televisión hay políticos profesionales (o familiares directos) ejerciendo puestos directivos.
En un informe de 2008 –Observador de medios de comunicación en América Latina- se determina que en la agenda de las radios, diarios y televisión brasileñas, simplifico los datos, los problemas de corrupción y la vulnerabilidad de las instituciones democráticas ocupan el 60 % del tiempo de emisión o del espacio de publicación, mientras que la voz y la participación de los ciudadanos oscila entre el 1,5 % y el 0 %.
Son datos con cinco años de antigüedad. Nada indica que las cosas hayan cambiado. La decisión -durante los momentos más complejos de las manifestaciones- de levantar la emisión de las novelas por parte de algunas televisoras, de reemplazar en horario central la lata por el ´ao vivo´, el estudio por las calles, el guion por la crónica, el final controlado por la incertidumbre, el ardor de la pasión por el fuego de la lucha, no debe hacernos creer que primó el deseo de la información y de ´lo real´.
El imperio virtual Rede Globo solo desea cobijar, integrar, acunar, acompañar y dominar a la mayor cantidad posible de ciudadanos (consumidores) brasileños. Son sus clientes y ninguna empresa quiere indisponerse con ellos.
Una guerra de imágenes. Tal vez ningún nombre defina mejor la situación. Todas las encuestas de diez años a la actualidad confirman del lado del usuario y del consumidor un dato imposible de refutar y que se advierte en la vida cotidiana: la relación del ciudadano brasileño con la televisión e internet, y la tecnología, es profunda.
Hasta no hace muchos años, reinaban en el país la red social Orkut (de Google). En la actualidad la mitad de los usuarios de esa red en extinción son brasileños. La migración masiva que se produjo a partir de 2010-2011 hacia Facebook llevó a Brasil a ser el país con más usuarios del mundo, 70 millones, después de los Estados Unidos. En 2012, se vendió en Brasil un celular inteligente cada 30 minutos. Esos 16 millones de aparatos incrementaron en un 80 % los números del 2011.
Uno de los carteles íconos de los primeros días de protesta fue ´Saímos do Facebook´. El cartel no decía ´dejamos Facebook´ sino que establecía una dialéctica -´del ciberespacio a la rúa y vuelta al ciberespacio´- como bandera contra la información tendenciosa de los medios de comunicación tradicionales (que, por supuesto, nunca indicaron en la agenda de reclamos los cuestionamientos que caían sobre ellos).
En la ciberesfera circula por estas horas una imagen de la bandera de Brasil con un hombre de traje que empuja el logo de O Globo para que deje de obstruir al planeta azul. Podría aburrirlos deduciendo aspectos sospechosos de esa imagen –que enfatiza la relación país ̸ bandera (nacionalismo), o que está hecha y destinada a la clase media (hombre de traje), o que es machista (hombre), etc. Pero toda esta eventual discusión nos alejaría de un aspecto simbólico fundamental.
El logo de la Red Globo fue diseñado a mediados de la década del setenta por el alemán Hans Donner [1948- ] –responsable, además, de una parte importante del arsenal visual de la cadena incluyendo los noticieros, las novelas, el show de Xuxa, etc. (y relacionado, por ejemplo, con Microsoft).
En primera instancia, el logotipo es la figura del globo terrestre. Sobre él, un rectángulo (aparato de televisión) recorta un nuevo círculo. Ese nuevo círculo representaría el contenido de la transmisión televisiva que llega hasta el espectador. Ahora bien, aunque el diseño original no lo incluye, puede suponerse sin problemas otro rectángulo detrás del planeta original –el mayor- e intuir otro rectángulo dentro de la esfera menor y así al infinito intercalando mundo (´real´) ̸ aparato (´virtual´) hasta disolver la diferencia.

Eso hace O Globo. Si ingresan al sitio [redeglobo.globo.com] verán cómo se mezclan en un mismo plano y sin solución de continuidad la información social y política con aquellas referentes al mundo del espectáculo (novelas). Ni siquiera en un momento como el actual esa mezcla es relativizada.
La principal estrategia de la empresa para instalarse en el cotidiano fue inventar un ´yo´, una subjetividad que provoca un ´nosotros´ inclusivo (y esquizofrénico). Algunos eslóganes históricos de la Red son: ´un caso de amor con vos (o contigo)´ [1998], ´un caso de amor con Brasil´ [1999], ´nos vemos por aquí´ [2011], ´nos preocupamos ̸ nos conectamos con vos´ [2012]. Por estas horas, la GloboNews –que se transmite en portugués- utiliza como latiguillo ´nunca desliga´, algo así como ´nunca se apaga, nunca se desconecta´, e invita a entrar en ´la realidad en alta definición (HD)´.
El juego es claro. Asfixiante omnipresencia discursiva, quiebre de la distancia entre animado e inanimado (O Globo nos habla) y de la diferencia entre ´real´ y ´virtual´ que se resume en la idea definitivamente instalada por la empresa: Brasil y Rede Globo son una y la misma cosa. Si toman imaginariamente el paño amarillo romboidal que en la bandera brasileña hace las veces de fondo del planeta azul y lo disponen sobre lo verde como si se tratara de un rectángulo dentro de otro, verán que esa alternancia entre rectángulo y esfera tiene un aroma reconocible.

II.-

En el segmento inferior de ´Memória Globo´ [memoriaglobo.globo.com], uno entre las decenas de sitios que posee la mega-empresa, aparece un mapa con las categorías principales: ´Jornalismo´, ´Esporte´, ´Educativo´, ´Entretenimento´, ´Perfis´ (de donde tomé los datos del diseñador Donner), ´Acusações falsas´ y ´Erros´.
En la sección dedicada a las ´acusaciones´, la Rede se defiende de ciertos problemillas sobre los que puedo hacer la vista gorda porque es en los dos ´errores´ reconocidos por la propia multinacional donde vale la pena detenerse.
El primer error –titulado Direitas, já!´ (1983-1984)- se refiere a las manifestaciones y actos que se sucedieron durante los años finales de la dictadura brasileña para pedir la convocatoria a elecciones democráticas directas. ¿Cuál fue el desliz de la Rede? El presentador del ´Jornal Nacional´ con las imágenes de los espacios públicos repletos de personas manifestándose conectó esa masiva actividad social y política… con los festejos por los 430 años de la ciudad de São Paulo. La disculpa de la multinacional fue la presión sufrida por parte del gobierno militar para no mostrar las manifestaciones.
El segundo error reconocido -´Debate Collor x Lula (1989)´- nos retrotrae a las primeras elecciones presidenciales por voto directo desde el fin de la dictadura. Se presentaron 23 candidatos. En el interregno de la primera y la segunda vuelta se organizaron dos debates entre los triunfantes –Fernando Collor de Melo (apadrinado por Marinho) y Luiz Lula Da Silva (PT). La edición que ofrecieron sus noticieros, con más del 60 % de audiencia, al día siguiente del segundo debate fue tan escandalosamente manipulada que a la Rede Globo le resulta hoy más beneficioso confesar. Los editores reconocieron haber tomado como parámetro el fútbol (confusión entre política y deporte que en estos momentos hierve como nunca en su pantalla). Consideraron ganador a Collor, y así resumieron el debate. Collor, en efecto, pocos días después, ganó.
Nadie puede asegurar que esa manipulación causó la derrota de Lula en 1989. Tampoco hay elementos para suponer que en las manifestaciones de los últimos días los saqueos y la violencia provengan de infiltrados (¿azuzados por la Rede?). Sin embargo, el modo de representación y las estrategias de comunicación deberían ser analizados. Cualquier especulación sobre ´lo sucedido´, necesita como advertencia que la Rede está acostumbrada a mentir sin frenos ni control desde la época de la dictadura.
Durante estos revirados días juninos de 2013, los comentaristas se remontaron hasta 1992 para encontrar un antecedente de movilizaciones con magnitud semejante, cuando los ciudadanos brasileños habían ocupado las calles para reclamar por la salida de la presidencia del otrora triunfante candidato de la Rede Globo.
´Fora Collor´. Y Collor renunció. Al año siguiente, en 1993, la BBC da a conocer un documental Beyond Citizen Kane (Muito Além do Cidadão Kane) en el que la empresa y Marinho son presentados como un imperio con su déspota de turno. Marinho -con el altruista fin de no decepcionar a los documentalistas- logra la censura del material dentro del territorio nacional.
La multinacional trató, y trata, de ser coherente. La impulsa un afán ´gobernista´ (oficialista) al que traiciona sin más si ve afectado su propio beneficio. Cuando ocurrieron aquellas marchas contra Collor, Rede Globo abandonó a la criatura de su invención en medio del río y se unió a la ola de protestas.
Sus estrategias claves para no salir nunca perjudicada han sido demagogia, tergiversación, manipulación. Un error que la Rede no reconoce en su mea culpa es la alteración de los datos en la elección de 1982 para intendente de Rio de Janeiro. O Globo publicó resultados falsos –en aparente conexión con una empresa de proceso de datos, Proconsult- que beneficiaban al candidato militar y que perjudicaban a Leonel Brizola, a quien finalmente se le reconoció el triunfo.
En la campaña de 1989 para la presidencia, Lula –consciente del poder al que se enfrentaba que, por supuesto, no era Collor- se propuso ´contra-informar´ a la población mediante Rede Povo. Su argumento era sencillo: es inaceptable que un grupo de personas decida la agenda de decenas de millones.
Durante sus dos mandatos presidenciales -2003-2010-, Lula recordó la necesidad de luchar contra los oligopolios mediáticos. Si bien nadie mejor que él conocía de qué manera Rede Globo se aliaba –y se alía- a otras empresas mediáticas para regir la opinión pública en Brasil, sus acciones fueron erráticas.
En 2009, el Supremo Tribunal Federal abolió la Ley de Medios de 1967 y dejó un vacío legal que conduce los litigios con los medios de comunicación a la justicia ordinaria. Al día de hoy y más allá de algunas modificaciones no existe una Ley de Medios –o al menos una discusión en ese sentido- que cuestione el poder de esos imperios de la información.
(Por ejemplo, el canal de noticias de Bandeirantes, BandNews, durante la semana del 17 al 21 de junio, una de las más fuertes en cuanto a las movilizaciones, entre informe e informe repitió hasta el hartazgo un programa info-comercial, presentado como periodístico, sobre el nuevo sistema de seguridad privada que funcionará durante el Mundial 2014 en los estadios de fútbol y que se convertirá en una de las principales herencias, según festejaba el empresario involucrado, para Brasil. Innecesario remarcar las implicancias de una nueva fuerza policial paralela en un país cuasi militarizado.)
En el actual contexto socio-político brasileño, uno de los enigmas principales es por qué, en determinado momento, los medios comenzaron a apoyar las manifestaciones.
Es bastante probable que se trate de una remake de Collor´92: no indisponerse con los ciudadanos. Ese gesto les permite manipular la amplia agenda de los manifestantes. Se ubican como mediadores de los discursos y como interlocutores con el arco político. Decidir qué y cómo se dice, qué y cómo se muestra es un juego simple para quienes –con la ironía habitual de denominarse ´autónomos, imparciales, independientes´, etc.- alteraron datos eleccionarios.

III.-

A continuación enumeraré algunos de los repetidos mecanismos de manipulación de la información que utilizó GloboNews durante las transmisiones de las protestas:

a) buscó acotar los reclamos al transporte y al desencanto con la clase política (dependiendo de qué políticos, qué partidos, etc.). A la presidenta Dilma Rousseff no la atacó aunque sugirió problemas para las elecciones presidenciales de 2014. Al día de hoy, con el pacto de reforma y el plebiscito en danza, la atención se dirige hacia las negociaciones entre políticos para intentar cerrar el capítulo ´manifestaciones´.

b) infantilizó: sin reconocer la compleja composición social de los manifestantes, el canal de noticias usó de forma abusiva supuestas encuestas de su amiga IBOPE con el fin de remarcar un perfil juvenil, adolescente que en un futuro lejano cambiará el mundo. Repitió hasta el hartazgo ´simulacros de manifestaciones´ en las que niños de cuatro, cinco, seis años pintaban carteles con sus padres en las plazas.

c) editorializó en base al ´porém´: las manifestaciones comenzaron de forma pacífica, ´sin embargo´ apareció la violencia. Se instaló en el lugar mayoritario del apoyo, para luego disolver a los ojos y oídos del espectador la legitimidad del reclamo, asustarlo y justificar el accionar de la policía que, casi siempre, inicia las agresiones.

d) criminalizó la protesta: reiteró al infinito que la violencia es generada por ´vândalos´, por ´bandidos´, por ´criminosos´, etc., sin indagar y sin reconocer que pueden ser infiltrados. El recurso de estigmatizar y de confundir tanto al denominado ´vândalo´ como al militante proviene de la época de la dictadura.
El fabuloso cine clase B brasileño de la década del setenta da cuenta de eso. Lúcio Flavio, o passageiro da agonía [1977] del argentino Héctor Babenco es un buen ejemplo de cómo a los ojos de la policía y de los medios el ´bandido´ tiene toda la apariencia del militante. Babenco cuestiona el accionar policial.
Los medios de noticias brasileños actuales apenas si mencionan los excesos y no dudan en ofrecer el micrófono a los policías para que expliquen. El paroxismo delirante de esa postura no-informativa fue alcanzado en las últimas horas. GloboNews puso en pantalla una encuesta de IBOPE sobre el apoyo o no a la violencia en las manifestaciones. Mientras la periodista presentaba los porcentajes, comentaba que esos números podían no reflejar ´la realidad´ porque las encuestas fueron realizadas en la calle durante las protestas y, en consecuencia, pudo haber respondido algún ´vândalo´. Rede Globo es capaz de alcanzar el absurdo y sobrepasarlo. La forma de titular las matanzas en las favelas –que son reactivadas en estos días- no resiste el menor análisis.

e) despolitizó: el canal machacó en la necesidad de no llevar banderas de partidos políticos y hasta mostró cómo se quemaban las banderas rojas de los partidos de izquierda. Alentó, y alienta, al nacionalismo (fascistoide) a través de la bandera de Brasil y del Himno que fue cantado innúmeras veces en las marchas. No debería sorprender que en la campaña de Collor de 1989, el ataque a la ´bandeira vermelha´ [roja], el gesto nacionalista del ´verde e amarelho´ y el uso del Himno estuvieran presentes en su discurso prefabricado.

f) inventó noticias: la Rede evitó que hablaran los líderes y los manifestantes. Se los entrevistó, pero sin continuidad y por segundos. La explicación de lo que sucede pasó por periodistas, analistas, profesores, tecnócratas, etc., todos encerrados en sus gabinetes, todos creyendo lícito ser la voz de ´los jóvenes´. (Uno de los actos mercenarios más repugnantes fue ver a algunos profesores de las universidades públicas brasileñas ir a los programas de televisión para decir lo que la empresa quería escuchar y conservar así sus prebendas laborales.)
Entre el viernes 21 y el sábado 22, la revista Veja con su titular ´Os sete días que mudaram o pais´ (en tapa, la foto de una joven envuelta en una bandera brasileña) y GloboNews con una crónica en la que aseguraba que MPL –el movimiento Passe Livre- ya no tenía nada que ver, dieron por cerradas las manifestaciones que, casi una semana después, aún continuaban. En varias oportunidades periodistas informaron sobre el accionar policial para después desmentir asegurando que se trataba de un ´pequeño error´ (las redes sociales marcaban esas mentiras flagrantes). En la crónica del sábado 22, una periodista afirmó que en cuanto a lo que sucedía con las manifestaciones, incluyendo a políticos y a policías, ya nadie sabía bien quién era quién.
Por todo esto resulta tan importante el trabajo de ´contra-información´ como el desarrollado por ´mídia N.I.N.J.A.´ –acróstico de Narrativas Independentes Jornalismo e Ação- por supuesto bloqueada en las redes sociales.
En el documental antes mencionado de la BBC una única vez se escucha la voz de Marinho. El empresario responde a las acusaciones de manipulación con una propuesta. Si los ciudadanos no están conformes que hagan como él: que tomen una videocasetera, un amplificador de señal y una antena, que los conecten y ¡a transmitir! Más allá del cinismo de quien detenta un todo-poder, la idea está lejos de ser una locura y es, de hecho, lo que ´mídia N.I.N.J.A.´ y otros hacen en este momento.
Según Serge Gruzinski -La guerra de las imágenes; El pensamiento mestizo- existe una relación directa entre las batallas del siglo XVI con imágenes, en su mayoría religiosas, para dominar a los pueblos originarios por parte de los europeos y los actuales imperios mediáticos, sostenidos por la televisión, como Televisa, en México, y O Globo en Brasil. En La guerra de las imágenes, a la hora de pensar Televisa y su relación con el Estado mexicano, Gruzinski lanza una pregunta pertinente para un contexto de conflictividad social: ´¿el dominio de la comunicación no vale hoy tanto como el de la energía, y la guerra de las imágenes tanto como la del petróleo?´
Dilma acaba de reimpulsar un proyecto existente antes de las revueltas para traspasar los royalties del petróleo al presupuesto de educación. (La educación pública como tal apenas si alcanza las tres décadas de existencia.)
El documental de la BBC cierra con dos estocadas. La primera es recordar que el poder de la Rede Globo nació durante la dictadura y que eso le ha impedido una revisión de aquellos tiempos. En 2012 Dilma creó una ´Comissão da Verdade´ para investigar los crímenes durante la dictadura brasileña. El mito de la ´dictadura blanda´ (no murieron tantos, su fatal argumento) ha hecho estragos en estas tierras.
La segunda ´facada´, la última frase pronunciada en el film, es letal. El documental finaliza con el logo de la multinacional invadido por cucarachas que ´se lo comen´ hasta dejar aparecer el rostro del cínico fundador. La voz del narrador pregunta: ¿podrá Marinho liberarse de ese pasado apegado a los crímenes de la dictadura… o acaso será necesario que Brasil se libre de O Globo?

-São José do Rio Preto, SP – 20 al 24 de junio de 2013-

{PRIMERA VERSIÓN 2013}

‘De Sor Juana, imperios caídos y otros sueños’ – Juan C. Toledano Redondo

«Introducción a la edición número 23, julio-agosto de 2011, de Istmo. Revista virtual de estudios literarios y culturales centroamericanos. [ISSN: 1535-2315] dedicada a la ciencia ficción centroamericana y caribeña»

{MÁS INFORMACIÓN SOBRE SOR JUANA Y LA CIENCIA FICCIÓN}

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De Sor Juana, imperios caídos y otros sueños

Como explica Rachel Haywood Ferreira en “Back to the future: the expanding field of Latin American science fiction”: “Not only has there been a wave of publication in science fiction in the last two decades, but there has been an exponential increase in critical studies of the genre, particularly in the areas of bibliography and genre history.” (352).
Quizá no sea realmente oportuno escribir aquí un listado de los responsables de este incremento, pero valga citar algunos proyectos comunes en los que han colaborado muchos de los que trabajamos para que el género sea reconocido dentro y fuera del todopoderoso mercado norteamericano. Es por esta supremacía de la ciencia-ficción (cf) en inglés, que muchos de estos textos también han sido escritos en esta lengua.
Déjenme al menos citar a tres de los, a mi modo de ver, más importantes. El primero, publicado inicialmente en español en la revista Chasqui, y posteriormente en inglés, siete años después, en Science Fiction Studies (posiblemente la revista académica con más prestigio de los EE.UU.), es la “Chronology of Latin American science fiction, 1775-2005”, co-editada por Yolanda Molina Gavilán, Andrea Bell, Miguel Ángel Fernández Delgado, Elizabeth M. Ginway, Luis Pestarini, y un servidor. Y digo que es importante no porque yo fuese uno de los co-autores (que honestamente creo que llegué ahí de rebote), sino porque hasta su publicación entre el 2000 y el 2007, apenas si existía un listado comprehensivo de la cf en América Latina –y qué duda cabe de que ésta es aún incompleta–. A comienzos del nuevo milenio también se empieza a forjar la bio-bibliografía Latin American science fiction writers: an A-to-Z guide, coordinada y editada por Darrell B. Lockhart en el 2004. Y finalmente, y en el aspecto más creativo, se tradujo y publicó una colección de cf de autores de habla hispana en Cosmos Latinos: An Anthology of Science Fiction from Latin America and Spain, en el 2003, coordinada y editada de nuevo por Molina y Bell (y creo que hasta hoy es la única de este estilo).[1]
A este grupo, como dije arriba, se le podría sumar un gran número de artículos publicados en las revistas académicas más prestigiosas del género. Pero habría también que citar el esfuerzo de algunas editoriales académicas, donde destaca sin duda Wesleyan University Press, que con su colección Early classics of science fiction está dando cabida a títulos como The Emergence of Latin American Science Fiction de Haywood Ferreira (2011), el ya citado Cosmos Latinos: An Anthology of Science Fiction from Latin America and Spain, y de próxima aparición, una traducción al inglés de El anacronópete de Enrique Gaspar, obra que ha reabierto y cerrado el debate sobre qué autor noveló primero de una máquina del tiempo en el siglo XIX, siendo el diplomático y zarzuelista español el ganador, pues su obra fue publicada en Barcelona en 1887 y la de Wells en 1895.[2]
Además de estos desarrollos en el mundo anglo-sajón, la cf está tomando fuerza también en la investigación de algunos de nuestros países, aunque honestamente, este desarrollo va un poco más despacio. Si bien es cierto que siguen apareciendo volúmenes de crítica literaria,[3] el número de textos críticos publicados en España o América Latina sobre cf es realmente pequeño, máxime si se le compara con el publicado en los EE.UU. –que también es escaso ya de por sí.
Aparecen sí, colecciones de cuentos con estudios críticos en sus introducciones o prólogos, como es el caso de la colección mejicana Visiones periféricas editada en el 2001 por Miguel Ángel Fernández Delgado, la Antología de la ciencia-ficción española, 1982-2002 de Julián Díez en 2003, o la cubana Crónicas del mañana. 50 años de cuentos cubanos de ciencia ficción editada en el 2008 por Yoss, entre otras (no muchas).
Como explica Susana Sussman en su artículo sobre la cf venezolana publicado en este número de Istmo, ha sido la llegada de Internet la que “ha contribuido a hacer crecer exponencialmente la cantidad de personas comprometidas con lo fantástico” (8). El Internet ha abierto un espacio editorial, el virtual, a muchos textos que de otro modo seguirían en algún cajón esperando mejores tiempos para ver la luz. De nuevo Sussmann apunta que “[h]oy por hoy sobran las revistas virtuales dónde publicar y, más importante aún, dónde leer de manera gratuita cantidades ingentes de literatura fantástica contemporánea” (8) (ni que decir tiene que Istmo se acaba de unir con este número a ese grupo de espacios donde la cf tiene cabida). Algunas revistas a las que alude Sussmann son la revista virtual Axxón, con sus tres décadas de existencia, y la también virtual Alfa Eridiani, con una década publicando en línea. Una tercera, cubano-española, es miNatura, que lleva doce años en activo. Hay muchas más, como indica Sussmann, pero especialmente debemos de celebrar la aparición de otra: la revista académica Zanzalá. Estudos de Ficção Científica de Alfredo Suppia en Brasil, cuyo primer número apareció en junio del 2011. Zanzalá es la primera revista académica revisada por pares de América Latina y acepta trabajos nada menos que en cinco idiomas, entre ellos español. Quisiera apuntar que en el espacio virtual de los EE.UU. ya existe un proyecto (aún sin nombre) para crear la primera revista académica revisada por pares en español, portugués e inglés de los EE.UU., gracias al auspicio de la University of South Florida en su portal de revistas virtuales.
En este contexto del “regreso” de la cf latinoamericana, como lo tilda Haywood Ferreira, es donde estamos hoy. Cuando se inició el proyecto de publicar un número sobre la producción de cf en el Caribe Hispano y Centroamérica para Istmo, sabía que existían focos de alta producción como Cuba y Costa Rica, siendo Costa Rica un país donde la cf se ha desarrollado exponencialmente en la última década. Sin embargo, otros lugares aparecían baldíos, sobre todo si uno miraba a los textos de investigación citados anteriormente. Así, países como Honduras o Panamá, ni siquiera aparecen en el listado de la “Chronology of Latin American science fiction, 1775-2005” del 2007, Nicaragua tiene una entrada de 1959, mientras que otros como Guatemala, y El Salvador, aparecen con un pasado esperanzador, pero con un presente que no refleja ese pasado. Ni que decir tiene que en la “Chronology” no están todos los que son, pero indudablemente nos sirve de punto de partida testimonial e investigativo.
La propia Sussmann, tilda a la cf venezolana en su artículo en esta revista como “verdadero amor al arte”, y afirma: “Creo que la ciencia-ficción venezolana actual propiamente dicha tiene tres representantes, que son Jorge De Abreu, Ronald Delgado y quien escribe estas líneas.” (12). Igual pasa cuando miramos al Caribe insular y vemos que casi nadie en la República Dominicana se dedica de pleno al género, o que en Puerto Rico la cf cuenta con dos de las mejores novelas de los últimos tiempos, pero carece de un grupo de escritores conocido.
Déjenme detenerme un momento aquí, pues de hecho, las novelas Soulsaver, de James Stevens-Arce y Exquisito cadáver, de Rafael Acevedo muestran otro pasado esperanzador sin frutos presentes. Aunque Soulsaver apreció primero en 1998 con el título en español El salvador de almas, no se publicó como novela independiente hasta que fue editada en inglés en el 2000. Su aparición en español se debe a que ganó el primer premio UPC de Barcelona en 1997. Fue en realidad una traducción al castellano de Rafael Marín, pues fue presentada en inglés al concurso. Por su parte, Exquisito cadáver fue mención en el prestigioso Casa de la Américas del 2001. Así pues, ambos trabajos colocan el listón bien alto para la cf puertorriqueña. Apenas nada más. Raúl Aguiar, quien edita la revista virtual de pensamiento ciberpunk Qubit, dedicó en el 2008 el número 38 de la revista a la cf de la isla, editando algunos cuentos, pero para nada un movimiento de autores, aficionados y publicaciones como la de su propia Cuba. El artículo inicial del número, escrito por el poeta Manuel Clavell llama a la relación de Puerto Rico con la cf de “coqueteo”.
Y es que realmente Puerto Rico y la República Dominicana lo tienen difícil al compararse a una Cuba donde hay decenas de escritores y publicaciones desde la década de los sesenta, y que albergó el único premio nacional-estatal de cf del mundo hispano desde 1979 hasta 1990 (Premio David), dando lugar a una lista de autores que han alcanzado cierta fama nacional e internacional, como Daína Chaviano, Yoss, o Vladimir Hernández Pacín entre muchos otros (el propio Erick Mota, que publica en esta revista). Además en Cuba, la tan traída división entre hombres y mujeres en la cf ha quedado más bien diluida, ya que desde el principio fue un movimiento que aglutinó a hombres y mujeres. Como detalla el artículo de Raúl Aguiar en esta revista: “[…] parece innegable […] que la ciencia-ficción, como género literario, ha ido evolucionando con los años y ya no tiene, al menos en nuestro país, ese “estigma” de una literatura escrita sólo por hombres y centrada por ello en ciertas formas escriturales e intereses específicos. ” (13-14)
No hay que olvidar que el primer David lo gana Daína Chaviano, y el último Gina Picart en 1990, y que en los talleres de literatura de cf de los ochenta (y del presente) se aglutinaban hombres y mujeres por igual. La misma Chaviano apunta en la entrevista que aparece en esta revista que “[s]iempre me preguntan si me he sentido discriminada por esto o por aquello, en la vida o en la literatura, pero nunca ha sido así. Y tal vez si ha ocurrido, soy tan despistada que no me he dado cuenta […] lo cual supongo que es una bendición.” (3) La entrevista, realizada por el editor de miNatura, Ricardo Acevedo, responde a algunas ideas que investiga el mismo Aguiar en su cartografía.
Es también de Cuba que nos llega, en esta revista, una propuesta radical: “Escribir una nueva tendencia dentro del género apoyada en las dictaduras militares, las guerrillas de la izquierda, el misticismo asociado a la figura de los dictadores y el folklore único de estas tierras no sólo es tentador. Si se hace correctamente podría desarrollar una nueva corriente literaria y estética dentro de la ciencia-ficción moderna.” (14)
La propuesta es la del escritor y ensayista Erick Mota. En su artículo nos propone que la cf caribeña debe de dejar de imitar las formas estéticas de la literatura anglosajona –sobre todo del cyberpunk– para crear su propio ciberpunk, con i latina.
Otra propuesta radical es la del crítico argentino Roberto Lépori y su relectura del poema “Primero sueño” (1685) de la novohispana Sor Juana Inés de la Cruz a través de claves teóricas de la cf. Lépori hace un importante y profundo recorrido por las teorías que lo llevan a concluir que esta relectura no es tan arriesgada, dentro de lo que llama “ciencia ficción barroca”, y que nos permiten presentar a Sor Juana, quizá como la primera escritora de cf de América Latina.
¿Y qué hace un ensayo sobre Sor Juana en un número sobre cf del Caribe hispano y Centroamérica? Quizá se pregunte el lector. Lépori me convenció con el siguiente argumento: recordemos que Sor Juana no es “mejicana”, ya que Méjico aún no existe como nación, sino que es súbdita del Virreinato de Nueva España, novohispana pues, que incluye lo que hoy llamamos Centroamérica y el Caribe. Sin duda el ensayo más extenso de los presentados, quizá sea también el más intenso.
Sin ser menos importantes, nos llegan dos ensayos más sobre Costa Rica, que como indiqué arriba, ha crecido exponencialmente en la producción de cf y también en la crítica académica a ésta. Si bien hemos visto aparecer autores como Laura Quijano Vicenzi, Jessica Clark, Laura Casasa Núñez, Antonio Chamu, David Díaz Arias o Iván Molina Jiménez, la investigadora Verónica Ríos nos recuerda que la cf del país tiene precedentes en figuras como la de Carlos Gagini y su conocida novela anti-imperialista La caída del águila de 1920. Novela que utiliza la cf para adelantar el constante intervencionismo de los EE.UU. en América Latina a lo largo del siglo XX y como comentario crítico de un intervencionismo y conquista que ya había sido notorio durante el XIX. Este miedo al coloso del norte se mezcla además con los deseos del protagonista principal de mantener una distinción de lo hispánico frente a lo sajón –aunque a veces queda un tanto rancia– y un anhelo de mejorar Costa Rica a través de los criterios científicos de progreso imperantes a finales del XIX y comienzos del XX.
El ensayo de Ríos nos abre las puertas hacia la cf de una Costa Rica de hoy, en la que todos los autores del momento que nombré anteriormente, se unieron para compendiar la colección Posibles futuros. Cuentos de ciencia-ficción (2009) [4], dando lugar a una breve pero celebrada primera colección de seis autores del país, en un poco habitual mano a mano entre ellos y ellas.[5]
De este grupo, es destacable la labor del historiador Iván Molina como difusor del género en Costa Rica y fuera de ella. Es además el autor con más obras publicadas (tres colecciones de cuantos), y es a estos cuentos a los que David Díaz Arias dedica su ensayo en esta revista. Díaz repasa la obra de Molina para después centrarse en el tema de la nostalgia que recorre algunos de sus cuentos cuya temática es el viaje en el tiempo. Quisiera destacar que una característica que Díaz ve en los cuentos de Molina Jiménez es, a mi modo de ver, extrapolable a casi toda la cf de calidad en español, una literatura que “ […] pone énfasis en las relaciones sociales, las identidades, los encuentros, las experiencias y en los sentimientos de los personajes […] ”, en vez de ser “ […] una ciencia-ficción que se interesa por la caracterización de la tecnología futura […] ” (12). Como la de Molina Jiménez, la cf en español está, principalmente, “centrada en lo humano” (12).
Yo tengo poco más que decir. Aquí sigue el testimonio de estos escritores, críticos y ensayistas que han contribuido amablemente a este número 23 de la revista Istmo que he tenido el privilegio de dirigir. Como dice Roberto Lépori en su artículo sobre Sor Juana, “[s]uspendan por un momento la incredulidad […] ” (18) y abran los archivos que acompañan esta presentación. ¡Qué disfruten!

Notas

[1] Debe de notarse una inevitable aparición de la aportación de España en la cf en español en general. Primero por razones obvias de lenguaje, segundo por el peso editorial de España, que incluye también revistas y premios como el UPC de Barcelona, y tercero porque las revistas y foros de la cf en español no excluyen en función del origen, pero sí muchas veces, en función de la lengua, así las revistas que publican en español tienen habitualmente una variada representación nacional del mundo hispano. Separarlos puede ser práctico con fines metodológicos regionales o nacionales, pero es, a mi modo der ver, artificial y hasta problemático.
[2] Válganos de referencia al tema un artículo de El País y otro de la BBC que pueden hallar en la bibliografía (Andreu; Westcott).
[3] Como los de Gabriel Trujillo Muñoz, Biografías del futuro: la ciencia ficción mexicana y sus autores, y Ramón López Castro, Expedición a la ciencia ficción mexicana, publicados en el 2000 y el 2001 respectivamente; o las de Luis Cano, Intermitente recurrencia. La ciencia ficción y el canon literario hispanoamericano, y Pablo Capanna, Ciencia ficción. Utopía y mercado, ambos publicados en Buenos Aires en el 2006 y 2007 respectivamente.
[4] Hay más autores que han escrito cf en Costa Rica. Daniel Koon da una lista más completa en su sitio web.
[5] Véanse las críticas aparecidas en Axxón y en Cosmocápsula.

* Juan C. Toledano Redondo. Lewis & Clark College, Portland, Oregon, EE.UU. toledano@lclark.edu  //

Virtuales Gurúes Impostores

Virtuales Gurúes Impostores / El hacktivismo y la revolución pendiente de la cultura libre y abierta. < Cibercrónica >

“Esa persona ha cometido probablemente el primer robo sistemático de capital social en el mundo P2P.” [Franz Nahrada, 08 2013]
“¡No se lo puede llamar activista! ¡Es un delincuente!” [Beatriz Busaniche, 08 2013]
“La historia necesita ser contada ¡y será contada!” [Michel Bauwens, 08 2013]

{Resumen} Esta crónica cibercultural reconstruye la historia de un joven hacker argentino que erosionó, a través de la mentira sistemática, la sustitución de identidad y el terrorismo psicológico, un segmento de la trama destinada a la ´revolución de la cultura libre y abierta´ integrada por fundaciones, cibercorporaciones, productoras audiovisuales, medios de comunicación, dependencias gubernamentales, organizaciones, universidades, propuestas pedagógicas alternativas, antropólogos esotéricos, niños índigo, profetas del transhumanismo, entre otras instancias y entelequias. Después de haber merodeado decenas de proyectos tecno-redentores, de haber alcanzado la asesoría de Conectar Igualdad, programa estatal dedicado a acortar la denominada brecha digital, de haber complotado para convertir en viral a La Educación Prohibida, primera película argentina financiada colectivamente, crítica de la educación tradicional y defensora de pedagogías para seres humanos del nuevo milenio, el joven hacker traicionó a sus pares y al anhelo intrínseco de un nuevo orden social que habrá de trascender el Mercado, el Estado y el Capital con las nuevas tecnologías como estandartes. La historia de ese infatigable experto de personalidad múltiple es conocida por quienes voluntaria e involuntariamente formaron parte del entramado al momento del atentado y de su triunfo repentino. Para el resto, el hereje digitalista -¿mutante en un sistema al borde del delirio?, ¿parásito de ciénagas académicas?, ¿engendro de la wikipolítica? ¿gurú anti-sistema?, ¿revolucionario?, ¿terrorista?, ¿impostor?, ¿héroe del siglo XXI?- es un anónimo.///